Revista Cultura y Ocio
La purificación del amorCuarta entregaRECUERDA QUE ERES MORTALExisten mujeres basilisco. Mujeres fatales.Influido por una de las notas-minicuento que el capitán Burton dejara en su versión de Las mil y unas noches, decidí crear un ser tan delicado y sensible y tan extrañamente maravilloso como el Al Bao A-Qu. Un ser que pudiese ir más allá de la imaginación de Kafka con su Odradek y que contuviera una legendaria existencia. Que en pocas palabras lograra semejar un mito.Este ser debía ser espeluznante. Su sola presencia debía ocasionar la muerte. Quizás lo único que busqué durante tanto tiempo fue en realidad escribir, crear o imaginar el encuentro qué jamás describió Borges pero que insinuó inevitablemente al final de su cuento “There are more things” (Allí hay más cosas). Primero escribí.El texto extravagante y confuso deliraba en el retrato de un fósil que había sido convertido en un pececito extraño y que se encontraba después de miles de años en una repisa como una asombrosa pieza de decoración. Dicho artilugio podía ver y pensar pero estaba inmovilizado debido a esa singular petrificación milenaria que pavorosa y fríamente lo aislaba del mundo para siempre.Años después intenté modificar la historia y adentré a un personaje desconocido, todavía hoy en día para mí, en una gruta que recuerdo con tanta fidelidad como si alguna vez hubiese tenido el privilegio de explorarla. Allí dentro un ser que había perdido sus propiedades originales se encontraba adherido a las rocas alimentándose del liquen y el agua filtrada. El extraño lo buscaba en las tinieblas con la débil luz de una pequeña lámpara mientras mi criatura, desamparada y decepcionada, no lograba hacerse notar. Se escurría a los pies del desconocido, le rasguñaba con sus cinco extremidades las botas y sin lograr absolutamente nada, pensaba con derrota en volver hacia los pedruscos, que sobresalían como estalactitas desde las paredes de la caverna.Cuando el hombre se daba por vencido y mi quimera en un intento último se atravesaba en el camino que iba hacia la salida, el milagro se daba. La mano del hombre, que desesperadamente le llamaba, apagaba la lámpara y la luz del día, esplendente en la boca de la caverna, de pronto, mostraba la silueta de mi animal proteico extendiéndose en un abrazo feliz hacia el explorador. El encuentro se daba. La mirada directa a los ojos era fatal. Al instante el hombre caía fulminado.Tiempo después intenté crearlo, dotando con el Arqueometro, la tabla de esmeralda y con todas las enseñanzas del Sepiroth, la Cábala y la Alquimia, a mis taumaturgos y mis nigromantes les ordenaba bajo hieráticas instrucciones la creación del Golem. Todos murieron al escuchar el eco de Emeth. La palabra que iba a darle vida a mi figura de barro era rotunda a la hora de matar.Al parecer lo que devolvía el mortal eco era la palabra Meth que significa muerte. Tanto el artesano como el modelo en arcilla quedaban reducidos a ceniza.Lida fue la mujer que dio a luz el mito.Luego vino Gustav.Tomás fue el fantasma y desde el nacimiento mismo se hizo notar. Los años infantiles fueron alarmantes y neurálgicos. Todos los días esperaba la noticia de la muerte de Azariel a manos de Tomás. Pero nunca ocurrió.Gustav llegó a nuestras vidas tres años después, pero él jamás supo de la existencia de sus hermanos. Cuando la caza de brujas llegó a Colombia, El auge de la violencia estaba en su apogeo. El mundo del humus se debatía en una guerra absurda de ideales falsamente morales, los campesinos sucumbieron al poder de las tendencias y pronto por todas las montañas del país se inauguraban osarios como si fueran ramilletes que se le entregaran con felicidad a una quinceañera.Las mujeres embarazadas eran colgadas de los pies y con crueldad las dejaban morir desangradas después de abrirles el vientre y sacarle la criatura que terminaba muriendo también colgada por el cordón umbilical.A los hombres se les desmembraba y cada parte era repartida por cada región como forma de escarmiento hacia el enemigo.Azariel y Tomás fueron dormidos a la edad de 12 años e introducidos por 60 años en la esfera sagrada de “La noche de los tiempos”, una de estas esferas se había encontrado en el polo sur hacía algunos años. Los hombres habían pervertido el ambiente del interior de la esfera al perforarla y debido a sus experimentos con su escasa ciencia, una de las primeras parejas de mi raza que había sido resguardada allí hacia 900.000 años atrás, degeneró en pocos días hasta morir. “La noche de los tiempos” fue ocultada en las minas de sal de Zipaquira. Sólo la sal podía bloquear cualquier sonda y podía mantenerlos a salvo. Durante esos sesenta años los monjes se encargaron de todo.Nosotros tuvimos que huir y camuflarnos en una aldea cerca a los llanos orientales que