Revista Cine
He tardado años en encontrar un ejemplar de este guión, publicado en España por Mondadori. Por fin lo he pillado a precio de saldo. Cuando se estrenó Jackie Brown, adaptación libre de la novela Rum Punch de Elmore Leonard, muchos de los seguidores de Tarantino se convirtieron en detractores: la película carecía de la suficiente dosis de violencia y los personajes hablaban demasiado. Eso dijeron ellos. Q. T. se defendió diciendo que sus películas tratan de gente que habla. A mí Jackie Brown me encantó. Y el tiempo les ha quitado la razón a quienes la detestaron. Hoy está considerada como una de sus mejores películas. Dejo parte de esa escena en la que Samuel L. Jackson intenta convencer a Chris Tucker para que se introduzca en su maletero:
Se abre el maletero de un coche.
Ordell se agacha, mete la cabeza en el maletero y saca una escopeta de pistón. Está claro que Beaumont no quiere tomar parte en ningún juego de Ordell en el que la ficha que hay que mover sea una escopeta de pistón.
ORDELL
Bien, tú estás en el maletero con el arma. Yo les digo que estoy abriendo el maletero para enseñarles la mercancía. Abro el maletero, sales tú y acojonas a esos tipos malos.
BEAUMONT
A tomar por culo esa mierda, tío. Yo no disparo a nadie.
ORDELL
¿Pero qué coño te he dicho? No tienes que disparar a nadie. Sólo sujeta el arma. Entenderán la indirecta.
BEAUMONT
No pienso meterme en ese maletero.
ORDELL
Sólo vamos a Coreatown. Estarás ahí dentro… diez minutos.
BEAUMONT
Ni hablar. No voy a estar ahí dentro ningún minuto. ¿Por qué no voy delante contigo?
ORDELL
No puedes ir conmigo. El noventa por ciento de este asunto es el factor sorpresa.
BEAUMONT
Pues lo siento, tío, pero no me voy a meter en ese maletero.
ORDELL
No me puedo creer que me trates así.
BEAUMONT
No te estoy tratando de ninguna manera. Simplemente no voy a meterme en ese maletero. Tengo un problema con los espacios cerrados.
ORDELL
Vaya, vaya, pues yo tengo problemas muy jodidos cuando me gasto diez mil dólares de mis malditos ahorros para sacar de la cárcel a negros cabezas de chorlito y desagradecidos, pero lo hago…
BEAUMONT
Oye, tío, sé que estoy en deuda contigo…
ORDELL
Pues si estás en deuda conmigo, mete el culo en el maletero.
BEAUMONT
Quiero ayudarte, pero no quiero estar encerrado en el maletero de ningún coche.
ORDELL
¿Tú crees que quería gastarme diez mil dólares en tu precioso culo?
Beaumont empieza a hablar.
ORDELL (CONT.)
Contesta a la pregunta, negro. ¿Tú crees que yo quería gastarme diez mil dólares en tu culo? ¿Sí o no?
BEAUMONT
Claro que no.
ORDELL
Pero la única forma de ayudarte era hacer eso, así que lo hice.
[Traducción de Ana Bustelo]