Pedro Sánchez parece consolidar la coalición de intereses dispersos y a veces opuestos que le ayudaron a triunfar en la moción de censura contra el PP, una suma de socialistas, comunistas, bolivarianos, nacionalistas de izquierdas y de derechas, y separatistas también de izquierdas y de derechas.
Es un todos contra los liberales de Ciudadanos (C’s) y la derecha moderada del PP, cuyos nuevos dirigentes ven cómo la sospecha de corrupción de su partido es un estigma imborrable.
Cinco meses después de llegar al poder Sánchez podría seguir gobernando con iguales fuerzas, como muestra el sondeo recién aparecido de Metroscopia, empresa que dirige el respetado sociólogo Juan José Toharia.
Llama la atención que aparece por primera vez la derecha dura de VOX con un 5% de la intención de voto, pero también que los porcentajes de la coalición gubernamental se mantienen aunque se reduzca algo el del PSOE, mientras sube el de Podemos.
Pero C’s y PP siguen por debajo, incluso con la hipotética ayuda de VOX: como no sufra una inesperada debacle económica o política habrá Pedro Sánchez para largo, y quizás su relevo sea el espectacular, por el espectáculo mediático que le monta la prensa afín, Pablo Manuel Iglesias.
El poder convertido en gestos y mensajes propagandísticos que anulan las defensas de la sociedad recuerda siempre a quien calienta el agua en el que nada feliz por la buena temperatura una rana hasta que sin darse cuenta termina cocida. Goebbels, de nuevo.
Grandes medios y las principales televisiones, públicas y privadas, están colonizándose con periodistas ultraizquierdas y de distintos nacionalismos, y la coalición gobernante logra así que la mayoría acepte acciones que poco antes eran intolerables, como la de que Iglesias negocie en las cárceles los presupuestos de 2019 con separatistas y presuntos golpistas, o con Puigdemont, huido a Bélgica.
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SALAS