Noche tras noche seguí practicando, ahora sabía que había un motivo por el cual tenía que aprender. Un motivo, por el cual, debía ser invisible.
Revista Cultura y Ocio
13.LOS PUNTOS ERÓGENOS DE LAS CRISÁLIDAS
Noche tras noche seguí practicando, ahora sabía que había un motivo por el cual tenía que aprender. Un motivo, por el cual, debía ser invisible.
Noche tras noche seguí practicando, ahora sabía que había un motivo por el cual tenía que aprender. Un motivo, por el cual, debía ser invisible.