Con motivo del Premio Veláquez de Artes Plásticas otorgado a Jaume Plensa este año, quería dedicar un post especial a uno de los mejores y más internacionales de nuestros artistas.
Un artista lleno de humanidad por el que tengo una gran admiración, al que sigo desde hace muchos años y que sigue consiguiendo que me asombre y enmudezca con cada una de las maravillas que es capaz de crear.
Desde su primera exposición en Barcelona (su ciudad natal) en 1980, Jaume no ha parado de trabajar por todo el mundo, donde residen actualmente muchas de sus obras.
Entre sus creaciones, me resulta casi imposible decantarme por una ya que todas son visualmente impactantes. Me fascinan las esculturas hechas con tipografía llenas de contenido, pero sobre todo me gusta la emoción que transmite con cada una de sus obras independientemente del material utilizado: hierro, bronce, alabastro, poliéster, fibra de vidrio, madera, vídeo y sonido…
Obras llenas de poesía que reflejan su pasión por el mundo de la literatura y de la música como “World Voices” de 2010, en la que una inmensa escultura representa 196 países del mundo en una composición de 196 timbales, en Dubai.
O la interactiva videoescultura “The Crown Fountain” en Millenium Park, Chicago, 2004 con una superficie total de 2200 m2 compuesta por dos torres de 16 metros de altura.
Pero este artista, no sólo me gusta en su faceta como escultor, en la que es único, sino que también me llega por sus dibujos o estructuras de futuro como él las llama, igualmente impactantes por su belleza y por sus mensajes llenos de significado.
Desde 1992 ha sido galardonado con varios distinguidos premios tanto nacionales como internacionales. Medalla de la Orden de las Artes y las Letras de Francia (1993), Premio de la Fundación Atelier Calder (1996), Premio Nacional de las Artes Plásticas de la Generalitat Catalana (1997), Premio Nacional de las Artes Plásticas (2012), Premio Nacional de Arte Gráfico (2013).
Su último reconocimiento ha sido el premio Velázquez de Artes Plásticas, otorgado hace apenas unos días (25.11), como os decía al comienzo de este post.
Entre sus más recientes creaciones, esta monumental cabeza de una niña llamada Awilda bautizada “Mirar en mis sueños” instalada en Río de Janeiro durante 2012, que transmite una inmensa paz y que busca hacer soñar a la gente.
O esta preciosa escultura “L’anima della Musica” expuesta en el Museo del Violín, en Cremona, Italia, en 2011. Una escultura a partir de partituras que se entre lazan creando esta maravilla.
Actualmente se puede disfrutar de la exposición “Talking Continents” en la Galería Lelong de Nueva York hasta el próximo día 14 de diciembre.
Así que si alguno tiene planeada una escapada pre navideña a esta fabulosa ciudad que marque en rojo una cita con la obra de este polifacético artista, porque realmente merece la pena disfrutar de su trabajo en directo.
Y a los que no tengáis esa suerte podéis ver una de sus piezas dentro de la muestra “Arte, Dos Puntos” que comparten La Caixa y el MACBA, esperar a la exposición que tendrá a partir de enero en el Museo de Calcografía Nacional o seguir la obra de este artista nómada en cualquiera de estas ciudades.
Aunque seguiría hablando de él durante horas sin cansarme, prefiero dejaros con este fantástico documental que realizó RTVE hace unos años en el que se puede ver a este artista con alma en pleno proceso creativo.
Love, Pitita.