Fotografiada por @frlorente
Jamila se vino a Getafe (Madrid), “por amor” desde Tanger (Marruecos). Asegura que no se mete en la vida de nadie y admite que no tiene relaciones con gentes de su país, más allá de sus familiares. Al igual que Zana, a quien conocimos el otro día, es musulmana e insiste en que “el islam no tiene nada que ver con el terrorismo” y en que “el profeta dijo que no se puede matar a nadie”. Es mediadora, traductora, interprete y ahora vive trabajando de camarera...“Tenía que mediar con niños que venían solos en pateras o en los bajos de los camiones”
Jamila, que aunque no lleva a rajatabla todos los preceptos sí cumple con el Ramadán. Se casó con José Antonio, un madrileño, “muy madrileño” que terminó haciéndose musulmán y con quien tiene dos hijas, Sara y Salun, de 11 y 14 años.
Con modos refinados, explica que su padre siempre trabajo en Europa pero quería que sus hijos pasaran la infancia en Marruecos. En el caso de Jamila no fue muy complicado asentarse en España, pues ya tenía familia: una hermana en Barcelona, otra en Bilbao y otra en Getafe, quien la acogió en un principio.
En ese principio, hace más de veinte años, comenzó dando clases particulares de árabe. Cuando su hija pequeña cumplió el primer año comenzó a trabajar como mediadora e intérprete en comisarías, “un trabajo muy duro”, que pudo abandonar para hacer suplencias como traductora en TRAMA. Ahí, durante ocho años fue educadora y mediadora recorriendo todos los centros de menores de la Comunidad de Madrid.
Era un trabajo en el que se encontraba con centenares de casos terribles: “tenía que mediar con niños que venían solos en pateras o en los bajos de los camiones. Les traducía y acompañaba durante los reconocimientos médicos, durante toda la burocracia, llamábamos a sus padres y, fundamentalmente, les daba un cariño que buscaban”.
Otra de @frlorente por el Barrio de las Letras.
Era un trabajo muy necesario, pero llegó Esperanza Aguirrecon los recortes y se acabó. Durante un tiempo alternó su trabajo de mediadora con el de camarera en el Grupo VIPS, donde continúa en el Nassica de Getafe, cumpliendo además su segundo mandato en el comité de empresa como delegada de CCOO.Jamila es una mujer trabajadora que algún día “cuando toque, que es un tema muy serio,” espera ir a La Meca. “El viaje debe hacerse con dinero ganado honradamente”, recalca y a la vuelta “purificada, espera renacer en una vida nueva”. Por eso, cada cosa a su tiempo.