Título original: (Ivan Groznyy II: Boyarsky zagovor
Director: Sergei M. Eisenstein
Guion: Sergei M. Eisenstein
Música: Sergei Prokofiev
Fotografía: Eduard Tissé, Andrei Moskvin
Género: Biográfico, Épico, Histórico
Reparto: Nikolai Cherkasov , Serafima Birman, Pavel Kadochnikovy . Mikhail Zharov .Amvrosi Buchma. Vsevolod Pudovkin. Mikhail Kuznetso, Aleksandr Mgebro. Vladimir Balashov. Erik Pyryev
Argumento
Iván, zar de Rusia, señor de Moscú, se da cuenta de una vez que los boyardos le están continuamente traicionando, por lo que idea la forma de vengarse y acabar con ellos.
Pero también se da cuenta de una cosa: a pesar del gran poder que tiene, se encuentra solo, sin un verdadero amigo.
Segunda parte de la trilogía que pensaba filmar el gran Sergei M. Eisenstein, pero que, debido a la negativa de Stalin, entonces en el poder en la URSS, no pudo finalizar.
Esta de ahora, "La conjura de los boyardos", es fiel continuadora de "Iván el Terrible I", siguiéndola en tiempo y espacios.
Pero se diferencia notablemente de ella, pienso yo, en primer lugar, y a pesar de haber pasado sólo un año entre ellas, en la técnica empleada, siendo ahora más lograda, acabada, utilizando incluso el color en la larga y brillante escena del festín, donde la conjura de los boyardos tendrá su fin de forma trágicamente familiar.
La música de Prokofiev siguen otorgándole un clímax épico que, a pesar de cierta reiteración, le da una fuerza considerable con ayuda de los magníficos coros.
Aquí los diálogos son más fluidos, constantes y largos, habiendo excelentes momentos como cuando confiesa el Zar Iván a su fiel Basmanov que en realidad no tiene ningún amigo verdadero a pesar de su enorme poder.
Pero también cuando se da cuenta de quién asesinó a su amada Anastasia. El regalo que le hace a la asesina, su propia tía, no puede ser más elocuente.
En esta segunda ocasión, además, las expresiones de los intérpretes son más realistas, abandonando un tanto las penetrantes miradas que había en la primera.
Un film que habrá quien diga que es mejor que la primera parte y quien al revés, pero lo cierto es que la complementa a la perfección y pena da no haber podido Eisenstein hacer la tercera.