La distancia fue de 12500 metros por los alrededores de La Romana y las sensaciones que experimenté fueron muy buenas tras mis entrenamientos que comenzaron hace unas tres semanas. Hay que hacer cima en el monte situado a espaldas de la pequeña ciudad y esa fue la parte más dura, imposible de correr, sólo andar. La inscripción gratuita (sólo nos piden un euro para una ONG) y al final una bolsa del correedor con magnífica camiseta y botella de vino del lugar. Os dejo con una selección de imágenes:
Algunos amigos que tomaron la salida. En total se dieron cita unos 250 corredores. En los cruces y avituallamientos se notaba el acento inglés de los que allí estaban.
Una empinada senda donde el corazón seguía a fuerte ritmo pese a ir sólo andando.
La famosa cuerda para descender desde la cima.
Llegada a meta. Contentos por acabar y al final nos quedamos con ganas de seguir.
Alguna que otra dificultad para retirar el chip y mucha hidratación.