Hoy recibimos en nuestra seccion de pedagogía del piano las interesantes reflexiones del joven pianista chileno Ítalo Coello, con veinticinco años de edad, joven pero experto pues cuenta en su haber con diecisiete años de estudio del piano.
Estudió 2 años de manera particular Piano con su padre, maestro de Piano, Gabriel Coello. Estudió 10 años en el Conservatorio de la Universidad de Chile, con la profesora Elisa Alsina Urzúa. Estudió 5 años de estudio de Jazz. Dirigió la Orquesta BigBang de Jazz de la Escuela Superior de Jazz, dirigida por el bajista Cristian Gálvez. Actualmente se dedica a hacer clases particulares y conciertos de música clásica y Jazz. También se ha insertado en el campo de la música popular, dando pie a su histrionismo y cercanía al público.
¿Qué opinas sobre practicar estudios de piano?
Para mí el practicar piano es muy importante, ya que es una fuente inagotable de sonidos e ideas con las cuales uno tiene la oportunidad de investigar y abordar de acuerdo a nuestros intereses personales, ya sea como compositor, intérprete y músicos de otros instrumentos.
Generalmente es importante que los intérpretes en otras carreras musicales tomen clases de piano, para poder abrir el espectro del análisis y la creación musical.
No por nada es el instrumento del cual se han extraído las grandes obras musicales que conocemos hoy en día. Como por ejemplo: Novena Sinfonía de Beethoveen, Rachmaninoff Concierto n°2 y 3 para piano y orquesta. Cabe rescatar, la obra escrita por George Gershwin titulada “Porgy and Bess” y muchas otras que se llevaron desde el piano a las orquestas.
¿Crees que son necesarios los estudios de piano? ¿En qué medida?
Sí, es necesario tener estudios de piano. Pero quiero hacer una observación al respecto. Cuando uno estudia piano, es importante tener en cuenta que gran porcentaje del éxito es el estudio personal, igualmente también es necesario, tener un muy buen profesor guía. En mi caso mi padre fue mi primer profesor de piano, él me entregó todo lo necesario para poder entrar a estudiar en el Conservatorio de la Universidad de Chile. En ese lugar, estudié con la profesora Elisa Alsina Urzúa, quien estudió con Flora Guerra, ella estudió a su vez con Rosita Renard, quien estudió con Martín Krause, él fue alumno de Franz Liszt, quien estudió con Karl Czerny, quien fue alumno de Beethoven. A qué quiero llegar con esto, que es muy importante estudiar con buenos profesores guías que entreguen conocimiento de sus experiencias y musicalidad, pero es muy diferente conocer el camino que recorrer el camino.
Es vital y urgente nuestro estudio personal, lo cual nos permite progresar y conocernos a nosotros mismos, sin dejar de mencionar los beneficios para nuestro cerebro. A medida que nosotros estudiamos desde una temprana edad, el cerebro se hace más grande creando mayores conexiones neuronales. Por ejemplo, el cerebelo crece en un mayor porcentaje y crea mayores conexiones eléctricas. El cuerpo cayoso que es la membrana, (tejido) que une los dos hemisferios, crece y se fortalece para que los dos hemisferios trabajen juntamente, para desarrollar destreza y disociación en ambas manos. También las pareas encargadas de oír y analizar la música crecen. Hay muchos más, pero esos son los beneficios más importantes del estudio de piano.
¿Qué cuadernos recomiendas? ¿Por qué?
Recomiendo para pianistas iniciantes algunos como: Selección de clásicos, maestros del clavecín, noten Mappe, Mikrokosmos, (Bela Bartok), Czerny op 599. Ya que estos libros recorren los 4 grandes períodos de la música docta (clásica), en los cuales se alberga toda la técnica pianística, como lo fue el Barroco, Clasicismo, Romanticismo, Moderno. Y Czerny tiene la técnica al hueso, sin dejar de tocar melodías agradables.
Para pianistas más avanzados recomiendo libros de técnicas fundamentales como Hannon el pianista virtuoso y Óscar Beringer, (los dos por igual), ya que pretenden desarrollar la misma motricidad fina en todos los dedos y la misma velocidad en ambas manos.
Y como libros de repertorios son muy útiles por ejemplo: F.F Chopin Preludio OP28 y Estudios OP10, OP25. Las versiones polacas son las más fieles y exactas en cuanto al dedaje que utilizaba Chopin.
Otros libros, ya de otro período de la música, son Sonatas de Beethoven, editadas por Claudio Arrau, por la digitación y revisión que realizó él. Lo especial de esto es que la digitación es muy cómoda y permite una perfecta fluidez sonora y estilística.
¿Qué podría sustituir los cuadernos?
Eventualmente pueden sustituirlos otras ediciones o métodos, pero nunca se llegará a un mismo resultado. No está de más decir que estudiar otros métodos no está prohibido, o que los libros que recomiendo sean ley. Porque las partituras son solo un esqueleto sin vida, el pianista (intérprete) es quien les da vida con sus propias experiencias.
¿Cuál es tu método de inicialización para niños predilectos? ¿Por qué?
Mis métodos de iniciación para niños predilectos son 2: primero está el que creo mi padre Gabriel Coello, se llama APRENDIENDO A CONTAR Y LEER LA MÚSICA. Se trata de un método maravilloso con el cual se probó que niños desde 5 años hasta adultos de 74 años aprenden en un periodo de 4 meses a leer y contar la música. Él hizo la prueba y yo también lo utilizo para enseñar. Da resultados siempre y cuando el alumno estudie.
