Revista Cultura y Ocio
Jean Michel Jarre - Oxygene 3 (2016)
Publicado el 08 diciembre 2016 por Syntheticman @vozdelosvientosEl seguidor de Jean Michel Jarre ha vivido en los últimos años una larga travesía del desierto en la que ha tenido que soportar discos horrendos y espectáculos vergonzantes en forma de “playbacks” incalificables en discotecas indignas de quien tiempo atrás sacaba a las calles a millones de personas para escuchar su música. El momento en que todo se empezó a torcer es difuso. Unos lo sitúan después de la publicación de “Oxygene 7-13”, la secuela de su afamado “Oxygene” que vino acompañada de un giro hacia la música de baile con decenas de remixes, conciertos multitudinarios (que se parecían más a una “rave” que al clásico espectáculo del artista francés), discos de remezclas tecno e incluso colaboraciones fallidas con productores de moda en mercados como el japonés que no llegaron a ninguna parte. Otros hablan de declive algo más tarde, cuando apareció “Metamorphoses”, trabajo que rompía todos los esquemas previos de los seguidores al incluir canciones pop y colaboraciones de lo más insospechado. No faltan quienes piensan que el momento en que se tocó fondo llegó mucho después con “Teo & Tea”, disco que algún día aparecerá por aquí, siquiera para ilustrar de alguna forma todo aquello que un artista no debería hacer nunca.
Sea como fuere, lo cierto es que pocos esperábamos algo como lo que ha ocurrido en estos últimos meses cuya culminación, quizá, se haya producido en estas últimas horas en las que se ha anunciado que el músico francés ha sido nominado por segunda vez en toda su carrera a ganar un premio Grammy.
En los momentos más prolíficos de su trayectoria, Jarre llegaba a duras penas a la ratio de un disco por año. Sólo entre 1981 y 1984 pudo grabar varios trabajos a ese ritmo (y uno de ellos era un disco en directo con, eso sí, varias composiciones nuevas). Lo normal era que entre LP y LP transcurriesen dos o tres años. De repente, y tras ocho años de sequía, se anuncia el proyecto “Electronica” que, para mayor asombro, constaba de dos discos, cada uno de los cuales tenía una duración cercana al doble de lo que solían ocupar los trabajos “clásicos” del músico. Ambos volúmenes aparecerían en un espacio de tiempo de apenas siete meses. Junto a los “Electronica”, Jarre se embarcó en una gira que le ha tenido ocupado hasta estos días en los que se prepara el último concierto de la misma en París. Pese a que en septiembre se presentó un trabajo “menor” en forma de sintonías para la remodelada cadena de noticias pública francesa France Info, nada hacía indicar que el músico guardase aún un as bajo la manga. ¡Y qué as!
La liebre saltó cuando una conocida web de comercio electrónico mostró en sus bases de datos de productos futuros las palabras mágicas: “Jean Michel Jarre” y “Oxygene”. Parecía que una tercera parte del disco-emblema del músico francés estaba en camino siguiendo los pasos de otro amigo de las secuelas como Mike Oldfield. Las noticias se fueron confirmando pintando un panorama que, apenas un par de años antes, ningún seguidor de Jarre se habría atrevido a aventurar.
En las distintas entrevistas que el músico ha dado en estas últimas semanas se adivina una especie de depresión post-parto en la que se vio sumido durante las últimas etapas de la grabación de “Electronica 2”. Según parece, Jarre se encerró a trabajar en su estudio partiendo de una idea. En el proceso de composición de la música del proyecto anterior, el músico escribió bastantes piezas que finalmente no hallaron acomodo en el mismo pero había una en especial que le devolvió las sensaciones que tuvo en la época de la grabación del primer “Oxygene”. Comenta el músico que desde su discográfica ya le habían hecho llegar la posibilidad de hacer algo en relación con el 40º aniversario de su disco más popular pero que no terminaba de verlo claro y no estaba seguro de querer hacer algo más allá de alguna reedición especial o algo por el estilo. Eso cambió durante la composición de la citada pieza que terminaría siendo “Oxygene 19”. Entonces, y en medio de la “depresión” a la que nos referíamos antes, Jarre decidió hacer un experimento: encerrarse en su estudio durante seis semanas, el espacio de tiempo en que creó y grabó “Oxygene” en 1976, y trabajar con las mismas ideas que entonces, con una fecha límite y sin demasiadas pretensiones salvo ver qué era capaz de conseguir en unas condiciones similares a las de 40 años atrás y empleando recursos parecidos. No se trataba de hacer una producción extraordinaria sino de trabajar con un número reducido de elementos. Igual que hizo 40 años antes.
