Revista Cultura y Ocio

Iván el Terrible

Por Joaquintoledo

Sin embargo, desde joven, lo destacable en él, fue que dio grandes dotes para ser considerado un rey descollante. En efecto, empezó a organizar la Iglesia, leyes, trató el tema de los campesinos, y sobre todo,  una estructura de estado que pudiese dominar un país de más de 2 millones de kilómetros cuadrados que había heredado de su padre y que él planeaba expandir. Además, tal cual un emperador romano, como sabía que los boyardos ya podían conspirar contra él, creó un cuerpo especial de seguridad llamado “strelitz”. Estos a cambio recibían tierras en detrimento de los boyardos y además se encargaban de mantener a raya a los militares.

Su gobierno antes de la muerte de su querida esposa

Los primeros problemas que tuvo durante su régimen se debieron a sus tíos, tan locos como él, los cuales inclusive llegaron a destruir distritos de Moscú. Él, por su cuenta, se vio obligado a desterrarlos para que no le causen más problemas, pero uno de ellos, Yuri fue linchado por el pueblo. So pretexto de lo acaecido en la ciudad, para conmemorar su éxito, ordenó construir la Catedral de San Basilio. Sus reformas sociales y militares continuaron. De igual modo, generó la introducción de la imprenta a Rusia y dio gran impulso al aspecto cultural, de un pueblo que para los europeos era conocido “primitivo y cuasi bárbaro”. Sin embargo, Iván estuvo atento a los gobiernos europeos y por ello, tratando de imitarlos, creó la llamada Rada, un organismo gubernamental compuesto por asesores y consejeros reales. También convocó a los gobiernos regionales para atender sus necesidades y así poder llevar a cabo gestiones de solución de tipo local para sus territorios. Para ello desplegó nuevos funcionarios. Por otro lado y como ya dijimos, uno de sus grandes proyectos era crear una propia iglesia para Rusia, y si bien no lo consiguió en todo el sentido de la palabra, sentó las bases para ello a un futuro. Estaba decidido que una vez establecido un buen control sobre el país, podría llevar a cabo una política expansiva, que en efecto consiguió. Primero tomó Kazán en 1552, y luego Astracán en 1556. El país se extendió desde los Urales tras tomar el valle del Volga. Su crueldad quedó patente en estas campañas pues se dice que al menos en Kazán mató a toda la población. Al parecer tenía un odio acérrimo por los tártaros y los musulmanes, lo que usualmente lo llevaba a destruir mezquitas y edificios. Al menos su campaña generó que Constantinopla y algunas zonas de Asia Menor se lo agradezcan, al verse librados de esta amenaza. También miró hacia el oeste donde ambicionaba territorios de Polonia, Dinamarca y hasta Suecia, entre otros países. El principado de Moscovia, como se llamaba en ese entonces el territorio de Rusia, no dejaba de expandirse y las potencias europeas le imponen un bloqueo económico el cual generó un gran resentimiento en la población. La guerra entonces se hizo inevitable. Primero con Livonia, que vendrían a componer las actuales Estonia y Letonia. Destruyó a la Orden teutónica y la guerra con los países de Europa oriental al menos se prolongó hasta 1583, con altos y bajos para ambos bandos.

No obstante, las campañas de Iván dejaban prácticamente vacías las arcas del estado. Esto hizo que los boyardos reaccionen aliados con el clero. Es entonces cuando empieza su arremetida contra los miembros de esta nobleza. Gracias a sus strelitz localizó a muchos jefes de familia boyardos y los asesinó al igual que a todas sus familias. La tradición cuenta que llegó a clavar cadáveres de jefes boyardos, en la mesa, muerto por supuesto, obligando a que las esposas e hijos coman frente a ese espectáculo durante días.

