Japón: más allá de la solidaridad…

Lamentablemente no hace demasiado tiempo escribía sobre Haití en similares circunstancias a las de hoy con Japón. En aquel momento, sin más ánimo que buscar un sentido trascendente y más allá de la catástrofe, en un grupo de ayuda a Haití fui tildado de demagogo y poco solidario! Reconozco y valoro la preocupación de muchas personas por el concreto, por la ayuda desmedida a un país que, por cualquier motivo, sufre. Tampoco critico que mucha veces esa preocupación es tan efímera como lo son las noticias de catástrofes en los medios de comunicación. Supongo que también es humano y parte de un mundo que todo lo engulle y poco procesa!

Pero creo también que elevar la vista sobre los acontecimientos reales y concretos ayuda a sentirnos co-responsables todo de lo que hoy pasa en el mundo, ya sea algo natural (terremotos, volcanes, etc.), como algo meramente humano (guerras, hambre, etc.)! Yo no hago distinción entre lo uno o lo otro, pues creo que el ser humano es -o debería ser- siempre humano, natural y divino… aunque tampoco creo en los castigos divinos! Creo en las causalidades, lo que nos invita a reflexionar si solo somos sujetos pasivos ante la adversidad o quizás responsables de lo que nos pasa o pasa a nuestro alrededor, sea lo que sea. Para mí la diferencia entre la solidaridad colectiva y la responsabilidad personal es que tengo algo que ver y que hacer con lo que sucede…. y evitar que vuelva a suceder, en muchos casos. Ni que decir tiene -y quizás esto sí sea algo demagógico, pero real- que las buenas intenciones institucionales, políticas y masivas son demasiadas veces dictadas por la urgencia del momento, pero sin verdadera voluntad de solucionar los problemas y, mucho menos, evitar que se repitan de nuevo y/o aprender de ello. Que Haití sigue a precario, bajo la tutela de un gobierno corrupto y sin solucionar la hambruna y miseria del país, es un hecho. Que las organizaciones supranacionales de los países mal llamados desarrollados y ricos, a fecha de hoy, no han desembolsado las ayudas económicas que en su día se comprometieron a dar en la catástrofe es otro hecho. Que la excesiva temporalidad de los sucesos no nos permiten ser verdaderamente conscientes de sus efectos y secuelas a largo plazo en países afectados por algún tipo de catástrofe, es otra realidad…

Mientras nuestros estimados analistas y observadores financieros y políticos empiezan a analizar las consecuencias económicas, estratégicas, productivas, los beneficios y contrapartidas de un país destruído como ahora Japón, alguien está olvidando la verdad cruda de miles de personas sufriendo, sin techo, sin bienes y sin recursos para sobrevivir.  Y alguién más también está olvidando que, en el concreto de la  vida cotidiana -de cada uno de nosotros, sí-, quizás estamos dejando de ser justos y honestos con nosotros mismos, con los que nos rodean y con el medio natural que nos circunda… y que eso, en nuestra vida, se paga con creces! Que la irresponsabilidad, prepotencia y vanidad ilimitada del ser humano puede provocar “desastres naturales“, con efectos debastadores humanos, sociales y medioambientales en el mundo entero, además de -entre otros- radioactivos, por construir una central nuclear en un país “aliado”, pero de frecuentes fenómenos sísmicos!

Pero es una suerte (?) que el Cosmos marque su firme pauta y nos recuerde, ante cada infortunio personal o colectivo, que él está por encima nuestro, aunque nuestra falta de humildad nos prive de reconocerlo, al menos públicamente. Y también es una suerte (?) que nuestra discreta pero tajante Conciencia -la de cada uno, sí- también nos ponga en todo momento ante la realidad de la vida! Ambos, Cosmos y Conciencia, al unísono demostrándonos qué o quién manda en nuestra vida, nos guste o no aceptarla tal y como es! Y ser responsable es simplemente eso: ser coherentes con nosotros mismos, con nuestra Alma y, siéndolo, sentirnos parte del Todo que nos empeñamos en desoir, desatender o destruir sistemáticamente, sin acordarnos que cada uno somos parte fundamental de todo ello… y que todo en nuestra vida tiene su propio sentido, seamos o no capaces de entenderlo!

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