El Instituto Bruno Leoni de Milán, recoge un artículo de Carlo Stagnano publicado en «L´ímprenditore», en julio de 2013, para quien Italia tiene una enfermedad y tres problemas. La enfermedad es una Hacienda pública fuera de control y los problemas: un mal diagnóstico, un tratamiento médico incorrecto y un facultativo reacio a terapéuticas alternativas ante la gravedad de la situación.
Junto a ello se anuncian subidas de impuestos para 2014, especialmente en el IMU (similar al IBI español) junto a un incremento del IVA desde octubre 2013 que provoca una fatiga impositiva a los ciudadanos, especialmente en Véneto, en donde residen unos 200.000 parados ( Diario «Corriere del Veneto» de 2 octubre de 2013) .
Tambien para 2014-2015 se anuncia una subida de impuestos especiales sobre alcohol, tabaco y carburantes y el corte de las deducciones fiscales por seguros de vida (Diario « Panorama » de 13 septiembre 2013).Se ha constatado una pérdida del PIB italiano durante los últimos 20 años y una pérdida de competitividad subyacente en todos los sectores, evitando abordar problemas estructurales.Tambien en Italia se acusa al sector público en la forma y modo en cómo está organizado y en cómo se gasta el dinero del contribuyente. Sufre una presión fiscal, según declaraciones del presidente del Tribunal de Cuentas de la República, Sr. Luigi Giampaolino, del 53% en 2013. La consecuencia, una evasión fiscal o «economía sumergida », fijada en el 18%. La deuda pública que supera el 130% del PIB, recuerda a los italianos momentos amargos de la crisis de 1990 como consecuencia de la I Guerra del Golfo .La solución ofrecida por Stagnaro para romper la deuda, el déficit y la presión tributaria es reducir el perímetro del Estado. Hecho que plantea la siguiente pregunta, si lo público se privatiza, ¿hasta qué punto podrá garantizarse la objetividad e independencia de los servidores privados? Porque si todo se privatiza, el Estado no tendría necesidad de ser y las leyes no perseguirían el bien común y sin ese fin, la legitimación del poder queda vacía. Es posible que la legitimación del Estado sea evitar una inquietante orientalización de occidente. Pero esta opción comprometería, sin duda, la dignidad de la persona en sus muchas manifestaciones; se quiera o no, son las bases cristianas del continente que sustituyó a la barbarie que imperaba.Un porcentaje importante del gasto público italiano se debe al protagonismo mercantil del Estado. Se asumen gastos propios de cualquier industria pero sin la incertidumbre del mercado estrictamente privado.Para Spini, la co-gestión público-privada ofrece mayor eficiencia e independencia política de los gestores, aunque no siempre lo político entorpece una buena administración. Tambien la personalidad y el «modus» de cada gestor y su circunstancia, su liderazgo, propio o inducido, tiene un papel relevante. Y el análisis resulta más complejo que una simple opción reduccionista: o público o privado. E incluye no solamente una lectura financiera sino tambien humana. La ética de la responsabilidad provoca que se asuman consecuencias que es muy diferente a diluirlas sobre los ciudadanos. Cuestión no percibida en la UE y que genera un deterioro de la credibilidad democrática porque implica tiranía: imponer la fuerza de los poderosos (Estado, Banca) sobre los más débiles.