El texto literario Finnegans Wake, fue utilizado como programa para un proyecto que involucra a una docena de contribuciones de los distintos alumnos en un sitio “real”, el Covent Garden de Londres. Las intersecciones de una decretada cuadrícula de estudio se convirtieron en las ubicaciones de cada intervención arquitectónica, utilizando el espaciamiento regular de puntos para dar cabida a una selección heterogénea de edificios.
Por otra parte, la red de puntos funcionó como un mediador entre los sistemas mutuamente excluyentes de las palabras y de piedra, entre lo literario del programa y el texto arquitectónico. Jardín de Joyce de ninguna manera intentó reconciliar las diferencias resultantes de la superposición de un texto en otro; evitó la síntesis, en vez de alentar las lógicas opuestas y a menudo contradictorias de los diferentes sistemas.
La abstracción de la red como un dispositivo de organización sugirió la disyunción entre un significante arquitectónico y su significado programático, entre el espacio y el uso que se hace de ella. La red de puntos se convirtió en el instrumento de un enfoque que argumentó, en contra de las doctrinas funcionalistas, que no existe una relación de causa-efecto entre los términos de “programa” y “arquitectura”.
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