Revista Cultura y Ocio

Janucá

Publicado el 09 julio 2011 por Zeuxis
JANUCÁLa purificación del amor-Segunda entrega- 

5.   GUSTAV
Soñé que enloquecía. Es raro, Madre dice que los sueños son proféticos. Ojalá lo sean. Estaba sentado al borde de mi cama, el televisor encendido, la vela en el pequeño santuario también ardía. Una escena de lo más cotidiana: yo después de llegar del trabajo, yo, con mi camiseta verde, con mis pantalones de payaso, con los converse azules, mirando hacia la ventana que tiene las cortinas puestas. Yo a las 3:15 de la tarde como todos los días en mi habitación con la luz encendida como si estuviera en una gruta. De pronto, comencé a pensar en ella. Que chica más rara, acaso estaría decidida a lanzarse debajo de ese automóvil. Una camioneta cuatro por cuatro estuvo a punto de arrollarla. No hubiera  dejado ni el rastro. Pero ¿por qué intentar matarse?Es bonita, además su nivel de inteligencia es muy alto; todos los poros de mi piel reaccionaron, hubo electrosensibilidad. Esa chica maneja altas dosis de energía. No temas. Soñé que decía eso. Soñé, ahora todo es más claro, que me comunicaba con ella.No temas, no voy a hacerte daño, estás a salvo. Le trasmitía seguridad mirándola profundamente  a los ojos. He tenido que transportarte, por eso no has terminado debajo de la camioneta. Yo te voy a explicar lo que pasó, pero debo confesarte que me preocupas. Soy un guardián, un cetro de mando en la  batalla de Ouclar. Soy un guerrero. Desde hace mucho tiempo cuidamos los mundos. Algunos curiosos les llaman dimensiones y dicen que somos espíritus. La verdad somos de carne y hueso. Somos humanos pero hemos evolucionado logrando captar los mundos.  Somos una raza en declive y seguimos en el mundo del humus porque todavía no hemos cumplido nuestra misión. Yo tampoco entiendo bien, mi padre me abandonó hace algún tiempo y mi iniciación no ha sido terminada. No fuiste raptada, sólo te salvé la vida. Por favor, espero me disculpes, pero no podemos permitir el suicidio cuando se trata de personas demasiado luminosas. Hay cosas que todavía desconozco. Estoy buscando por mi mismo las respuestas y no debería comunicarme contigo, pero tú experimentaste algo que no tiene explicación bajo las leyes del mundo del humus.Cuando vi que te abalanzabas hacia la calle, una luz azul que emergía de tus manos me atravesó el alma. Sin pensarlo nombré el agua. Una tormenta se desplomó al instante y tú quedaste atrapada en su centro. El mundo del agua se manifestó y entré en él para salvarte.Mi única manera fue buscando tu luz por eso pude sacarte de la nube. No me explico por qué el mundo del agua se manifestó contigo pero no podía dejarte morir en su torbellino.El tatuaje que ahora tienes en la yema de tu dedo es una herida. Se llama estrella de la dalla fucsia. Quise herirte lo menos posible, lo siento, no tenía alternativa.Ahora llevarás para siempre ese tatuaje. Te dolerá cuando llueva fuerte o cuando tengas un contacto místico con cualquier manifestación del agua ya que este mundo buscará reclamarte. No sé cuál es tu misión y de qué raza eres pero el mundo del agua te desea y no es para bien.Sé muy poco y por eso necesito que hablemos. Nos vemos a la hora del amanecer del cuarto día de la fiesta de las luminarias en la biblioteca pública Luis Ángel Arango. Estaré en la sala de Artes y Humanidades, en la última mesa, al fondo, lloverá cuando llegues y me reconocerás porque mi cuerpo empezará a brillar para ti como una luciérnaga. Es lo menos que puedo hacer para que no te duela la mano. Tranquila, nadie más podrá ver mi resplandor.El sueño termina aquí. Madre por fin ha hablado conmigo, me ha acariciado la palma de mi mano y las dallas han desaparecido de mis brazos por un instante. Madre me ha dicho: únete.Quizás soñé que Madre me hablaba. Sentí que alguien trotaba hasta desaparecer en mi sueño profundo.
6.   EPISODIOS PROVOCADOS
Hoy me han pasado cosas muy extrañas.Primero me levanté en mi cama sin saber como había llegado allí. Padre me dijo que en la tarde lo llamaron del colegio preguntándole por mí. Hoy debía cuidar el candelabro, las monjas han sido condescendientes, ya que padre mintió. Les ha dicho que sufrí una hemorragia nasal muy fuerte y que luego me desmayé y que han tenido que llevarme de urgencias al hospital.Las monjas se han creído el cuento por completo y le han prometido a padre que me esperarán y conservarán, mientras estoy en reposo, el puesto de cuidadora.Nicté ha venido a traerme el desayuno y le he preguntado que a qué horas he llegado anoche. Nicte habla un dialecto de negros que a veces me resulta incomprensible. Padre la trajo de Palmira, de una de sus plantaciones de caña de azúcar que se encuentran en negocio abierto con la compañía azucarera más grande del país. Nicte fue la primera que me habló de la hacienda “El paraíso”. Ahora es un museo. Antes fue una quinta de ricachones criollos y españoles. Un escritor muy famoso tuvo un amorío allí e inmortalizó a su amor al estilo de Dante con una novela que parece un soporífero.Nicte me ha dicho que llegué a las seis y media, que no cené y que me retiré al cuarto a dormir de inmediato.Nicte dice que olía a océano, a medusas y algas, que mis cabellos estaban verdosos. También me ha dicho que esto me ocurría a menudo cuando vivíamos en Tumaco y que una vez tuvo que salvarme de una deidad de las aguas.Nunca le he creído sus cuentos, padre siempre me ha dicho que son brujos todos los negros y que utilizan monicongos y santería si uno no los educa. Nicte es una negra inmensa, es una matrona, tiene un cuerpo envidiable. Yo sé que padre la trajo por eso. Yo quisiera tener las carnes prietas, duras como las tiene Nicte. Además tiene los ojos de un color castaño rojizo que hipnotizan. Yo los tengo de un color amarillo rojizo. Padre nos llama “mis tamarindos”.