Mañana se inicia el Congreso de CCOO de Madrid. Habrá cambios. Su secretario general, Javier López, como mandan los estatutos abandona la secretaría general después de tres mandatos. Y le he entrevistado. El máximo responsable del sindicato en Madrid hace un repaso a la situación que vivimos, y lo tiene claro, no da por perdida ninguna batalla.
Javier López, secretario general de CCOO de Madrid, fotografiado por Fran Lorente en el cielo de la capital.
P. En estos cuatro años se han realizado tres huelgas generales, dos de ellas en el último año. ¿Están siendo eficaces las huelgas generales?R. Ninguna movilización es inútil. Sólo podemos dar por perdida aquella lucha que no se libra. Cada movilización ha contribuido a unir voluntades a favor de otro modelo de salida de la crisis. De la clase trabajadora, de la ciudadanía y de cientos de organizaciones sociales. La voluntad de la sociedad es un arma que nadie en su sano juicio puede despreciar.
P. Cuál de todos los frentes abiertos en “lo público” (sanidad, justicia, enseñanza, científicos, pensionistas, dependencia, Telemadrid…) puede hacer afectar más negativamente a nuestro futuro?R. La batalla en defensa de lo público es una batalla para preservar un modelo social amenazado en toda Europa. La defensa de los derechos conquistados en torno al empleo son vertebradores de nuestra sociedad. Derecho a un empleo, el derecho a vernos protegidos cuando no tenemos un puesto de trabajo. Derecho a una pensión cuando nos jubilamos o un accidente o enfermedad profesional nos impide trabajar. Derecho a mantener nuestra autonomía gracias a los servicios y prestaciones de atención a la dependencia, a los servicios sociales. El derecho a la educación. A la salud. A una vivienda. A la información, o al transporte público. Son piezas de la construcción que permite nuestra convivencia en libertad. No existe libertad sin derechos que nos hagan iguales.
P. ¿A qué achaca la prohibición de algunas manifestaciones y el fuerte dispositivo policial, cuando no represión?
Celebrando el Día del Orgullo.
R. Al miedo a la libertad. No hemos vivido tensiones sociales, ni fenómenos de violencia, que justifiquen el endurecimiento de las medidas policiales y sancionadoras por asistir o participar en movilizaciones. Es como si el objetivo fuera provocar la violencia para alentar el miedo. En lugar de atender las demandas sociales y solucionar los problemas mediante el diálogo, parece que hay quienes intentan que el miedo juegue a favor del inmovilismo y de una reacción conservadora que termine por ratificar una medidas inútiles e injustas contra la crisis.P. Con todo, ¿piensa que hay salida?R. Claro que hay salida. La movilización debe fortalecer la vertebración de la sociedad y su capacidad para forzar la negociación con los poderes públicos sobre las propuesta y alternativas más justas y equilibradas para salir de la crisis. Somos un país más pobre, sin duda, pero no por ello tenemos que admitir la condena de vernos convertidos y un país más injusto, desequilibrado y fracturado. Si permitimos esa situación es nuestro futuro como sociedad lo que estamos poniendo en juego. Los políticos tienen la responsabilidad de administrar lo que es de todos, en dialogo permanente con la sociedad organizada.
MADRID
P. ¿Piensa que nuestra comunidad sufre con más virulencia la crisis que el resto del Estado?R. La crisis es general. Madrid tiene sus peculiaridades en la misma, pero no por ello podemos decir que estemos peor que otras regiones. Nuestra media de paro es menor que la media, pero el crecimiento del paro en Madrid ha sido más acelerado. Los problemas de las familias que padecen el paro son mayores que en otras Regiones porque somos una Comunidad más cara, urbana y con necesidades esenciales más ineludibles. La dureza de la crisis sobre las personas. Además somos la capital, lo cual nos convierte en un crisol y altavoz de las tensiones y problemas de toda España. Bankia, las preferentes, los desahucios, Gerardo Díaz Ferrán, los EREs en IBERIA o Telemadrid no son distintos a los problemas que se viven en otros lugares de España, pero su dimensión es mayor y adquieren de inmediato repercusión nacional.
P. ¿No viene siendo Madrid conejillo de indias del PP llevando al extremo políticas neoliberales?R. Madrid se ha convertido, efectivamente, en campo de experimentación de las políticas más duras del PP a nivel nacional. La presidencia de Esperanza Aguirre ha sido el referente de los elementos más ultraliberales y neoconservadores en España. El ataque a las universidades públicas, los beneficios concedidos a la enseñanza privada, la experimentación de todos los modelos posibles de gestión sanitaria conducentes a la privatización y externalización, el boicot programado a la ley de dependencia, los privilegios fiscales a las rentas más altas, el incremento de los precios públicos y las tasas. No son políticas distintas a las aplicadas en otros lugares de España, pero la intensidad y generalización de las mismas han convertido a Madrid en un laboratorio del Tea Party español.
