Placa de entrada al Jardín de Cactus en Lanzarote
El Jardín de Cactus está situado en el pueblo de Guatiza, a unos 2 Km. del pueblo de Mala. Ambos pueblos son los pueblos norteños de Lanzarote, caracterizados por disponer de mucha superficie de cactus, lo que se conoce como “tuneras”.
El jardín comenzó a construirse en 1973 en lugares en los que fue originalmente una cantera para la extracción de ceniza volcánica, que los agricultores utilizan para la agricultura en Lanzarote. Se inauguró en 1990.
César Manrique fue su creador. Es la última intervención del artista en el territorio de Lanzarote y un compendio de las pautas estéticas que siguió en sus obras de arte público integradas en el paisaje.
Vistas del jardín con el molino al fondo
La obra arquitectónica está construida en piedra y en formación de terrazas, muy semejante a un anfiteatro romano, donde se exhiben las diferentes especies botánicas. Destaca el pórtico de entrada, la tienda y el bar-cafetería, construidos con piedras basálticas labradas a mano. El espacio lo vigila un molino de viento, dónde antiguamente se elaboraba el gofio, harina de millo, consumida ya por los antepasados de los isleños. Otros elementos del jardín son los monolitos basálticos, encontrados allí al restaurarse el lugar, y los estanques con nenúfares y peces.
Acoge cerca de diez mil ejemplares de cactus de más de mil cien especies distintas, originarias de América, Madagascar y Canarias, reunidas por el experto en Botánica Estanislao González Ferrer, ya fallecido.
Jardín de Cactus ocupa una superficie de 5.000 m2. El propósito del jardín no es la educación. El jardín es una función recreativa y estética.
Antes se negociaba mucho con el parásito del cactus, que se alimenta de las tuneras ó cactus, a dicho parásito se le conoce con el nombre de “cochinilla” y es recolectado por el campesino para luego venderlo a las industrias, ya que es un tinte natural antes muy apreciado hasta la aparición de los tintes artificiales.
Tintura de la cochinilla
Ahora vuelve a estar de moda lo natural y esto ha hecho que el campesino vuelva a tener interés en sus tuneras y cochinilla.