Norelys Morales Aguilera.- Mientras se observa con horror la tragedia ocasionada por un terremoto devastador ocurrido el 11 de marzo, un fortísimo tsunami y las consecuencias sobre las centrales termonucleares, también se ha conocido que no faltaron advertencias a las autoridades niponas. El seísmo tuvo magnitud 9,0 grados en la escala Richter.
Trascendió de los cables diplomáticos revelados por WikiLeaks que el gobierno japonés ha tenido una “política nuclear “anticuada” que lo llevó a "ocultar algunos accidentes nucleares”.
Publicados por el diario británico “The Daily Telegraph”, los documentos cuestionan la seguridad de las plantas nucleares en el país, y la política del gobierno de Naoto Kan en cuanto al tratamiento de los residuos.
Fechado el 27 de octubre de 2008, el cable recoge expresiones del diputado liberal democrático Taro Kono, para quien “las compañías eléctricas japonesas son culpables de “esconder los costos y los problemas de seguridad ligados a la energía nuclear”, en particular en relación con el programa de “tratamiento del combustible” y con el “almacenamiento de los deshechos”.
Asimismo, Japón había recibido las advertencias de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) respecto a la incapacidad de las plantas niponas de soportar terremotos superiores a los 7 puntos sobre la escala de Richter, y este reciente lo sobrepasa en dos.
Por otra parte, según la opinión de un científico, las autoridades de Japón estaban avisadas del terremoto y podían haber evitado una parte de los daños, dijo a RIA Novosti Valeri Abrámov, jefe del laboratorio de Geología y Tectonofísica Regional en el Instituto del Pacífico anexo a la filial de la Academia de Ciencias de Rusia en el Lejano Oriente.
Científicos de la ciudad rusa de Vladivostok pronosticaron en 1997 que habría un seísmo devastador en el noreste de Japón este año.“Auguramos que en 2011 habría una serie de sacudidas de magnitud equivalente o superior a 10 grados en la zona de Kanto. Y es precisamente esta parte de Japón la que ha sufrido ahora los mayores estragos”.
Para avalar sus palabras, Abrámov enseñó el ejemplar de una revista local, “Obras del club de profesores de la UNESCO”, que publicó aquel pronóstico en 1997. El vaticinio se sustentaba en una inmensa base de datos acerca de la actividad sísmica en el Lejano Oriente y se remitía, entre otras cosas, al poderoso terremoto de 1923 en el archipiélago.
El Consulado General de Japón en Vladivostok, según Abrámov, solicitó y recibió en mayo de 2006 el pronóstico y los materiales relacionados, pero se ignora qué uso les dio finalmente. Por las mismas fechas se produjo en Japón un terremoto bastante fuerte que, a juicio del investigador ruso, presagiaba lo ocurrido este 11 de marzo de 2011.
Inaudito. Lucro, intereses, politiquerías y otros “beneficios” del “milagro” capitalista japonés, que supuestamente estaban mejor preparados que otros para una catástrofe.
Hasta la hora de publicar este post hay un total de 3.771 víctimas, 1.990 heridos y 8.181 desaparecidos, según la policía nacional nipona. Se prevé que el número de muertos alcance los 10.000.
Las autoridades evacuaron a 556.132 personas tras perder sus hogares a causa del tsunami o estar en torno a la central de Fukushima.
La catástrofe podría suponer pérdidas por 100.000 millones de dólares (71.000 millones de euros), equivalentes al 2% del PIB de Japón, según estimó el banco DBS de Singapur.