El otro día vi de nuevo la película Braveheart y una de las frases que pronunica William Wallace antes de una de las batallas me dio un toque. La habré escuchado muchas veces ya, pero por lo que sea, esa noche al escucharla sentí un significado especial. "Puede que nos quiten la vida, pero jamás nos quitarán la libertad". La segunda parte de la frase estableció una llamada de atención a muchas de las cuestiones relacionadas con la crianza.
Y al final, después de tanto consejo bienintencionado sobre nuestra crianza que nos ha llegado desde muchos frentes, me quedo con la libertad de elección que tenemos los padres como adultos sobre y con nuestros niños. Porque podemos tener muchas presiones, muchas personas que nos critiquen, instituciones a las que no les parezca "bien" lo que hacemos, profesionales sanitarios que nos vean como unos locos por determinadas decisiones... Pero al final, no nos olvidemos que esas presiones las debemos o tenemos que soportar nosotros como adultos, que nuestros hijos deben estar libres de esas invasiones de agentes externos que no deberían tener tanto poder como a veces pretenden en nuestra crianza.
Podemos escuchar de mejor o peor gana a la vecina que nos dice que en el futuro nuestra espalda pagará el porteo de nuestros bebés de 5 kilitos, podemos poner mejor o peor cara a la pediatra que con 4 meses nos aconsejaba la complementaria, podemos guardar silencio o increpar al adulto que sin conocerlo le dice a nuestro hijo que no se toque los genitales porque cogerá una infección, podemos explicar más o menos a la panadera que le dice a nuestro nene que no aprenderá nada si con 3 años no va a la escuela, podemos justificar más o menos a nuestra amiga que nos aconseja que urgentemente llevemos a la guardería a nuestro hijo porque tiene que relacionarse con 2 añitos...
En nuestras manos está la forma de salir de estas situaciones que invaden nuestra forma de criar, metiéndose en cuestiones que no les incumben. Pero al final, siempre seremos nosotros, pese a todas las presiones que podamos recibir del exterior, los que tenemos en nuestras manos la libertad de decidir. Algo que conlleva aparaejado, como no, la responsabilidad. Porque nosotros somos los responsables de acompañar el crecimiento de nuestros hijos: así de grande e importante es nuestra tarea.
Y en el futuro, en base a esa libertad que hemos tenido a la hora de tomar determinadas decisiones, tendremos que ser consecuentes con las medidas que tomamos en su infancia si queremos ser realmente protagonistas a su lado. Porque no les podremos decir: "no hijo, te dejé llorar en tu cuna solo más de una semana porque me lo aconsejó mi amiga, aunque yo no quería", "no hijo, te obligué a controlar el pis a los 2 años porque la chica de la guardería me lo dijo, aunque yo sé que no era el momento", "no hijo, te llevé al cole cuando tocaba porque toda la familia me presionaba, aunque sé que no estabas preparado porque te pasaste los 3 primeros meses llorando",...
No les podremos decir eso, porque era nuestra y su libertad la que teníamos en nuestras manos y por muchas presiones que hayan, nosotros somos los adultos que debemos soportalas de la forma que veamos posible. Podremos decir que era lo que supimos hacer, que no teníamos otra información, que no sabíamos otra manera de actuar (si es que fue así)... pero no que el exterior fue más fuerte que la libertad familiar cuando éramos conscientes de que no era lo mejor para nuestros pequeños.
Y está claro que nuestra libertad (en términos generales) está muy condicionada por miles de medidas diarias por nuestra forma de vida, por ello, con más razón aún, debemos tomar las riendas de la crianza de nuestros hijos, que nadie nos arrebate esta experiencia, que nadie decida por nosotros ni por las cosas que atañen a nuestros hijos... porque podremos recibir miles de presiones, miles de consejos, miles de tópicos... pero jamás nos podrán quitar la libertad de decidir, la última palabra siempre tiene que ser nuestra como padres y tutores.
Puede que nos resulte difícil, que en momentos nos sintamos solos, que haya situaciones en las que queramos abandonar, que las presiones diarias nos hagan dudar... es normal. Ahí solo puedo apuntar que tenemos que buscar apoyo real y efectivo. Que esa es nuestra tarea y responsabilidad para poder actuar con un mínimo de libertad a los dictados del ritmo de vida de la sociedad actual.
Y os dejo con otra de las frases de la película: "Tu corazón es libre, ten el valor de hacerle caso". Feliz día.