P. No hace tanto que Ignacio González accedió a la presidencia de la Comunidad de Madrid y recibió a los sindicatos. Parecía una buena noticia ¿Han cambiado algo las cosas con respecto a Esperanza Aguirre?R. Cambian las personas y la impronta personal, pero Ignacio González ha sido designado para llevar a sus últimas consecuencias las políticas diseñadas por Esperanza Aguirre. De hecho es ella la que conserva la Presidencia del PP en Madrid, que sigue siendo el partido de Aguirre. González se ha metido en charcos que no hubiera pisado, probablemente, Aguirre, como el de los médicos, pero se ha embarcado en el proceso de destrozar Telemadrid para convertirlo en un instrumento de propaganda y entretenimiento con alta participación de productoras privadas afines, un viejo proyecto de la esfinge ultraliberal.
P. ¿Y en la capital, la relación con Ana Botella tras la marcha de Gallardón?R. Gallardón es un político de derechas polémico y polifacético. Sus proyectos le han ganado fama de faraónico, pero han tenido un carácter populista innegable. Desde el soterramiento de la M-30, hasta las Olimpiadas. Ana Botella no ha encontrado su espacio y se nota una ralentización de la política madrileña, en un Ayuntamiento acosado por la deuda y los recortes, no sólo salariales y de personal, sino también de servicios públicos como las Escuelas de Música que han tenido que incrementar brutalmente sus precios. El accidente de Madrid Arena ha puesto a Madrid en el punto de mira de toda España y no precisamente para bien.
P. ¿Y cómo evalúa la actuación de la oposición política?
Con su bandera. La de las Comisiones Obreras.
R. La oposición, la izquierda política y social, nos hemos visto tan sorprendidos como toda la sociedad por esta crisis. Tenemos la obligación de reforzar los vínculos de solidaridad, de trabajo compartido, sin sectarismos, para abrir camino a alternativas creíbles e ilusionantes. Alternativas que contribuyan a mantener y reforzar eso que nuestra Constitución denomina Estado Social y Democrático de Derecho. Eso significa nuevo modelo productivo, defensa de las personas frente a la crisis y regeneración democrática de las instituciones.Comisiones Obreras
P. ¿Cómo calificaría este mandato que finaliza en CCOO de Madrid?R. El mandato que finaliza ha sido muy duro para todos los trabajadores y trabajadoras madrileños. Los datos del paro, los recortes laborales y sociales, las agresiones al sindicalismo de clase, los cierres de empresas, despidos, aumento de los EREs. Los recortes sociales en educación, sanidad, servicios públicos, han protagonizado un escenario cada vez más duro, en el que el combate contra el déficit público se ha convertido en único objetivo de los gobiernos. Organizar a los trabajadores para hacer frente a esta situación laboral y social se ha convertido en una necesidad y el objetivo prioritario de CCOO.
P. También próximamente es el congreso confederal. ¿Haría un balance del último mandatoR. Nuestra Confederación ha hecho un esfuerzo colectivo impresionante para interpretar la profunda crisis en la que estamos embarcados, elaborar propuestas y alternativas para afrontarla sin debilitar el modelo social, vertebrar, organizar y movilizar a los trabajadores y la sociedad para defenderlas. El sindicato ha afrontado el reto de fortalecer nuestras estructuras federales y territoriales, para defender los intereses personales, sectoriales y generales de una clase trabajadora golpeada con brutalidad por la crisis.Se ha fortalecido la unidad de acción con UGT y con otras organizaciones sindicales. Trabar alianzas con el sindicalismo europeo, en el marco de la Confederación Europea de Sindicatos (CES) y la constitución de la Cumbre de Organizaciones Sociales, han sido determinantes en este periodo.
P. ¿Está afectando la crisis y la campaña antisindical al sindicalismo de clase?R. La crisis ha entrado de lleno en el núcleo central de trabajadores y trabajadoras afiliados. La pérdida de afiliación, siendo proporcionalmente menor a la pérdida de empleo, se deja notar. En cuanto a las agresiones al sindicalismo de clase, forman parte del ataque frontal a las instituciones democráticas. Los sindicatos hemos asumido, en las últimas décadas, un papel en las instituciones, en sus órganos de participación y, aunque minoritariamente, en algunos órganos de gobierno. Eso ha influido en que, desde determinados ámbitos neoconservadores, se haya instrumentalizado esta participación para achacar a los sindicatos el fracaso de las instituciones en el combate contra la crisis. Los sindicatos, los partidos políticos, las instituciones, las propias organizaciones sociales, el empresariado, las Comunidades Autónomas y hasta los Ayuntamientos, tenemos la obligación de recuperar cuanto antes el papel de vertebradores de intereses sociales y cauce de solución para el conflicto social. No va a ser fácil, pero es absolutamente necesario.