El resultado ya está en nuestras manos bajo el nombre de “Oxygene 3”. Jarre cierra la trilogía renombrando la segunda parte, que en su momento apareció como “Oxygene 7-13” y ahora pasa a ser “Oxygene 2” con una portada adaptada a la gama cromática de la de 1976. La tercera parte, la actual, aparece con la misma portada que el original pero cambiando ligeramente el punto de vista de modo que ahora el planeta con la calavera encerrada en su interior se ve desde otro ángulo. Exactamente lo mismo que ocurre con la música: se trata de un punto de vista diferente sobre las mismas ideas.
“Oxygene 14” - El disco se abre de forma directa: una breve sucesión de notas graves y una potente secuencia que repite con energía unos pocos acordes. Sobre ella surge la primera melodía del disco, escueta pero efectiva. De repente cesa toda la parafernalia sonora y escuchamos un primer solo a cargo del músico. Se repite entonces el ciclo inicial incorporando una segunda secuencia de modo sutil. Tras el segundo solo, ligeramente diferente al primero y acompañado ahora del resto de elementos del tema, escuchamos una nueva serie de arpegios repetitivos que parecen anticipar un ritmo bailable que nunca llega. En su lugar escuchamos densos colchones de cuerdas marca de la casa, una nueva secuencia en tonos agudos de esas que salpican todos los discos del músico y la aparición de otro sonido clásico en la obra de Jarre: el utilizado habitualmente para su “arpa laser”.
“Oxygene 15” - El tema se funde en el siguiente con el inconfundible sonido del “Eminent” de fondo. Sobre él se deshilacha la melodía del corte anterior antes de entrar en un pasaje rítmico dominado por la secuencia que se apuntaba en los últimos segundos de “Oxygene 14” apoyada en los inconfundibles ritmos de la “mini pops”. Este tramo atmosférico, de difícil asimilación en las primeras escuchas es uno de nuestros momentos favoritos del trabajo. Una delicia para los amantes de los sonidos electrónicos primitivos, alejados aún de las pistas de baile. De fondo, poco a poco, comienza a escucharse un sonido grave que nos prepara para el siguiente corte que llega tras una breve ráfaga que recuerda al comienzo de “Brick England”, la colaboración con Pet Shop Boys en “Electronica 2”.
“Oxygene 16” - Y si pensamos en colaboraciones del proyecto “Electronica”, los primeros instantes de esta pieza podrían pasar perfectamente por un mano a mano entre Jarre y los Tangerine Dream de la época dorada, muchos de cuyos sonidos clásicos escuchamos aquí envueltos en secuencias y efectos de aquellos años. Tras el inicio entramos en un tramo muy ágil en el que la capacidad de Jarre para manejarse en esos ambientes (ritmo definido, secuencias potentes y cuerdas dibujando melodías etéreas) queda de manifiesto. Estaríamos ante una combinación de “Hey Gagarin” y “Oxygene 11” que cerraría la primera parte del disco. Para los nostálgicos, la conclusión es un claro homenaje a la tercera parte del disco original, con la repetición de las notas centrales de aquella pieza.
“Oxygene 17” - Todo disco de Jarre tiene un “single” destinado a servir de enganche y esa es la función de este corte, estrenado en algunos conciertos de la gira de “Electronica”. Una breve introducción con un sonido que también recuerda al del “Oxygene 3” de 1976 se ve acompañada de los sonidos más característicos de la trología: las omnipresentes cuerdas del “Eminent” y los ritmos de la “mini pops”. La melodía no es tan sencilla como otras que sirvieron de single aunque podría tener un aire al clásico “Oxygene 4” incorporando muchas más notas entre las que formaban el tema central del viejo “hit”. Aunque tras la primera escucha no es una melodía que se fije en la memoria del oyente, con el tiempo termina por calar.
“Oxygene 18” - La parte más intrascendente del disco es esta breve transición. Está construida a partir de un “pad” muy sencillo del tipo que todos hemos escuchado cientos de veces en grabaciones “new age” y “ambient”. Con ese fondo escuchamos una sencilla melodía que se repite varias veces difuminándose antes de que nos de tiempo a asimilarla del todo.
