Revista Opinión
Hace días que me resisto a escribir sobre Japón y sobre Libia. Muchas son las razones, la primera de ellas, es que conozco muy bien ambos países, sobre todo el del Fuji, otra, que son ya muchas las entradas, los coloquios, los debates que hay por el ciberespacio sobre los acontecimientos habidos en ambos países, algunos con más fortuna que otros, por cierto y la de más peso...como me cuesta hacerlo.He sentido malestar, rabia incluso alguna vez, a raíz de algunos comentarios y sobre todo informaciones que llegan de ambos lados, pero principalmente sobre Libia y las conclusiones finales, son, que por el momento, el tema Libia lo dejaré aparcado, espero perder el tique y no tener que desaparcarlo. Pero el tema Japón, me supera.Leía al principio del desastre del tsunami, un artículo, que tan solo por su propio titulo, ya hacía pensar: ¿Por qué los Japoneses no saquean? Rápidamente, todo tipo de ratas, iniciaron su caza de brujas, incluso una contra –informativa- pero contra, en otro articulo, explicaba el porqué de ese gran dilema. Pura elucubración.Curiosamente, en la red, la mayoría de respuestas a eso, saltan al ciberespacio, espumeantes por la boca –perdón por el teclado- en una especie de acto reflejo, como queriendo justificar que “no son tan buenos”. Automáticamente, todo tipo de arquetipos, de topicos, siempre o la mayoría de veces, hechos por gente que no han salido más allá de la señal que indica con barra cruzada, en gris, que el término municipal de Bollullos del Ignorante, ha acabado.Gran problema el latino, el más grande de los problemas. Hablar de lo que no se sabe o en su caso, hablar de lo que nos ha contado nuestro cuñado -¿Quién no tiene un cuñado puesto en todo?- otro problema y este aún más grave la prepotencia y el rey de todos, utilizar la ubicación de nacimiento, como sinónimo ve a saber de que.Los Japoneses no saquean –salvando las excepciones- porque es el país más digno de todo el planeta. Japón es dignidad. Es dignidad humana, ancestral, de siglos, de siglos de putadas variadas y recuperaciones silenciosas, resignadas, de nuevas modernidades y por descontado, nuevos hábitos muy lejos de esa cultura. Pero dignos en definitiva.Vayamos con la carnaza de los detractores. Entre otras cosas, se lee, se oye, se ven, comentarios sobre las mentiras y las malas gestiones de Tepco —la compañía eléctrica operadora de la central nuclear de Fukushima-1— incluso, algunos, se atreven a cuestionar si las reverencias del mismo vicepresidente Norio Tsuzumi pidiendo perdón a los damnificados, son falsas y malintencionadas, incluso leo a un avispado, que a modo de chascarrillo, alude que esas reverencias, son tan falsas como el “je suis désolé” que utilizan los franceses. En fin, muy latino, aparte de incierto. Curiosamente, la mayoría de esas conclusiones, vienen de grupos ecologistas o relacionados con las energías renovables, eso sí, desde un ordenador, lo más ecológico que alguien pueda tirarse a la cara y alimentado con energías con las que ellos no comulgan. UffffSumimasen, perdón ¿sabes que representa el perdón en la cultura nipona? Algo que los occidentales en general y los latinos en particular, jamás llegarían a comprender. Aparte de la forma, es decir, la inclinación, el talante a la hora de pedirlo, puede ser entendido de muchas formas diferentes, incluso, en el mundo empresarial, en las grandes multinacionales, se utiliza cuándo es necesario. Véase el affaire Toyota. Por otra parte, el que viese las escenas de Tsuzumi pidiendo ese perdón, observaría también la reacción de las personas a las que se dirigía. Dignidad.Japón se recuperará, están en ello, los japoneses harán lo propio, están en ello, los almendros volverán a florecer. Mientras, aquí algunos, seguirán las series manga, otros el porno japonés, muy de moda, otros soñarán con las niñas ninjas, algunos dispararán instantáneas con sus Nikon o Canon, los aventureros, lucirán sus todoterrenos en los ralis por los desiertos del mundo u otros lo harán con sus motocicletas de gran cilindrada. Con eso no acabará nadie, ni el más grandes de los tsunamis ni los más pateticos de los escritos o comentarios.Pero lo peor de todo, es que los de siempre, los que no han salido de Bollullos del Ignorante, cada vez que vean escenas del tsunami, se acordarán de la cancioncilla que tanto les gusta, muy flamenquita y muy guais, acordándose de esos bajitos con ojos rasgados, cara sonriente, reverenciando todo lo reverenciable y a los que es muy fácil tangar por las calles de Triana o el circuito Modernista de Barcelona :"Te canto por las calles de casa cancionescomo un pesao........... bendita donde hay gachísDoscientos japoneses haciendo click.Saco mi guitarra, mi cara, mi arte,le canto así.Tiritiriti trantran tirititi."Japón llora...ya nos gustaría a nosotros llorar con sus ojos. Más viajar y menos teclear. Je suis désolé.