¿Nos sigue mintiendo?
Mentiroso mentiroso nos puso en la pista del devenir de la carrera musical de Ivan Ferreiro. Sería absurdo iniciar un debate entre los que le seguimos desde su época en Piratas y los nuevos seguidores del vigués (en un concierto creo que no me vuelve a pillar), ya que obviamente unos andamos más desencantados que otros, pero la evolución de estos últimos años no invita al optimismo ciego que antaño muchos le otorgábamos a sus obras.
Aún así, cual ritual religioso, acudimos urgentes a la llamada con cada nuevo lanzamiento del menudo artista. Da igual que sepamos de ante mano que cualquier tiempo pasado fue mejor y que de una manera u otra sentiremos más añoranza que otra cosa. Y es que haga lo que haga, hace tiempo que Ivan se ganó el respeto y esa enésima oportunidad que con otros ni nos plantearíamos.
La bajada de decibelios en sus discos es evidente. Ya nadie espera que salgan de ellos las descargas emocionales habituales en Piratas, ya sea en forma de disparos eléctricos como en Mi matadero o Disimular, o en forma de sensibilidad a flor de piel como en las ya míticas M, Mi coco o la más tardía Filofobia. Sin embargo, de otra manera o en otro estilo, los primeros discos de Ivan en solitario seguían destilando esa rabia y esa emoción contagiosas que te hacían identificarte con las historias que narraba. Incluso en algunos momentos del irregular Mentiroso mentiroso lo conseguía.
Este Picnic extraterrestre que nos ofrece, con la ya habitual compañía de su hermano Amaro y de Emilio, Pablo, Tony y de Suso en la producción, es el disco más insustancial y menos emotivo de su trayectoria. Y me duele decirlo, no lo dudéis. Pero lo que antes era emoción ahora es amabilidad (Canción de amor, La Jetee, Picnic), y la rabia ha sido sustituida por violencia verbal barata (Fahrenheit 451) o por absurdidad lírica (Canción jurídica o Relamida, cuya letra lastra el fantástico final).
Solo creemos reconocer antiguas sensaciones con la canallesca Cabaret, la preciosa Luna de miel, la enérgica (por fin!) Puro nervio o en la joya del disco, Paraísos perdidos. Título premonitorio donde los haya.
Puedes escucharlo en Spotify