Revista Cultura y Ocio
EL PRETENDIENTE
Nos acostamos dándonos la espalda. Las cortinas
suben y bajan
como el pecho de alguien que duerme.
El viento mueve las hojas del viejo boj,
mostrando sus claros reversos
al dar la vuelta todos a la vez
como un banco de peces.
De pronto, comprendo que soy feliz.
Durante meses este sentimiento
se ha estado acercando, ha permanecido
en breves visitas como un tímido pretendiente.
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LO QUE SENTÍ
Saqué la últimapieza de loza polvorientadel barril.Era tu salseracon una gota de salsadura y marrónaún en el borde de la porcelana.Entonces tuve pena por ticomo nunca antes.
Jane Kenyon en De otra manera (Pre-textos, 2007).
Traducción de Hilario Barrero.