P. La crisis y el recorte de derechos es global, ¿cree que la respuesta del sindicalismo internacional es suficiente?
A seguir peleando.
R. El sindicalismo internacional representado por la Confederación Sindical Internacional (CSI) y su instrumento europeo, la CES, son herramientas esenciales para afrontar una crisis global, que desborda las fronteras nacionales y que no podemos superar con las recetas inútiles e injustas de la Troika compuesta por el Fondo Monetario Internacional, la Comisión y el Banco Central Europeo, a las órdenes de Angela Merkel.P. ¿Qué diría a quienes opinan que el sindicato de clase está anticuado?R. Todas las instituciones y organizaciones tienen que adaptarse a los cambios, pero eso no significa renunciar a los principios y fines del sindicalismo. Organizar a la clase trabajadora para la defensa de sus intereses sectoriales y personales sigue siendo el principio esencial del sindicalismo. Utilizar la movilización y la negociación para abrir camino a la solución de nuestros problemas, son estrategias plenamente válidas en estos momentos. Las estructuras pueden anquilosarse y deben ser reformadas y adaptadas siempre, pero el sindicalismo sigue siendo necesario, tanto o más, que en aquellos días en los que algunos trabajadores y trabajadoras decidieron organizarse en sindicatos para defender sus derechos laborales y sociales.
P. Quizá en lo personal… ¿Cómo ha vivido estos años al frente de CCOO de Madrid?R. En lo personal he vivido el periodo más intenso y apasionante de mi vida. Ha sido duro y difícil, en todos los órdenes, pero muy gratificante en lo personal. Me he sentido siempre, en cada conflicto, en cada movilización, ante cada problema, en el ojo del huracán de España y de la Confederación. Ante cada Huelga General y cada movilización nacional, o Regional. Ante cada proceso de negociación, he sentido el realismo de aquella gregería de Ramón Gómez de la Serna, que afirmaba que "Una pedrada en la Puerta del Sol mueve ondas concéntricas en toda la laguna de España". Lo he sentido desde el conflicto de Sintel, hasta la Marea Verde, pasando por el Hospital Severo Ochoa de Leganés. Lo he sentido en las movilizaciones contra la Guerra de Irak, ante los atentados del 11-M, la T-4 y en cada atentado terrorista. Lo he sentido cuando hemos negociado la Ley de Renta Mínima para personas sin recursos, el Plan Director de Prevención de Riesgos Laborales, para evitar accidentes y enfermedades profesionales, o el Instituto Laboral para solucionar los problemas laborales, sin tener que recurrir a los juzgados. Lo siento ahora junto a los compañeros de Telemadrid sometidos al terror gubernamental de volar por los aires 925 puestos de trabajo, o ante los centenares de puestos de trabajo que perdemos cada día en Madrid como si fuera lo más natural del mundo. Me siento incapaz de explicar aquí todas esas vivencias. Siento que he vivido este periodo de mi vida con el doble de intensidad de mi vida anterior.
P. A nadie se le escapa que es usted un valor en la izquierda madrileña. No están las cosas para prescindir de los valores… ¿Ha pensado en su futuro? R. Las cosas no están para prescindir de nadie. No me siento menos prescindible, ni más imprescindible que cualquier ciudadano o ciudadana en estos momentos en los que hay que aunar voluntad y trabajo, sin sectarismos, para abrir las puertas a soluciones equilibradas y justas a esta crisis. Creo que el sindicato tiene muchos retos inaplazables en los que puedo aportar algo. En todo caso, me sentiré bien en cualquier lugar donde la intransigencia y la crispación sean arrinconadas y se abra camino el diálogo, la voluntad de negociar y el compromiso. En cualquier lugar donde se luche para que todos entendamos que no hay país, ni patria, ni sociedad civilizada, sin derechos que nos hacen libres e iguales.
Con Marcelino Camacho.
"No existe libertad sin derechos que nos hagan iguales""Parece que hay quienes intentan que el miedo juegue a favor del inmovilismo"
"Madrid se ha convertido, efectivamente, en campo de experimentación de las políticas más duras del PP a nivel nacional"
"Ignacio González ha sido designado para llevar a sus últimas consecuencias las políticas diseñadas por Esperanza Aguirre"
"Ana Botella no ha encontrado su espacio y se nota una ralentización de la política madrileña"
"La oposición, la izquierda política y social, nos hemos visto tan sorprendidos como toda la sociedad por esta crisis"
"Las agresiones al sindicalismo de clase, forman parte del ataque frontal a las instituciones democráticas"
"Todas las instituciones y organizaciones tienen que adaptarse a los cambios, pero eso no significa renunciar a los principios y fines del sindicalismo"
"He vivido este periodo de mi vida con el doble de intensidad de mi vida anterior"
"Me sentiré bien en cualquier lugar donde la intransigencia y la crispación sean arrinconadas y se abra camino el diálogo, la voluntad de negociar y el compromiso"