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Jaime Urrutia: desafiando la lógica.

Publicado el 12 noviembre 2009 por Angeles
Ya dijo el sabio que el tiempo es relativo, y debe de ser verdad. O eso, o Jaime Urrutia y sus magníficos Corsarios tienen el poder de alterar su curso.
Lo digo porque el concierto que dieron el viernes pasado en el Auditorio de la Diputación de Málaga duró, teóricamente, una hora y media, la que va desde las 20’30 hasta las 22’00. Pero a mí –y creo que a todos los presentes en el evento- me pareció que entre el comienzo y el final sólo pasaron diez minutos.

Pero además del poder de comprimir el tiempo y hacer que pase en un pispás, tienen otro: pueden conseguir que una persona –en este caso yo- empiece a sonreir a plena potencia en cuanto asoman por el escenario, y no cambie mi expresión hasta que se van.
Porque las canciones de Jaime Urrutia tienen el don de producir en mí felicidad y alegría, hasta la más triste o melancólica.
Tampoco esto parece muy lógico, pero así es. Supongo que tendrá que ver con el gozo y la emoción que produce la mera contemplación -o audición- de lo que está hecho con maestría y talento, con elegancia y con gracia.

Jaime Urrutia: desafiando la lógica.

La cuestión es que yo siento la misma cantidad de felicidad –mucha- con Castillos en el aire que con La fuerza de la costumbre, por ejemplo, siendo la una un canto al optimismo, la esperanza y la capacidad de soñar, y la otra una canción intimista, que habla de intenciones, principios y afirmación de uno mismo, con un aire algo sombrío y melancólico.
Por cierto, la interpretación de esta canción en el concierto del viernes fue apabullante. Sobrecogedora.
Algunos amigos me dicen que parece que yo no escucho más música que la de Jaime, y que no me gusta ningún otro músico ni ningún otro grupo. Y no andan muy errados, ciertamente. Pero esto tiene una explicación muy fácil: en las canciones de Jaime Urrutia está todo. Están todos los estilos, todos los temas, todas las sensaciones, todos los puntos de vista... así que no necesito escuchar nada más. Ahí lo encuentro todo.
Y sin embargo, a pesar de esa diversidad de asuntos y estilos, sus canciones tienen todas ellas algo en común, esa cosa misteriosa que es como el espíritu: se sabe que existe, se nota su presencia y se percibe su efecto, pero es algo imposible de definir y que sólo se capta con el corazón.

Será eso que llamamos carácter, o personalidad, que se presupone en los artistas, pero que en realidad muy pocos tienen, y que distingue y hace valioso a quien lo posee.


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