Revista Política

Izquierda Unida. El aborto

Publicado el 31 enero 2014 por Alejandropumarino

Izquierda Unida. El aborto

Apelaré esa ley que no tiene vigencia en mi cuerpo; que me excomulga, me proscribe, me desaparece; con los muslos, con el pubis, con los brazos, con las venas, con el cuello, con las amígdalas, con el iris, con la cornea, con las uñas, con las rodillas. ¡No! Apelaré. Apelaré con las tetas, con el puño, con los pies, con las orejas, con las pestañas, con la espalda. Apelaré en pasado y en futuro. Del derecho y del revés. No se equivoque señor ministro, las mujeres apelaremos“.

Esta fue la repsuesta de una parlamentaria de IU al Sr. Gallardón respecto a la nueva Ley del aborto, cuestionada de modo permanente desde la oposición y desde el propio Partido Popular.

Con todo el respeto por el derecho a la vida que se defiende protegiendo al feto indefenso, no debemos olvidar nunca la misma defensa de nuestra sociedad en general y en el contexto particular de las libertades individuales. El bíblico “los hijos que Dios nos de”, no es aplicable en una sociedad prácticamente en recesión demográfica y en la que traer una criatura al mundo no supone recoger el pan que dicen llevar debajo del brazo, sino más bien todo lo contrario: Gastos incesantes y elevados en ropa, estudios, educación en general y una larga colección de etcéteras entre los que la manutención puede ser el capítulo menos relevante. Lógico es que las parejas dispongan los medios para evitar embarazos no deseados pero también en el caso de que se produzcan, la ley debe instrumentar los medios para evitar que una familia modélica se convierta, de la noche a la mañana, en un nido de problemas económicos, de pareja, y de todo tipo por la llegada a este mundo de una criatura no deseada.

En otro orden de cosas está el supuesto de las malformaciones fetales: La sociedad actual no puede permitir el sostenimiento indefinido de seres huamos que sabemos discapacitados profundamente, mucho antes de su nacimiento, por una cuestión tanto de lógica economicista como de caridad con el prójimo.

Nada que añadir al supuesto de las violaciones, donde por supuesto, la mujer debe tener la capacidad de decisión sobre su embarazo en caso de que éste se produjese.

Así las cosas, y teniendo en cuenta que la mitad de los embarazos naturales terminan en un aborto, solo cabe permitir -forma parte de la libertad de la mujer- la interrupción voluntaria del embarazo con un límite en el tiempo; tampoco es lógico que el ejercicio de esa libertad interfiera con la del feto a nacer siendo viable, como es lógico, y dicho límite bien puede establecerse en doce semanas. Es el tiempo que se precisa para que aparezca la placenta, durante el cual nunca es viable el producto y resulta más que suficiente para que los progenitores decidan sobre la conveniencia o no, de tener un hijo. Con todo el respeto por la dotación genética única y aún entendiendo que se trata de un ser humano, no es diferente de aquellos que se pierden de modo natural sin que la mujer se enter las más de las ocasiones, y la interrupción de tales embarazos es un derecho de la mujer y una ventaja para la sociedad en general.

La respuesta de la diputada de IU tuvo el romanticismo y la delicadeza propias muchas veces de esta formación; no cabe duda de que se trata del partido político con más debate, más ideas y más bohemio. Suscribo la defensa de sus ideas, pero permítaseme, desde este humilde espacio, diferir en las formas.


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