El siguiente libro es MI AMIGO EL PIANO de Elena Waiss. Es un libro con el cual las personas empiezan a asociarse con el piano y comienzan a pasar de la lectura musical a digitar el piano con ejercicios de 4 notas hasta pequeñas obras clásicas. Cuenta con 85 ejercicios.
¿Qué aspectos de la técnica consideras más importante trabajar? ¿Y de la musicalidad/sonoridad?
Los aspectos de la técnica que considero más relevantes son:
Movilidad igualitaria en ambas manos: Nos permite abordar obras de cualquier carácter
Disociación digital: Es poder independizar a tal punto los dedos de las mismas manos, que puedan ejercer diferentes presiones en diferentes notas al mismo tiempo y sentirlas.
Esto ocurre en obras musicales que tienen el acompañamiento de la mano izquierda, y en la mano derecha tiene 3 voces simultáneas. La voz principal ejecuta la melodía, la segunda voz más pausada con menos volumen, y una tercera voz que mantiene notas muy alargadas.
También se lleva a cabo la disociación digital cuando la mano izquierda toca la melodía y la derecha acompaña.
Respecto a la sonoridad, va más allá de como toco la obra o si toco igual que mi ídolo pianístico. Primero: Cuando hablamos de sonoridad, yo lo asocio con madurez pianística, y eso va con la experiencia.
Ahora, ¿cómo podemos resolver eso en un período más corto?
Claudio Arrau en su vida, fue considerado el mejor intérprete de Beethoven. Decían que él era como escuchar el mismo Beethoven tocar el piano.
Este puede ser un punto para discutir por mucho tiempo sin llegar a acuerdo. Pero sí se puede llegar a acuerdo en la teoría de la “adivinación” que mencionó Arrau durante una entrevista para periodistas chilenos, se trata de la idea de que al momento de interpretar una obra, uno se convierte en el compositor. Por ejemplo, si yo estoy tocando Beethoven, yo debo ser Beethoven.
Ahora, ¿cómo ocurre esto?
1) Al momento de abordar una obra, uno tiene que investigar al compositor.
2) Investigar el lugar y la cultura de su lugar natal.
3) Investigar la pintura de la época.
4) Investigar las corrientes políticas de aquella época en la cual se vio afectado el compositor.
5) Tratar de impregnarse de todo ello para lograr una cercanía con el compositor.
6) Al momento de interpretar la obra, convertirse en el mismo compositor tocando su obra. Esto se puede explicar de una manera más extensa en otro trabajo que estoy realizando, respecto a la “música en los procesos cognitivos del aprendizaje creativo.
¿Pueden ir conectados la sonoridad con la técnica?
Sí, pueden ir conectados. Es importante que la técnica y la sonoridad estén unidos. Siento que la técnica es la estructura de la música con la cual podemos recorrer el espectro sonoro y conducir la melodía atrapada en la armonía para lograr un resultado esperado. Pero eso no lo es todo. En ello se requiere algo que yo trato de definir como el “alma que le da vida a esa estructura técnica”. Para no ser tan extenso, quiero referirme a un ejemplo que ustedes pueden rastrear en el portal Youtube. Se trata de la Master Class que recibió Lang Lang de la sonata OP57 de Beethoven, guiado por el maestro Daniel Barenboim. En esta situación, tenemos dos pianistas de gran trayectoria musical y nivel mundial. Lang Lang, un pianista con una gran tecnicidad y conductibilidad frente al teclado, toca la sonata, pero Daniel Barenboim usa su conocimiento y experiencia interpretativa para apoyar la experiencia de Lang Lang, y posterior a ello, Lang Lang tiene un notable cambio sonoro.
No nos engañemos pensando que el pianista que más rápido toca las obras musicales es el mejor, hay muchas obras de poca velocidad pero gran dificultad técnica.
¿Cómo distribuyes el tiempo de estudio? ¿Cuánto tiempo estudias diario?
El tiempo se distribuye de acuerdo con las necesidades propias de cada pianista, pero considero importante cuatro horas de estudio diarias. Una hora para estudiar técnica, -ya sean escalas o libros de técnica-, más tres horas de repertorio.
Estudiar piano no es tocar una y otra vez cada obra musical hasta que me la aprenda de memoria, pasando una y otra vez por los mismos errores sin detenerme a revisarlos. Durante un estudio de piano uno va al compás o a los pasajes que más a uno le cuesten, y desde ahí se parte una sesión de estudio.
¿Qué actividades o ejercicios son tus predilectos?
Me gusta tocar Jazz y estudiar los elementos de la improvisación para abrir y expandir mis conocimientos musicales. Me encanta estudiar las obras de Chopin. En ellas puedo obtener hermosas obras musicales, en las cuales también por su dificultad, requieren un esfuerzo y trabajo técnico. Me gusta estudiar el Hanon Jazz que es un estudio técnico de otras sonoridades.
¿Cuáles son tus máximas didácticas?
Mis máximas didácticas que he ido adquiriendo con el tiempo son:
1) No tenerle miedo al instrumento.
2) Pensar 10 veces antes de tocar una sola vez.
3) Tocar el piano como si no hubiera un mañana.