«¿Quién de nosotros vive con veinticuatro horas al día? Y, cuando digo «vive», no digo «existe» ni digo «pasa por ahí». ¿Quién está libre de que las grandes tragaderas de tiempo de nuestras vidas están descontroladas? [...] ¿Quién de nosotros no se dice a sí mismo, se pasa la vida diciéndose: «Cuando tenga tiempo cambiaré esto y lo otro»? Nunca tendremos más tiempo. Tenemos, siempre hemos tenido todo el tiempo que hay [...]. Lo bonito de tener un suministro constante de tiempo es que no puedes gastártelo con antelación. El siguiente año, el siguiente día y la siguiente hora están todos esperándote perfectamente inmaculados, tan íntegros como si nunca hubieras perdido o malgastado un solo minuto de tu andadura. Este hecho resulta muy agradable y reconfortante. Te permite pasar página cada hora si quieres. Por tanto, de nada sirve esperar a la semana que viene o incluso esperar a mañana (para hacer lo que tienes que hacer)».
Deux jours à tuer (2008)
de Jean Becker
«La eterna fuerza del melodrama acude al rescate y transforma (y eleva) esta historia, aparentemente tópica [...] llevándola al terreno de la perdurable conmoción».Y es cierto. Por otra parte, además de lo melodramático, asoma el terror, un terror que para sí quisiera más de una película de dicho género. La reacción de Antoine es creíble (estamos ante verdadero cine de actor) y nos acerca al consabido axioma según el cual la realidad supera a la ficción. Aunque a menudo nos parezca que nuestra racionalidad nos salva de ciertas verdades que no nos atrevemos a afrontar, Antoine se nos presenta como paradigma del hombre que no puede querer otra cosa que redimirse sino mediante la crudeza que destroza el tópico y la convención social. Esto hace que, conforme visionamos el film, nos preguntemos acerca de la razón de las cosas: la que les hemos atribuido o la que realmente tienen. La locura, que rechaza el consuelo agobiante de lo acomodaticio, una locura similar al Job que siente asco de su vida (Jb 10 1): he aquí la 'razón' del protagonista. No se trata, pienso, de un film al final del cual sea necesario decidir si uno mismo actuaría o no como el propio Antoine. Ese juicio, la decisión del mismo, nos dejará demasiado lejos de la realidad del personaje. Más bien se trata de extraer una enseñanza, la de ser capaces de responder a la cuestión: ¿qué hacer con el tiempo del que disponemos?