La gigantesca manifestación de mujeres en Washington de este sábado contra Donald Trump estaba encabezada por actrices, cantantes y feministas, pero también por una famosa abogada musulmana dirigente de una asociación sospechosa de simpatizar con el terrorismo islamista.
Se adherían a los manifiestos contra Trump personas tan conocidas como Scarlett Johansson, Ashley Judd, Madonna, Alicia Keys, o de feministas como Gloria Steinem.
Pero algunas, al menos, debieron sentir rechazo al ver a Zahra Billoo con su pañuelo islámico presentándose como feminista y dirigente del Council on American Islamic Relations (CAIR), regido por simpatizantes de Hamas y de los fanáticos Hermanos Musulmanes.
CAIR apoya el extremismo islamista en numerosas casos, defiende la poligamia, sus afiliados practican y desean imponer la sharía en la que la mujer vale la mitad que el hombre, y pide a los musulmanes en mensajes públicos callarse ante la policía cuando investiga actos de terrorismo.
La izquierda estadounidense, representada por las mujeres llegadas de todo el país, y que deberían justamente defender lo contrario, aceptó como una más a esta religiosa de verbo fácil, de lucha aparente por los derechos comunes, pero que oculta la realidad de su mundo islámico, al que deberán someterse –islam significa sumisión-- los infieles.
Numerosos miembros del CAIR lograron acceder a cargos políticos en el país pese a los avisos del FBI y de la CIA: Keith Ellison, congresista mahometano por Minnesota, es candidato en la elección de finales de febrero a la presidencia del Democratic National Committee, máximo órgano del partido.
Viendo a a Zahra Billloo como importante portavoz de quienes rechazan y quieren derrocar a Donald Trump muchas mujeres habrán pensado que un país que acepta líderes así no es el que desean.
Ante Billoo entenderán por qué ganó Donald Trump y no Hillary Clinton, representante de la izquierda acomodaticia e ideológicamente traidora que aprueba la sumisión islámica.
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