El confinamiento y el resto de las restricciones adoptadas por los distintos gobiernos para combatir la pandemia provocada por el COVID19 han tenido un fuerte impacto en muchos sectores y el de la música en directo ha sido uno de los más afectados por la práctica imposibilidad de ofrecer conciertos con la que se han encontrado los artistas en el último año y medio. Algunos, sin embargo, han sabido encontrar soluciones imaginativas y entre ellas una de las más prometedoras e interesantes es la propuesta de Jean Michel Jarre.
Ya durante la promoción de “Equinoxe Infinity”, Jarre hizo una pequeña inclusión en el mundo de la realidad virtual con una presentación del disco en uno de esos entornos pero fue en junio de 2020 cuando el músico dio forma a esa idea con un concierto completo ofrecido en un mundo completamente virtual. Mientras Jarre tocaba en su estudio, un avatar hacía lo mismo en un espacio cibernético creado por la empresa pionera en ese campo, VRrOOm. Es primer concierto llevó el título de “Alone Together” y pese a algunos problemas técnicos, fue un ensayo excelente de una nueva forma de asistir a un concierto, ideal para los tiempos que corren.
Avatar de Jarre para el concierto virtual.Meses después, Jarre redobló la apuesta y decidió repetir experiencia en un entorno tan emblemático como muchos de aquellos en los que tocó en el pasado pero que, por razones evidentes, le estaría vetado si en algún momento se plantease hacer un show en su estilo allí: la Catedral de Notre Dame. Cuenta el músico que la idea se le ocurrió viendo la recreación que del monumento se hacía en el videojuego “Assassin's Creed”. Impresionado por su realismo se puso en contacto con Ubisoft, la compañía desarrolladora del mismo para conseguir llevar su música al interior de una Notre Dame virtual.
Así las cosas, a mediados de diciembre de 2020 se anunció un concierto para la nochevieja en la recreación informática de la catedral parisina. Para el repertorio lo cierto es que Jarre no se comió la cabeza en exceso y tiró del material usado en la gira de “Electronica” de unos años antes con la adición de un par de remixes ajenos de “Oxygene 2” y “Oxygene 4” que subrayaban el carácter festivo y discotequero del espectáculo, mucho menos interesante en ese sentido que el “Alone Together” del mes de junio en el que se presentaron un par de temas nuevos junto con el también inédito “Azimuth”, creado para un show anterior.
Casi por sorpresa porque el concierto ya había sido publicado en formato digital para descarga y varios meses después de celebrado el show, se anunció la aparición del mismo en formato físico con su correspondiente CD, su BluRay e incluso una ligeramente anacrónica dadas las características del evento versión en vinilo. Si el tracklist original ya era poco atractivo, del lanzamiento también se excluía “The Gathering”, tema inédito que hizo las veces de música de introducción previa al concierto en su retransmisión por internet. El show comenzaba con “The Opening”, la pieza que sonaba en el segunda tramo de la gira de “Electronica” y que luego formó parte de “Equinoxe Infinity”, para continuar con el remix de “Oxygene 2” creado por Kosinski y que nos parece de lo más interesante de todo el material de este lanzamiento. Seguía la cosa con “The Architect”, el tema compuesto con Jeff Mills para “Electronica” y “Oxygene 19” antes de entrar en un tramo decididamente discotequero con sendas remezclas bailables de “Oxygene 8” y “Zero Gravity” que desembocan en la frenética “Exit”, esta vez sin el discurso de Edward Snowden. Un ligero descanso con “Equinoxe 4” nos aboca al tramo final en el que escuchamos “Stardust”, “Herbalizer” y otro remix de un clásico, mucho menos afortunado en nuestra opinión, como es la mezcla que John Fleming hizo en 2015 de “Oxygene 4” bajo el título de “Astral Projection remix”. Cerraba el show la excelente “The Time Machine”.
“Welcome to the Other Side” es un lanzamiento extraño, sobre todo si tenemos en cuenta que Jarre no publicaba un disco en directo con vocación de superventas desde el lejanísimo “Hong Kong” de 1994 habiendo tenido oportunidades mucho más atractivas para hacerlo, tanto por repertorio como por lo emblemático de alguno de los conciertos ofrecidos en este periodo. En estos más de 25 años han aparecido algunos conciertos en vídeo (en distintos soportes), dos o tres de los cuales venían acompañados del correspondiente compact disc pero ninguno de ellos con la proyección de éste. Quizá sea el deseo de mantener conectados a su música a los aficionados que pudieran haberse visto sorprendido por el aún reciente “Amazonia” o la necesidad de tener un documento en directo de la etapa más prolífica del músico francés que en los últimos seis años tiene sometidos a sus seguidores a un desacostumbrado bombardeo de material nuevo sin precedentes en su carrera. En todo caso, creemos que este es un disco solo para completistas que no aportará gran cosa a quien no sea seguidor habitual de Jarre, y que sirve para amenizar estos meses a la espera de nuevos proyectos con más sustancia.