Revista Cultura y Ocio
Oícaro , se encuentra en otra dimensión.
Javierus y Elodio emprenden nueva jornada de aventuras .
Se acerca el enemigo y con táctica y disciplina , Javierus dispara su trampa.
Les da la visión de una falsa victoria .
Oícaro antes de retirarse a la búsqueda de su venganza contra Elodio , deja parte de su ejército de Heracóntes con órdenes y esa orden era entretener a Elodio.
No sospecha Oícaro que ella está junto a Javierus en su galeón y enfrentando al enemigo
Y ese enemigo son los Heracontes.
Se desplazan con velocidad las naves , trás Javierus.
Elodio visualiza que a cierta distancia, entre la neblina y en tierra pueden verse torreones.
Sus naves se acercan a gran velocidad y Javierus da la orden de hacer subir un estandarte al mástil mayor con dragones de color rojo.
Esos dragones son señal de acercamiento con enemigos distantes.
Los Heracontes atacan con la artillería y arcabuces. En tierra , ven que las naves de Javierus se acercan y un pelotón de hombres a caballo salen de los murallones, hacia la playa y colocan sobre la arena armas de gran calibre para la defensa
Mientras , Javierus dirige sus naves hacia el Golfo.
Elodio está encaramada sobre un mástil y apoyada en la vela mayor. Es la primera vez que participa en una batalla naval y la sorpresa de ver el espectáculo mayúsculo la emociona; también la fuerza y coraje de Javierus ante el acoso del enemigo .
Llegan cerca de los peñascos del golfo y se mantienen a cierta distancia . Las milicias amigas cierran el paso del golfo ,saliendo sus naves de sitios a ambos costados de los peñones, para detener a Los Heracontes.
Quedan sorprendidos por el ataque de un enemigo insospechado que da el tiempo suficiente para ver los formidables aprestos de las armas y obligarlos a retroceder. Los cañones dirigen su bocazas henchidas de fuego hacia ellos.
Han tenido tiempo de obstruir el paso y ahora la huída es difícil para Los Heracóntes.
Y este pueblo de valientes hombres que arremete, contra ellos, se encuentra dirigido por un Señor de comarcas; viven en las montañas y en los bosques. Los torreones pertenecen al castillo y flanquean la costa alrededor de la isla. Son los vigias de una parte del universo.
Estos centinelas, son entidades de suma importancia, pues cada dimensión tiene su entrada y muy pocos pueden salir de los límites, solo con condiciones que ya están escritas en el Libro Sagrado.
Estos entes supervisan el movimiento de naves.
Las islas pertenecen a Los Doulkëes y el Señor de las comarcas , su nombre es Capitán Dokdës.
Son energías , existencias importantes para el movimiento del Cósmos.
Los Heracóntes son seres corpulentos y llevan sus cabezas rapadas con un turbante de colores vivos.
Pero bajo esos turbantes esconden armas mortales.
Esas armas las diseñó Oícaro para hacer valer sus leyes. Pueden mutilar,degollar, desollar y hasta envenenar con certeros dardos.
De nada valen esas armas por el momento. La retirada es inmediata.
Es admirable la estrategia con que se manejó la fuga de la milicia enemiga.
Se divulga la noticia del triunfo por emisarios y galeones especialmente diseñados para este motivo.
Javierus se acerca al muelle para saludar y agradecer al Capitan Dookës e invita a Elodio a bajar y conocer al Capitán y su pueblo.
Ella, aún está en el mástil, observando nuevos mundos, el asombro y la emoción la embargan.
Baja por las sogas del velamen y su figura en este momento no es una coraza de metal , es una fina muselina que cubre todo su cuerpo que lo envuelve dando un toque sensual a cada centímetro de sus curvas.
El Capitán Dookës queda impresionado por su belleza y emocionado no atina acercarse a ella.
Presiente que es de otro mundo y no comprende la magnitud de sus sentimientos ahora alboratados.
Pero es el Capitán y domina el pensamiento y actitud atendiendo cada palabra que expresa Javierus.
Un gran salón los espera con manjares que solo se sirven en grandes ocasiones y esta era una de ellas. Los preparativos se hacen en pocos instantes , mesas con bebidas refrescantes, coloridas y tentadoras. Los bocados de frutas rebozados en dulces. Manjares de carnes se preparan en unos hornos. En el prado se ve la humareda y el aroma de sabrosa
comida se esparce; desde donde puede verse al pueblo colaborando en el festejo.
Elodio es conducida a una habitación del palacio.
El Capitán se encargó, especialmente de hacerle llegar flores y encantadores regalos .
Es conocido el Capitán por su honradez intachable pero su alma esta llena de sensibilidad ante la belleza de Elodio. Es una pequeña brasa de fuego que lo consume .Elodio en su recámara observa por los ventanales del palacio, la belleza de los jardines, las fuentes con esculturas de mármol , lucen su blancura con el agua que surge del fondo de la fuente, de las alas de angeles que bordean la escultura principal.
Más lejos observa lacayos que cuidan y pasean con una rienda a caballos de finas patas y encabritados muestran sus crines largas que se desplazan con el viento.
En estos lugares no hay pobreza, solo riquezas.
Son seres que tienen la misión de servir, personajes siempre atentos y respetuosos. Nada falta aquí. Todos tienen lo que desean. El espíritu de lucha lo llevan dentro. Lo que tienen, deben protegerlo y a quienes acuden solicitando un lugar son siempre bien recibidos.
Nadie es más o es menos, no hay escalas de ningun estilo. Sabe cada uno su lugar y su
responsabilidad.
Hay aquí un cuerpo diplomático y junto al Capitán cuidan y gobiernan este sector del Cosmos porque son los bienes de la vida del Universo que dejo así estipulado.
El oro, la plata y las piedras preciosas, tiene el valor como belleza, como color y el artesano que las talla es el alma del arte.
La recámara de Elodio está adamascada con sedas, terciopelos y cortinados suaves y livianos.
Una mesa de plata labrada y una pequeña silla es el lugar para que ella frente al espejo pueda embellecer y perfumar su persona.
Desea Elodio descansar, está fatigada.
Algo inesperado como una embriaguez le hace recordar tiempos que no puede traer su memoria.Siente tristeza y también se siente feliz de vivir estos instantes de gozo.
Javierus llama a su puerta y le dice que debe vestirse para cumplir con las normas de cortesia del Capitán y todo su servicio ejemplar.
Ella toma un vestido de un lujoso armario que escoge porque la deslumbra.
Es negro, con bordados de hilos de plata. Flores negras se desparraman con estilo por toda la vestimenta y en el escote pequeñas rosas negras de gasa cierran como un broche el enorme escote que apenas cubre sus hombros.
El vestido es largo y una niña se encarama sobre la silla de plata y le coloca una enorme rosa negra sobre los rubios cabellos de Elodio. De cada pétalo sobresalen largas tiras de muselina negra que caen sobre su rostro.
Elodio está descalza.
Sale de la recamara y camina hacia donde ella escucha voces.
Todos están reunidos y el Capitán recorre la estancia para recibirla embelesado por la belleza aún más increible.
Elodio es una batalladora , es un magnífico soldado , una roca que nada hace mella.
El Capitán se acerca sabiendo de antemano la negativa pero no puede dejar de sentirse atraido a esa fuerza que ella emana.
Ella le sonrie y lo acepta a su lado y conversan.
Elodio en un pieza importante para el Cosmos y aún bajo su coraza de acero, su casco de metal y sus guantes relucientes, es una mujer.
La reunión , agradable y con noticias que unos y otros hacen correr. Risas y refrescar las mentes con el buen humor, es ahora lo primordial.
El Capitan galantea a Elodio y ella se siente halagada . Las circunstancias en su camino son siempre y serán el símbolo de lucha.
Hay que continuar el viaje y todos se despiden.
Javierus sube a su nave y mientras espera a Elodio dá las órdenes de elevar el ancla. Sus galeones lo siguen a distancia. Elodio se despide graciosamente de los anfitriones.
El Capitán le susurra estas palabras en el oído,
-amada, estaré siempre esperando su llegada, el deseo de hacerte mi esposa es más fuerte que el impulso del destino.
Ella responde con cautela y con voz apenas perceptible- lo sé pero tu debes luchar porque aquí estamos todos unidos a un fín y tu sabes eso.
El Capitán Dookës le besa suavemente la mano, deslizando sus labios por la delicada piel.
Javierus percibe el tono de atracción del Capitán hacia Elodio pero también sabe que ella no se perturba. Ahora es su compañera de viaje hasta que sea otra el designio.
Antes de despedirse, Elodio entra a su improvisada alcoba y se desnuda, dejando sobre la cama la ropa que uso esos breves momentos. Nuevamente el suave velo, cubre su cuerpo.
Y asi parte hacia otro rumbo en el galeón de Javierus.
Atrás quedan Los Heracontes con la orden de Oícaro sin cumplir.
Están cerca del Golfo y el enemigo no les da paso, mientras se alejan las naves de Javierus.
Mientras la nave de Javierus se aleja...
Oícaro , visualiza con atención. Sabe que el hijo de Elodio se encuentra en ese paraje para el desconocido...
A la brevedad.
Eloisaodiosa