Revista Opinión

Jáuregui el inocente, Leire Pajín la niña pequeñita y Rubalcaba el superviviente del terrorismo de estado.

Publicado el 22 octubre 2010 por Nynaeve

Alfredo Pérez Rubalcaba, el portavoz del gobierno de Felipe González negaba permanentemente que su gobierno tuviera nada que ver con la banda de terroristas de estado del G.A.L. que sus compañeros de partido y gobierno montaron desde las más altas instancias de las instituciones. Lo cual le convierte en un verdadero superviviente de un ejecutivo terrorista.

Ramón Jáuregui debió, sorprendentemente, ser el único alto cargo vasco del PSOE en Euskadi y Navarra que no se enteró y no tuvo nada que ver cuando sus más allegados se dedicaban a reclutar con dinero público mercenarios asesinos entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Lo cual le convierte, una de dos, o en un espabilado que se libró de ser encausado por sus crímenes, o si es verdad lo que afirma, en un incompetente que no se entera de lo que sucede en su entorno inmediato.

Leire Pajín, por su parte, según afrimaba recientemente en unas declaraciones, no sabe, no contesta, ni puede opinar ni valorar que su partido hubiera estado implicado en asesinatos de estado, torturas y secuestros porque “yo era muy pequeñita”. Lo cual la invalida para ocupar un cargo ministerial como el de Sanidad, habida cuenta de que cuando se inventó la Penicilina y lo trasplantes de órganos ella era superpequeñita y eso no cuenta para su existencia de la desmemoria individual y social. Así mismo la inhabilita rotundamente para participar en un gobierno que aborde la Memoria Histórica, la Guerra Civil, la dictadura franquista y los fusilamientos de hace 60 años, cuando ella era  tan minúscula que no era ni un embrión, término médico que será ajeno a ella porque se acuñó hace tanto que ni ella existía. Pajín era “muy pequeñita”. Qué le vamos a hacer!

Tenemos pues tres casos de ministros con un síndrome psicopatológico pendiente de diagnóstico entre la desmemoria activa, el cinismo cómplice, la esquizofrenia y la estupidez. En ninguno de los casos parece procedente que tales pacientes pendientes de diagnóstico sean los más adecuados para ocuparse de la responsabilidad de dirigir los destinos de un estado de 45 millones de personas.

Rubalcaba no tiene un pelo de tonto. Conociendo sus ardides, su habilidad para colar patrañas y a la vez quedar bien, el manejo de la táctica propagandística y su conocimiento de las interioridades de las cloacas del Estado, parece por tanto inverosímil su desconocimiento de lo que sus compañeros de partido y gobierno estaban haciendo cuando organizaban una banta terrorista parapolicial nutriéndose para colmo de los fondos del estado. Él además participó en plena sintonía con los del GAL haciendo la labor de “limpiador de imagen” del gobierno terrorista de entonces (Portavoz del Gobierno), con cierto éxito durante años hasta que unos cuantos jueces le demontaron el tinglado propagandístico de “no tenemos nada que ver”.
Habrá quien piense que su maquiavelismo, su astucia aunque rayano en la crueldad, la inmoralidad y el desprecio a los derechos humanos básicos es una virtud que aconseja que ocupe un supercargo de Ministro de Policía-Comunicación Estatal-Vicepresidencia. Otros piensan que no es ese el mejor ejemplo para mostrar a la ciudadanía, ni el modelo que debería ser el Ser Humano, como corresponde a un mandatario.

En Jáuregui caben dos opciones; o es un malvado y cruel colaborador de asesinos pero astuto e inteligente como para haberse ido de rositas, o es un completo inútil y zote incapaz de saber enterarse de si sus compañeros de partido roban fondos públicos, cometen fraude ante sus ojos como ya sucediera con cosas peores en el País Vasco imposibles de ocultar (según su versión). En ambos casos Jáuregui no reune condiciones para mandatario.

Lo de Pajín es más claro. Una persona que tiene la concepción de que el mundo comienza cuando ella nace o cuando es mayorcita (y acaba cuando ella muera) reduce la existencia humana de tal sujeto a una existencia animal. Nace, come lo que le ponen delante, defeca cuando le aprieta, y ya está. Vivir al día lo que le toca sin indagar ni preguntarse más. No es mala vida, no, pero improcedente para ocuparse del hecho humano, que es social e histórico por definición y esencia, y que precisa de valoraciones, interpretaciones histórico-sociales, y definiciones de dirección si se trata de personas que han de dirigir y gestionar conjuntos humanos y no animales. Esta señora era “muy pequeñita” cuando el PSOE-GAL, y también muy pequeñita cuando se forjaron los fundamentos de la vida en sociedad que hoy tenemos, y será “muy cadáver” cuando tengan lugar los sucesos que a los mandatarios de hoy se les pide que prevean, y perfilen.

Este es el percal visto con cierto rigor en esas tres personas, para qué hablar de la alcaldesa elegida gracias a las siglas de Izquierda Unida, afiliada y militante de Izquierda Unida, que a unos días de las elecciones dijo (siendo de IU y siendo alcaldesa por IU) que votaba al PSOE porque le parecía mejor. Habrá partido o presidente de estado que se fíe de tal persona, yo no, porque el que ha mentido y cometido fraude y traición una vez lo suele hacer más. Y menos cuando es ya no para estar en un partido, sino para manejar asuntos públicos que me afectan y que también pago.

Jáuregui el inocente, Leire Pajín la niña pequeñita y Rubalcaba el superviviente del terrorismo de estado.


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