Señores, quítense los zapatos antes de pasar porque tienen ante ustedes uno de los mejores discos nacionales que este 2013 haya alumbrado. Sí, no exagero, David Quinzán venía apuntando muy alto con los dos EPs que precedieron a su primer álbum de estudio, y todos esperábamos un señor disco, pero he de reconocer que, al margen de la confianza que tenía en sus canciones, El Vino de las Despedidas ha superado mis altas expectativas. El que fuera bajista de mis queridos Stereotipos, ha contado con la inestimable ayuda de Xoel López en las labores de producción de su primer LP, y el resultado, qué decir, es espectacular. Le ha venido bien al gallego girar con Xoel, conocer otras culturas, otros sonidos y otras texturas que han ido enriqueciendo su universo musical hasta estallar en definitivamente en un disco heterogéneo, lleno de ricos matices y deliciosas melodías. Hablaremos largo y tendido sobre El Vino de las Despedidas en los próximos meses, de momento no se me ocurre una mejor manera de presentároslo que compartiendo con vosotros una canción que no ha dejado de pasear por mi cabeza en las últimas semanas, Jacarandá. Descorchadlo, decantadlo, dejad que se oxigene y disfrutadlo, corazones.