Una de esas pelis, que mejor no haber empezado a ver.
Dirigida por Steve Pink, la película nos sitúa ante la reunión de unos viejos amigos, en una habitación de hotel, en la que estuvieron de jóvenes, y se lo pasaron tremendo. La habitación tiene un jacuzzi, y al meterse en el y mezclar las copas, junto con una bebida revitalizante rusa, hace que viajen al pasado, y se remonten a los años 80.
La película bien podía haber sido un buen homenaje a Regreso al futuro, pero sin duda, que la magnífica trilogía de Robert Zemeckis, y Michael J. Fox, no merecía esto. Hasta uno de los protagonistas de esta trilogía, aparece en Jacuzzi: Crispin Glover, el padre de Marty McFly, que en esta ocasión es un botones sin brazo de lo más ridículo.
La película en si no tiene sentido, y se transformar en un ir y venir de gags intentando ser graciosos sin conseguirlo, además de no tener mucha coherencia en conjunto.
La ambientación, tampoco esta bien conseguida, pues la recreación de los años 80, se limita a ofrecernos los típicos productos de la época (como los walkman), y poco más, pues no resulta creíble en ningún momento, que nos hayamos trasladado hasta aquellos años, por lo malo de su vestuario.
Parece increíble que un gran actor como John Cusak, se haya visto envuelto en semejante berejenal, no solo protagonizando la película, sino hasta produciéndola. Ni siquiera merece la pena recatar a Chevy Chase para la peli.
En fin, no me detengo mucho en ella, y simplemente, no os la recomiendo, a no ser que de verdad, no tengáis otra cosa que ver o hacer.