―Anoche soñé que estaba en una playa sobre la arena, era la orilla de un río muy grande, nunca he visto un río así. Yo estaba muy pequeña y padre y madre hacían el amor en un pequeño recodo que hacían las aguas. Madre estaba feliz, sus ojos, idénticos a los míos brillaban como oro que padre sacaba en el tamiz de sus caricias. De pronto una  mujer desnuda comenzó a emerger del fondo del río. Venía por mí, me tomó entre sus brazos y el cabello se me hizo verde azulado. ―M’hija e mi arma, uté vio a la madri-agua. Con mi cencia ejcondí, Esa son su artimaña. Re ciecto ricen qué jallá er mundo der agua tiene cosas ejcondía. Y tiene un particulá rominio. Robar quería. Nicte me ha confirmado la sospecha, no fue un sueño, fue un recuerdo. Me despedí de mi padre y salí hacia el colegio. Las clases estuvieron aburridas, la profesora Miss le dio por leer “El amor en los tiempos del cólera”, con el propósito de darnos una clase de higiene debido a ciertos olores que al parecer andaban por esa semana en nuestro salón. Más que ser ilustrativa, fue incómoda. Todas nos sentimos mal, su lectura causaba repugnancia más que reflexión. Sin embargo cierta frase me ha dejado pensativa. Mientras leía con agrado,  detrás de sus enormes anteojos, los sueños imposibles de sanidad del doctor Juvenal Urbino, quién contra todo pronóstico buscó limpiar la ciudad de tanta porquería, algo de ese vejete comulgó conmigo. Al igual que el doctor Urbino yo también era “consciente de la acechanza mortal de las aguas” y también como él solía ver en mi niñez esos gusarapos o animes a los cuales atribuía poderes fantásticos.Que extrañas coincidencias. Ayer había sido raptada por una nube, había llegado llena de océano y naufragio a mi casa y hoy, una lectura simplona me había regresado a la infancia donde un ser fantástico había intentado secuestrarme para siempre. ¿Por qué tantas similitudes?, ¿Por qué me encontraba tan distinta y tan otra de un día para otro?, ¿Qué pasaba?El profesor Julio nos llevó al patio de entrenamiento, las niñas que no estamos en Porras tenemos que trotar. Ni siquiera me han preguntado si deseo o no ser parte de ese grupo de engreídas. Comenzamos a correr alrededor de la cancha de voleibol, una lluvia menuda comenzó a caer. El profe iba a detener la sesión pero le pedimos que nos dejara seguir en el patio. Hace días no nos sacaban del salón.En total debemos dar doce vueltas, voy en la quinta y de pronto siento una voz que me habla adentro en mi mente, es como si alguien se estuviera comunicando telepáticamente conmigo desde algún lugar del planeta.Al principio me quedé estupefacta, petrificada. Farath, Saday, Xanthia y Diana se han acercado a mí y me han preguntado qué me pasa. Les he dicho que me ha dado una pequeña migraña, pero que estoy bien. La voz se detiene en esos momentos y luego cuando comienzo a trotar continúa.Antes de que las chicas me interrumpieran escuché que me decía: “No temas, no voy a hacerte daño, estas a salvo”, ahora sé que es el chico que me salvó ayer. Pero ¿Qué diablos hace?, ¿Cómo puede comunicarse conmigo así?Voy en mitad de la séptima vuelta y comprendo un poco mejor las cosas, él es un guardián, de esos que cuidan el mundo. Me ha confesado todo, dice: “Soy un guerrero. Desde hace mucho tiempo cuidamos los mundos. Algunos curiosos les llaman dimensiones y dicen que somos espíritus. La verdad somos de carne y hueso. Somos humanos pero hemos evolucionado logrando captar los mundos”.Miro a todas partes, estoy algo nerviosa. Diana no me quita los ojos de encima, ¿Será que está escuchando? Le he preguntado que si escucha algo raro  y me ha contestado que salvo las tonterías que pregunto, nada. Esa mujer es arrogante, es audaz, es rara.Ya casi termino la décima vuelta y me siento como si pudiera correr todo el día. Mañana me encontraré con él en la biblioteca.Sus últimas palabras han sido: “Tranquila, nadie más podrá ver mi resplandor”. Dios mío estoy excitada y aterrada, tengo una cita con un ser sobrenatural, se ha comunicado conmigo y nadie se ha dado cuenta. He llegado a la meta. Dios, que dolor, la mano me arde. La pequeña lluvia se ha convertido en un aguacero tremendo.Las chicas tuvieron que llevarme en hombros hasta el salón, el dolor era insoportable.Cuando me he recuperado, he corrido hacia el altar donde está el candelabro. Ximena, la monja más joven de todas me ha sonreído y me ha señalado mi lugar.Mientras cuido del fuego de “Shamash” pienso en él, una sonrisa me atraviesa el alma.  Me siento provocada. Tengo motivos para vivir.

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