ENCUENTRO CON MIGUEL ÁNGEL CASAÚ
“Escribo por la misma razón que leo: para intentar comprender al hombre y al mundo en que vivimos”
La particular visión del mundo del cartagenero Miguel Ángel Casaú presidió una segunda sesión que contó con la presencia de un grupo de alumnos del IES Santa Lucía, y que se inició con un emotivo minuto de silencio como homenaje a las víctimas de los atentados del 11-M, del que se cumplía el décimo aniversario. El autor se felicitó por participar en este homenaje a la literatura, al tiempo que sugería a los alumnos de Bachillerato que se dejasen inocular por el germen literario, debido a la brevedad de la existencia, porque la lectura les permitirá vivir otras muchas vidas, e incluso desarrollar más su capacidad mental.
Su intención, al escribir, es la de intentar comprenderse a sí mismo, y también al mundo que nos rodea, aunque reconoció que, conforme pasa el tiempo, cada vez comprende menos a ambos, pero a cambio ha sido capaz de ampliar su campo de visión, para así poder luchar contra el engaño, que parece ser el primer mandamiento de nuestra sociedad actual.
Se confiesa autor de distopías, un género narrativo que presenta sociedades alternativas y dominadas por el mal, y que él utiliza como marco para ejercer su crítica hacia la sociedad actual, por eso le gustan tanto grandes novelas como Un mundo feliz, 1984 o Farenheit 451, y siente debilidad por Los viajes de Gulliver, la obra que sitúa a Jonathan Swift posiblemente como el precursor del género.
El primer bosquejo de su novela Felicity se lo proporcionó una pintada que le hizo preguntarse cómo deseamos que nos vean los demás, y le entregó la certeza de que la felicidad absoluta no existe, porque el ser humano no es perfecto, a pesar de los intentos constantes que hace la publicidad para que sigamos los cánones que se nos imponen.
Con esta novela pretende mostrar la necesidad de dudar de todo lo que se nos cuenta, para provocar así nuestra reflexión sobre el horror que es capaz de generar el ser humano, y la manipulación a la que muchas veces nos vemos sometidos. La duda hará pensar al lector, pero pensará mejor si antes se le ha provocado, de ahí que a veces utilice un lenguaje hasta soez, para así despertar nuestra atención, y que todos podamos encontrar nuestro camino en este periodo tan efímero que es la vida.
Pero la escritura para él es algo más complejo, algo con lo que pretende legarle al lector algunas impresiones, para que se conciencie de su propia debilidad, o del papel que desempeña el azar a la hora de elegir el lugar en el que permitirnos nacer. Al mismo tiempo, quiso llamar a la rebeldía reflexiva, para combatir aquellas formas de actuar que resulten alienantes para el ser humano, una criatura que debe hacer valer sus dos mejores armas: el saber y la cultura. Dos armas valiosísimas que nos regaló en una mañana en la que literatura y filosofía estuvieron más unidas que nunca.