Llevo varias semanas con un poco de desorden en este espacio. La verdad es que han ocurrido una serie de sucesos que sin tener gravedad, han perturbado un poco el desarrollo de mis entradas, les pido disculpas por ello y ahora, si me lo permiten, trataré de recuperar la regularidad y el ritmo de mis publicaciones y para ello, he traído a uno de los pintores flamencos que más me gustan. Así que los dejo con él y espero que lo disfruten.
Jan Van Eyck Jan Van Eyck fue uno de los fundadores del Ars Nova (Un estilo pictórico del gótico tardío del siglo XV y que fue, el anunciante del renacimiento nórdico de Europa) y fue también el más célebre de los pintores primitivos de Flamenco. Van Eyck, va a influir en el trabajo de muchos artistas como lo son los hermanos Limbourg, Claus Sluter y uno menos conocido, pero de una grandeza increíble llamado: Melchior Broederlam. En la época de Jan Van Eyck, el flamenco se caracteriza por colores brillantes, por un naturalismo impresionante y por la meticulosidad de los detalles. La precisión de las texturas también posee mucha importancia en los artistas con los que comparte siglo y uno de los detalles más señalados de este periodo, es el interés que tienen los artistas por la representación de un espacio tridimensional en sus obras.
Jan Van Eyck es pionero en este tipo de innovaciones y si bien es cierto que sus obras tienen un enfoque tridimensional bastante desarrollado para la época, también lo es el hecho de que su trabajo alcanza este efecto gracias a la técnica de las veladuras ( tenues capaz de óleo aplicadas unas sobre otras y todas sobre un soporte que consta de una tabla de madera – generalmente de haya- pulida y pintada de blanco, lo que logra una reflexión de luz, otorga brillo al trabajo y da una sensación de profundidad). Jan Van Eyck no sólo es innovador en este punto sino, en muchos otros de la pintura, lo que hace a su obra, una de las más realistas de la pintura flamenca.
Jan Van Eyck es uno de los representantes más exactos de la figura humana, pero también es quien les da un aspecto más monumental y más impasible a sus personajes. Se le ha calificado de pintor naturalista por excelencia y ha sido uno de los que ha mezclado temática religiosa con la vida cotidiana de un modo humildemente majestuoso y bello.
Con respecto a su vida, hay muchos aspectos inconclusos y muchos vacíos, lo que hace que su obra sea tremendamente confusa. Se conservan nueve obras firmadas y fechadas entre 1432 y 1439, cuatro de ellas son de tema religioso y las otras cinco son retratos, y en todas puede observarse ese don que siempre tuvo el artista de hacer que el espectador forme parte del lienzo y participe de algún modo, de ese aspecto tridimensional de sus obras. Aunque se le han atribuido una gran cantidad de tablas sin firma, no se le ha podido comprobar que sean suyas y es que la obra de Jan Van Eyck es tan espléndida, que no hace fácil las atribuciones de sus obras, no en balde se le ha llamado muchas veces el rey de los pintores del siglo XVI.