Revista Cultura y Ocio
EL VENCIDO
Harto de la batalla, con los pies doloridos
de andar sobre un osario, se detuvo
y cayeron sus armas y los brazos
alzó.
Me rindo, dijo, ha sido suficiente,
no puedo recordar el casus belli
que me condujo aquí, hace ya mucho tiempo
que no sé dónde está nuestro enemigo.
Su cabeza rodó
colina
abajo,
porque la vida no hace prisioneros.
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EL PERRO
Ella lloró: el amor, viejo perrode lanas que nos fue fiel compañía,amaneció hoy enfermo. Ya no se tiene en piey ladra de dolor bajo los álamos.
Tenemos que matarlo, él dijo, no es decenteque sufra la agonía que le espera,son demasiados años para un final tan cruel.
Aquella noche el perrose arrastró como pudo a la autopista.
Javier Velaza en Los arrancados (Editorial Lumen, 2002).