Revista Insólito

Japón en el siglo XVII, según la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales

Publicado el 20 noviembre 2018 por Tdi @RLIBlog

Japón en el siglo XVII, según la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales

Las embajadas al emperador de Japón ( Die Gesantschaften an die Kaiser von Japan, Ámsterdam, 1669) de Arnoldus Montanus es una recopilación de descripciones de emisarios de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales y sus encuentros con nativos y portugueses. Muestran el Japón del siglo XVII, en pleno cierre de fronteras, con el estilo occidental.

Arnoldus Montanus compuso el libro durante su estancia en la isla Dejima en el puerto de Nagasaki, el único lugar del país donde podía desembarcar la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales. Los documentos de la Compañía que informaban de la expedición anual de la embajada a Edo a mostrar los respetos al Shogun en la década de 1640, registros de misiones portuguesas anteriores y notas sueltas de varios libros y cartas de viaje jesuitas formaron el material primario que nutrió la obra de Montanus.

Japón en el siglo XVII, según la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales

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El texto dice que se trata del ídolo de Canon en su templo, nombre japonés de Guan Yin. Sin embargo, siguiendo con el estilo hindú que tienen alguno de los dibujos, podría ser Matsia, avatar de Visnú.

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Gekdonne, hijo del nuevo gobernador de Nangesaque (Nagasaki), Joffiesamma.

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Hay cierta polémica sobre esta imagen, ya que durante la era Tokugawa (1603-1868) estaban prohibidos los vehículos con ruedas. Fue tras levantarse la prohibición, en 1869, cuando se inventó el jinrikisha (人力車), es decir, el clásico palanquín con ruedas. El texto de la obra original parece decir que estos carros solían ser tirados por dos bueyes, pero no menciona que lo hicieran humanos ni que los empujaran por detrás. En la traducción al inglés se ve que no describe el transporte, sino el protocolo que seguirá la dama de honor.


Este Toranga se considera, según el texto, uno de los primeros emperadores de Japón. Se muestra con nueve brazos, con diversas armas, luchando contra un humano y un dragón de bronce que escupe fuego.
El texto describe el llamado "templo de los infernales", donde los japoneses veneran una imagen con cabeza de jabalí con dos grandes colmillos y una corona con diamantes y muchas joyas preciosas. Sus manos sostienen un anillo, una flor parecida a un lirio (Nota: quizás una flor de loto), una pequeña cabeza de dragón que escupe fuego y un cetro dorado. El resto de la descripción trata la ropa y su posición. Según dicen, a estas horribles figuras les llaman "Joosie Tiedebak", mientras a dios lo llaman "Joosie Goesar". En la misma página habla de Huitzilopochtli ("Vitziliputzli") y Tezcatlicopa de los "indios occidentales".

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Parece una representación del océano de leche, con la serpiente Vasuki enroscada en la montaña Mandara sobre la tortuga (avatar de Visnú) Kurmá. A un lado tiran los asuras y al otro los devas.

En la traducción al inglés dice que, a la izquierda del dios creador japonés (nuestra derecha) se encuentran dos reyes y un antiguo filósofo. Describe sus ropas y señala que las cuatro cabezas del segundo rey indican que vivió durante 4 000 años. Al primer individuo de la izquierda lo compara con Anubis por su cabeza de perro. La mayoría de las veces compara las deidades y costumbres japonesas con las descritas por los autores clásicos sobre civilizaciones antiguas.

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En el texto se cuenta que este castigo público se infligía no solo en los criminales, sino en aquellos relacionados con él. Cuenta que, según Francis Cairon, un noble propietario, con el fin de enriquecerse, obligó a sus inquilinos a pagar un alquiler mayor al que había decretado el emperador. Viéndose incapaces de soportar la carga, se reunieron y fueron al concilio para quejarse del señor de su finca. El propietario y toda su familia, incluidos miembros a más de cien leguas de distancia, fue condenada a cometer seppuku.

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Aunque describe a los luchadores, el escenario y al juez, la obra dedica más extensión a compararlos con los griegos y los romanos.

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Secretarias con el gobernador recién elegido. Como es habitual, la obra describe con detalle sus ropas.

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El templo del/la Amida dorado/a, en un altar cubierto de plata con una copa dorada en cada extremo. El ídolo con cabeza de mono cabalga un caballo de siete cabezas (como Uchchaihshravas) y sostiene un aro con la boca. Dice que la consideraban una de las deidades principales.

Como todo, las imágenes tienen influencia hindú. La deidad puede ser Inari, representado como un zorro con una llave o joya en la boca, pero no deja de ser una suposición personal.

Los japoneses cristianos de Nagasaki fueron transportados a Arima, torturados y asesinados. Algunos fueron escaldados, otros atados en estacas a merced del Sol ardiente, entre otras formas de tortura. El texto cuenta que las víctimas eran llevadas a cirujanos para prolongar sus vidas y poder torturarlos más tiempo. Las mujeres eran desnudadas en la calle y violadas públicamente. A las viudas se les obligaba a cometer adulterio con sus hijos. A las hijas se les obligaba a prender el fuego que quemaría a sus padres. Entre otras muchas torturas, cuenta que llenaban de agua a las víctimas para golpearles fuertemente sus vientres, colocaban a algunas mujeres con serpientes para que devoraran sus vísceras a través de sus partes pudendas. La que considera más cruel es colgarlos por los pies en un pozo y cortarles la frente en forma de cruz, manteniéndolos varios días en el pozo.

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