Jane Eyre~ Charlotte Brontë ~
656 páginas · 12'95€ · Gran Travesía · 9788491048961
3/5
Dueña de un singular temperamento desde su complicada infancia de huérfana, primero a cargo de una tía poco cariñosa y después en la escuela Lowood, Jane Eyre logra el puesto de institutriz en Thornfield Hall para educar a la hija de su atrabiliario y peculiar dueño, el señor Rochester. Poco a poco, el amor irá tejiendo su red entre ellos, pero la casa y la vida de Rochester guardan un estremecedor y terrible misterio.
Jane Eyre era un libro que tenía muchísimas ganas de leer, por un lado sería la primera historia que leería de Charlotte Brontë y, por otro, un gran clásico de la literatura universal. No os voy a engañar, esperaba mucho más de esta historia que, sinceramente, acabó decepcionándome un poco, de ahí mi baja puntuación.
Jane Eyre es una niña huérfana que vive con sus tíos y sus primas y primo, se siente muy sola desde que su tío, el único lazo familiar de sangre que le quedaba, ha fallecido. Su vida es una tortura en una casa demasiado grande donde se siente incomprendida y poco querida por su tía y sus primos. El particular temperamento de Jane tampoco ayuda mucho, y su tía aprovecha la oportunidad de deshacerse de ella llevándola a la escuela Lowood para chicas, una institución bastante fría y lúgubre, donde Jane tendrá que aprender a domar su carácter.
A lo largo de la novela, dividida en tres partes, vamos viendo la evolución y madurez de Jane: desde que es una niña que vive con su tía y sus primos, y luego es aprendiz en la escuela Lowood; pasando a convertirse en institutriz dentro de esta misma escuela, hasta que que comienza a ser institutriz en casa del señor Rochester; y hasta que se independiza y se marcha lejos del señor Rochester a buscarse la vida.
... Siempre llevaba conmigo mi muñeca; los seres humanos necesitamos algo para amar, y, a falta de objetos más merecedores de mi amor, procuraba hallar placer en el cariño hacia una figura fea y ajada como un espantapájaros. Recuerdo con perplejidad el absurdo amor que sentía por esa muñeca, casi imaginándome que tenía vida y sentimientos. No podía dormir sin tenerla envuelta en mi camisón, y, cuando la tenía ahí, sana y salva, era relativamente feliz por creerla feliz a ella.
Conocer la vida de Jane Eyre me gustó muchísimo, de hecho, ser partícipe de todas las penurias por las que pasó siendo niña e incluso ya de mujer, podría decir que es casi lo que más me gustó de la novela, ver como va madurando, perdiendo la inocencia infantil e intentando controlar su carácter. Pero también hubo partes de ella que no me convencieron, como que se dejara ningunear constantemente por el señor Rochester.
Y hablando del señor Rochester y de la historia de amor que hay en esta novela... No me gustó nada este personaje, podría decir incluso que lo aborrezco muchísimo. Desde su primera aparición en la novela me ha parecido un personaje frío y maleducado, que se deja llevar siempre por las apariencias. Menos me ha gustado aún su comportamiento para con Jane y que ésta se lo tolerara. La trata siempre como una chica fea y que no vale nada, porque es una simple institutriz, pero luego le confiesa que está enamorado locamente de ella, y a mi esta dualidad que tiene Rochester no me convenció ni gustó en absoluto. Todo ello sin olvidarme de mencionar que engaña a Jane desde el inicio, porque no le cuenta la verdad, y ella se entera de la misma de malas formas.
Es una sensación muy extraña para una persona joven y sin experiencia encontrarse totalmente sola en el mundo, alejada de todo lo conocido, insegura de poder alcanzar su destino e incapaz, por muchos impedimentos, de volver al lugar de origen. El encanto de la aventura dulcifica la sensación y el sentimiento de orgullo la suaviza, pero un latido de miedo la turba.
Otra cosa que tampoco me convenció de la novela fue el último tercio, cuando Jane se tropieza con St. John y sus hermanas, Mary y Diana. Siendo justa, las hermanas de St. John me gustaron mucho, pero de él no puedo decir lo mismo. Me pareció un personaje igual de arrogante que Rochester, que también quería aprovecharse de Jane y de su vulnerabilidad y buen hacer. Creo que de esta historia salvaría a muy pocos personajes que me hayan gustado.
En cuanto al estilo de Charlotte, reconozco que me ha gustado su forma de escribir, si bien no he disfrutado tanto de la historia como me hubiese gustado, reconozco que la misma me parece que está muy adelantada a su época y eso es algo que hay que reconocérselo y validárselo como merece. Me ha gustado que ahondara en los sentimientos de la protagonista a lo largo de toda su vida, porque con ello consigue que podamos sentir lo mismo que Jane en cada momento importante su trayectoria.
Los sentimientos sin sentido común son algo anodino; pero el sentido común sin nada de sentimiento es un bocado demasiado amargo y basto para el consuelo humano.
No pierdo la esperanza de que, dentro de unos años, cuando relea esta historia, pueda cambiar de opinión sobre la misma y sobre Rochester y St. John, aunque creo sinceramente que eso será muy difícil, porque no me gusta nada la relación amorosa que Charlotte ha creado en esta historia, no solo por la diferencia de edad (que eso es lo de menos), sino porque el carácter y la forma de ser de Rochester para con Jane me parecen muy deplorables.
Aún así, me quedo con lo positivo de la novela y es nuestra protagonista, Jane Eyre (aunque no sea al cien por cien, pero si al noventa y cinco por ciento), lo bien construidos que están los personajes, y el estilo y la trama tan avanzada para su época de la novela.
Jane Eyre es una novela que me ha dejado algo fría y no ha cumplido las expectativas que tenía sobre su historia, pero he disfrutado mucho del estilo narrativo de Charlotte Brontë y de esta novela tan avanzada a su época, así como de la propia joven protagonista de esta historia, que tantos momentos difíciles ha vivido a lo largo de su corta vida.