Las cosas se radicalizaron cuando su esposa falleció hacia el año 1560, e Iván pareció despedirse totalmente de la piedad en su vida. Quizá ella fue el único ser al que amó toda su vida. Sus atrocidades se incrementaron. Alegaba que el clero necesitaba ser reformado y por ello una limpieza de seres inservibles era “indispensable”. Los boyardos, por supuesto, seguían incluidos en la lista. Entonces se desató toda una crueldad exagerada. Es por eso que la historia lo conoce como Iván el Terrible.

Iván el Terrible

Para esta altura, el zar sospechaba de todo el mundo. Había tenido un hijo con su esposa anteriormente, pero el bebe murió al poco tiempo. ¿Acaso era él el próximo? Es entonces cuando su faceta maligna aflora en todo el sentido de la palabra. Los boyardos fueron nuevamente perseguidos por la mente de un hombre con serios trastornos paranoicos y mentales. Cuando falleció uno de sus mejores asesores, Macario, este es sucedido por Afanasio quien le ruega a Iván frenar sus períodos y lapsos de locura. Pero este resentido huye y acusa a toda la corte de estar en su contra. Afanasio, para evitar una guerra civil, le invita a volver y a hacer de cuenta que “nunca se dijo nada”. A esta altura la salud mental de Iván estaba seriamente dañada. No se sabe a causa de qué, pero los historiadores alegan que fue posterior a la muerte de su esposa. El hecho es que la represión continuaba y el monarca podía estar un día con absoluta tranquilidad mental, y al siguiente sumiso a la más triste de las depresiones, con serios chispazos de autoritarismo y soberbia, en la cual se despachan ejecuciones.

Pero uno de sus mayores crímenes acaeció en 1570 cuando atacó la ciudad de Novgorod, la cual fue saqueada por cinco semanas, según algunas fuentes, pues se temía que allí las autoridades traicionarían al estado moscovita aliándose con Lituania. Se dice que con unos 15 mil efectivos, entre ellos muchos de sus strelitz, devastó la urbe hasta sus cimientos y aniquiló a casi 60 mil personas, siendo esta la cifra más alta. Sin embargo historiadores modernos sólo citan unas 3 mil personas como máximo. Luego siguieron pestes, hambrunas y epidemias que afectaron a muchas ciudades de Rusia. Pero al año siguiente, Iván recibió una cucharada de su propia medicina cuando los tártaros de Crimea asaltaron las tierras de su patria causando grandes genocidios. Otra vez las fuentes citan cifras astronómicas: al menos un millón de víctimas, además de 100 mil cautivos que fueron reducidos a la esclavitud. Apresurado, Iván alistó un ejército que consiguió neutralizar el poder de estos molestos vecinos. Pero las guerras continuaban en Europa del este y tanto Polonia como Suecia consiguieron avanzar sobre algunas urbes rusas complicando el panorama. Pese a todo, como sería costumbre en la historia de este país, las tropas zaristas podían retroceder sin sentirse por ello acorraladas.

Una de las últimas locuras de Iván fue golpear a su hijo mortalmente en una discusión, matándolo. Tal vez fue lo único de lo que alguna vez se arrepintió. Entre 1581 a 1583, su última campaña, cuando la muerte ya se le avecinaba, fue contra Siberia. La campaña estuvo al mando del cosaco Yermak, quien obsequió este territorio a los moscovitas, expandiendo sus territorios en oriente. Allí en el futuro, los rusos obtendrían grandes recursos. Pero este éxito fue opacado con el fracaso de la guerra contra Livonia, por lo cual se tuvo que entregar tanto Suecia como a Polonia varios territorios. Finalmente, aplacado por los remordimientos de sus crímenes, inclusive contra su propia familia, de los cuales era totalmente consciente, Iván pasó al descanso eterno el 18 de marzo de 1584. Al parecer fue envenenado por la nobleza boyarda aunque otros alegan que sencillamente fue producto de una sífilis. Sea como sea, Iván el Terrible fue ese tipo de gobernante con la fatal combinación de crueldad y grandes proyectos en su mente que fueron llevados a cabo maquiavélicamente.


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