Revista Arquitectura

Jean-Dominique Bauby (1952-1997)

Por Luiscercos

Jean-Dominique Bauby (1952-1997)

Jean-Dominique Bauby (1952-1997)
Jean-Dominique Bauby (1952-1997)
Jean-Dominique Bauby (1952-1997)
Jean-Dominique Bauby (1952-1997)
Le Scaphandra et le Papillon (en algunos países La Escafandra y la Mariposa, en otros, El llanto de la Mariposa), nos cuenta la historia inspirada en la vida de Jean-Dominique Bauby (1952-1997), editor que fue de la revista francesa Elle (moda, lujo, glamour, mujeres hermosas), quien a los 43 años sufrió un ataque cerebrovascular que paralizó, en pleno éxito y madurez personal y profesional, todo su cuerpo a excepción de su ojo izquierdo.
Encerrado en la prisión más intima que un hombre pueda imaginar, su propio cuerpo (una escafandra), Jean-Dominique fue capaz de dictar, letra a letra, el vuelo de su mente (la mariposa) en un mundo de absoluta libertad.
En 2007, Jualian Schanabel, artista plástico, siempre desmesurado, arriesgado y genial, filma la historia.
Ya antes nos había sorprendido con Basquiat (1996), sobre la vida del genio de un arte inspirado en las calles de New York que aún no ha sido superado por artista similar; y con Before Night Falls (Antes que anochezca, 2000, primera nominación de Javier Bardem a los Oscars, otro monstruo genial),
Para The New Yorker, Le Scaphandre et le Papillon, es la mejor película de la primera década del tercer milenio. Una historia de superación, imprescindible y bellísima sobre los límites de la condición humana.
Quizá nunca sepamos dónde están los límites de nuestra especie, pero de vez en cuando sabemos de historias de seres humanos que nos ayudan a descubrir dónde no están.
En los textos dictados de Bauby:
Me ha invadido una oleada de tristeza. Théophile, mi hijo, está ahí sentado tan formalito, con su rostro a 50 centímetros del mío, y yo, su padre, no tengo siquiera el derecho de pasar la mano por su espeso cabello, de pellizcarle la nuca cubierta de pelusa, de estrechar su menudo cuerpo liso y tibio hasta sofocarle. De pronto me derrumbo, la lágrima aflora y de mi garganta escapa un ronco espasmo que sobresalta a Théophile. No tengas miedo chaval, soy yo, tu padre, ... Y te quiero. 
Luis Cercós
Santiago, Chile

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