“Oxygene 19” - El tema que dio origen a todo comienza con una secuencia que se filtra entre las cuerdas utilizando timbres propios de la música de baile pero sin ningún atisbo de percusión que pueda ensuciar el corte. Escuchamos entonces una melodía que, tanto por los sonidos utilizados en su construcción como por su forma, nos recuerda claramente la banda sonora de la película “Les Granges Brulees” compuesta por Jarre en 1973, antes de alcanzar la fama con el primer “Oxygene”. Otra ráfaga nos pone a las puertas de un “subidón” que no aparece, dejándonos Jarre en su lugar, una nota burlona, un único pulso que nos dice “no sigáis por ahí, esto es otra cosa”. Aparecen de nuevo las notas “rotas” que nos recibían en “Oxygene 15” y que nos van a trasladar hasta la parte final.
“Oxygene 20” - Nos recibe el último tema del disco con un sobrecogedor sonido de órgano. Vemos entonces a Jarre encerrado en su estudio durante seis semanas bordeando la locura convertido en un moderno Erik, el Fantasma de la Ópera de la novela de Gaston Leroux (la referencia puede ser rebuscada pero en la obra, Erik habita los sótanos de la Opera Garnier, edificio en cuya construcción participó como arquitecto. Curiosamente, Jarre debutó como músico en 1971 estrenando su ballet “A.O.R.” precisamente en ese lugar. No nos extrañaría que el comienzo de la pieza tuviera ese pequeño chiste privado, dada la afición del músico a esconder mensajes en sus discos más recientes). Planea de nuevo la serie de notas distorsionadas que hemos escuchado en muchos momentos del disco y que nos llevan a la inserción por parte del músico de unos segundos de “Oxygene 6”, la composición que cerraba el disco de 1976. A partir de aquí, la sorpresa. Las dos primeras partes de la trilogía se cerraban con un tema sencillo basado en un ritmo monótono de “mini pops” que se repetía varias veces. El cierre de “Oxygene 3” es mucho más intenso. Capas de sonidos se superponen en una progresión de acordes de una solemnidad sobrecogedora. Una despedida grandiosa, desprovista de efectos sonoros y artificios de ningún tipo. Al fondo, arrecia una tormenta y se extingue una hoguera. Como bien apuntó el amigo Deckard, de los foros de Fairlight Jarre, cuando se agota el oxígeno, la llama se extingue. Toda la fuerza de ese simbolismo se encuentra en este final.
Desde el punto de vista conceptual y sonoro, creemos que “Oxygene 3” cumple mejor con el papel de secuela de “Oxygene” que “Oxygene 7-13” (aún nos cuesta llamarlo “Oxygene 2”). Aquel era un disco mucho más contundente y poderoso, en especial en el tramo que va desde la parte 10 a la 12 y, pese a que la estructura de muchos de los cortes era idéntica a la de las seis primeras partes, el sonido era claramente moderno en su época. En ese sentido, la mayor parte de “Oxygene 3” tiene mucho más en común con el disco original. El tono, sin embargo, es mucho más oscuro ahora. Especialmente en el tema que pone fin al disco. También esto puede tener relación con el concepto de la serie “Oxygene” que tenía mucho que ver con el ecologismo, movimiento que en 1976 aún estaba dando sus primeros pasos y tenía un horizonte más esperanzador que hoy en día, cuando estamos viendo que las peores predicciones de entonces se están haciendo realidad.
Si hace dos años nos dicen que los próximos discos de Jean Michel Jarre iban a ser un disco doble de colaboraciones y una tercera parte de “Oxygene”, seguramente nos habríamos echado las manos a la cabeza ante el descalabro que cabía esperar de parte de alguien cuyo último disco de estudio había sido “Teo & Tea”. Ni por asomo habríamos esperado el alto nivel de los tres trabajos y el reconocimiento posterior por parte de sectores de la crítica que llevaban años ignorando cualquier cosa que publicaba el francés. La reciente nominación al Grammy, al margen del valor real del premio en sí, supone que Jarre vuelve al primer plano de la música cuando muchos le dábamos por amortizado. Sólo por eso, ha merecido la pena este último año y medio del francés.
Nos despedimos con una serie de artistas, colaboradores en el proyecto "Electronica", ofreciendo su visión sobre el primer "Oxygene".
El disco completo está disponible para su escucha en Spotify: