Revista Jazz & Blues
Contaba un batería que, tocando en un local por Extremadura, tuvo que aguantar durante todo el concierto a un ruidoso grupo de "espectadores" que no paraban de charlar en voz alta, ignorando por completo las evoluciones de la música. Avanzada la actuación, en un descanso entre temas golpeó su pedal de bombo de forma estruendosa, sobresaltando al "respetable", que se volvió a mirarle entre la sorpresa y la indignación. El batería les devolvió la mirada, a la que añadió el siguiente comentario: "Pensaba que estábais sordos, pero ya veo que no".