había sido reconstruida, después de un incendio, por uno de nuestros artesanos. “La tierra de labranza” fue nuestro pequeño refugio.Gustav corrió con la misma suerte de sus hermanos y fue salvaguardado en la tercera esfera que hacía parte del grupo de “Las colinas de Venus”. “El Homúnculo”, nombre con el que se designaba a esta esfera fue ocultada en la “Cueva del Indio” cerca a nuestra aldea y mi Lida y yo fuimos los encargados de protegerla.El sólo nombre de la cueva y el recubrimiento en sal que le dimos a la esfera fue suficiente para que los cazadores de brujas jamás la encontraran.Cuando pasó el peligro y los cazadores fueron llamados a una nueva misión, fue cuando pudimos desempolvar nuestra aura.Al parecer un auge de licántropos y vampiros había comenzado a invadir el imperio masón. Para entretener y distraer a la civilización del mundo del humus, los guardianes se dieron escribir relatos fantásticos que pronto se llevaron al cine.Los monstruos volvían a aparecer después de casi 400 años de ocultamiento.En cualquier caso, la guerra no era probable. Nuestros monstruos podían seguir hibernando.“Entrevista con el vampiro” causó furor, así como la saga de “Crepúsculo”. Lida y yo seguíamos estas caricaturas con agrado pero también con alarma y prevención. Cuando los despertamos, los chicos apenas si se percataban de los innumerables cambios que habían sucedido a su alrededor. Habían nacido en las montañas y allí mismo habían sido despertados.Azariel y Tomás fueron enviados a estudiar a colegios religiosos mientras que con Gustav quisimos experimentar un enseñanza más provincial.En honor a su nacimiento El padre Raynaud, antes de convertir su cuerpo en una Acacia milenaria, nos mandó como obsequio la Tijereta de fuego.La mascota era espectacular, en las noches se le podía ver volar luminiscente sobre el valle del Río Contador. Su canto era un lamento que los aldeanos confundían con la leyenda de la llorona del río.De día era una simple silueta de gallo diminuto que era el hazme reír de los niños. Una veleta que giraba sin ton ni son hacia todas partes como una brújula que se ha estropeado por completo.Sin embargo nosotros sabíamos que en el momento en que dejara de moverse era porque había un peligro inminente.No sé como, pero unos detectives llegaron por casualidad a nuestro pueblo y sus monstruos olieron nuestra aura. No sé por qué no pude detectarlos. Cuando invadieron la casa, la Tijereta de fuego se abalanzó sobre ellos. Fue un combate cruel que perdieron irremediablemente los lobos.“Los detectives salvajes” como eran denominados en burla por nuestra raza me acorralaron en el solar mientras Tijereta reducía a los enemigos en la entrada.Monstruos contra monstruos, raza contra raza.Eran tres hombres, tres cazadores profesionales. La sangre me corría por todas partes, estaba herido a más no poder, me habían despellejado, pero no podía dejarlos llegar a Gustav. Utilicé todos los ritos, todos los ingenios, pero su fuerza era devastadora. Todas mis armas volvieron a mi piel como tatuajes arruinados.El fin era ineludible, lo único que me quedaba por hacer era nombrarme en mi secreto título y convertirme. Esto, a pesar de todo, también significaba, que estaría entregando todo. Si fallaba, después de eso cualquier cosa era muerte.Lida apareció justo cuando habían logrado sujetarme en el aire con el artilugio de la tierra y el cielo, mis manos apuntaban en direcciones opuestas. Mi mano derecha tiraba con una fuerza desgarradora hacia las alturas mientras la mano izquierda me despedazaba el cuerpo jalándome hacia el subsuelo.Lida se interpuso entre la invocación de los detectives y mi dolor. Su presencia era arrolladora, tuve que cerrar los ojos para poder sobrevivir. “Los detectives salvajes” no lo hicieron.Su mirada iluminó la noche como una bengala que es prendida y arrojada al firmamento. La luz azul blues, la gran tristeza.Cuando desperté, Lida había sanado mis heridas.- Recuerda que eres mortal. –me susurró como si fuera Lily, la chica mala de Vargas Llosa. Ese día la amé como si ella fuera inmortal.Tres días después, cuando ya estaba completamente recuperado y al tanto de las noticias que me llegaban de la capital fui a visitar a Azariel y Tomás.Hasta el momento los detectives no habían dado con ellos. Los monjes y sacerdotes bañaban en abluciones intensas de sal y pimienta a nuestros hijos y los habían obligado por su bien a una dieta diaria de chocolate.No debí ir nunca a saber de ellos.Los detectives me percibieron tres millas antes de llegar a la ciudad. No me atacaron porque sospecharon que estaría buscando algo. Nos se equivocaron.A mi hijo Tomás lo torturaron hasta más no poder. Cuando me enteré de su asesinato, dejé instrucciones precisas para poder ocultar a Azariel. Pero Azariel murió cinco días después.