Conversaciones con Jean-Pierre Bel: Enviado personal del Presidente de la República francesa para América Latina y el Caribe.
Salim Lamrani.─ Presidente del Senado de 2011 a 2014, Jean-Pierre Bel fue el primer socialista en ocupar este cargo en la Cámara alta del Parlamento bajo la V República.
Su implicación política se remonta a su más temprana edad ya que, procedente de una familia de resistentes comunistas del Sur de Francia, Jean-Pierre Bel se involucró en las redes de solidaridad con la oposición española en lucha contra la dictadura de Francisco Franco. Pagó un precio elevado.
Buen conocedor de América Latina y particularmente de Cuba, ha sido nombrado Enviado personal del Presidente de la República para esta región del mundo. Jean-Pierre Bel ha contribuido ampliamente al acercamiento entre Francia y Cuba, haciendo de París el socio privilegiado de la isla en Europa.
Durante estas conversaciones sostenidas en la Presidencia de la República, en el espléndido hotel Marigny, Jean-Pierre Bel saluda el restablecimiento de un diálogo histórico entre Washington y La Habana. Evoca también la cuestión de las sanciones económicas que constituyen el principal obstáculo a la normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. El expresidente Bel analiza también el viaje de François Hollande a Cuba así como la visita de Estado de Raúl Castro a Francia, y hace un balance de las relaciones actuales entre ambos países. Este intercambio aborda finalmente los lazos entre la isla del Caribe y la Unión Europea y termina con una reflexión sobre la figura de Fidel Castro y la importancia simbólica de Cuba.
SL: Señor Bel, el 17 de diciembre de 2014, Cuba y Estados Unidos implementaron un proceso de acercamiento histórico tras más de medio siglo de confrontación. ¿Cómo analiza esta nueva etapa?
Jean-Pierre Bel: El anuncio sorprendió a muchos observadores. Conviene reconocer que era inesperado, salvo, desde luego, para los actores directamente implicados en las negociaciones. Los discursos de ambos presidentes, Barack Obama en Washington y Raúl Castro en La Habana, retransmitidos simultáneamente en los noticieros del mundo entero, constituyen un acontecimiento trascendente. Si la palabra “histórico” tiene algún sentido, se aplica particularmente para ese momento.
Estados Unidos ha comprendido finalmente que si quería restablecer lazos con América Latina era imprescindible cambiar de actitud hacia Cuba y adoptar un nuevo enfoque. Los estadounidenses, en el fondo, se han dado cuenta de su aislamiento en el mundo, no sólo en América Latine sino también en Europa.
En efecto, Francia tiene ahora estrechas relaciones con Cuba. Creo que fui el primer alto responsable político en viajar a La Habana en visita oficial. Fue en enero de 2013 cuando era entonces presidente del Senado. Era la primera visita desde la de Claude Chesson, ministro de Relaciones Exteriores de François Mitterrand, en 1983. Imagínese el tiempo necesario para reanudar lazos sólidos con este país. Desde entonces, hubo otros viajes importantes. Laurent Fabius, entonces canciller, realizó una visita a Cuba en mayo de 2014. Entonces, Estados Unidos, frente a una realidad diferente, ha tenido que volver a evaluar su posición.
Barack Obama pronunció un bello discurso y rindió homenaje a quienes denuncian el embargo estadounidense desde hace muchos años. Hoy día, en términos de perspectiva política, la situación es completamente distinta.
SL: A pesar del acercamiento entre Washington y La Habana, las sanciones económicas siguen vigentes contra Cuba. ¿Cuál es su punto de vista al respecto?
JPB: Las sanciones contra Cuba constituyen un escándalo. Era el caso ayer y es el caso hoy día. Washington se dignó a sacar a Cuba de la lista de los países patrocinadores del terrorismo. Es un paso positivo. Espero que Estados Unidos no juegue un doble juego y que ponga fin definitivamente a esta política hostil.
Hasta hoy Barack Obama no ha podido conseguir del Congreso que levante las sanciones contra Cuba. Esta situación es incomprensible en una época en que todas las partes hacen esfuerzos para resolver un diferendo que dura desde hace más de medio siglo y cuando los cubanos se han mostrado tan receptivos.
Me siento indignado cuando veo las consecuencias de las sanciones económicas sobre este país, sobre la vida de los cubanos de la isla, sobre los cubanos que viven en todas partes del mundo y que padecen medidas de retorsión por la aplicación extraterritorial de las distintas leyes adoptadas contra Cuba. Incluso he visto que organismos bancarios podían prohibir la compra de un libro sobre Fidel Castro en Quebec. Yo podría multiplicar los ejemplos que ilustran el carácter injusto de estas sanciones. Estados Unidos, si desea presentarse como un país que respeta los derechos humanos, debería acabar con esto.
Imaginar que se va a derrocar a un gobierno haciendo padecer hambre a un pueblo es a la vez inmoral, estúpido y completamente ineficaz.
SL: Las sanciones económicas también afectaron a los intereses franceses.
JPB: BNP-Paribas fue sancionada injustamente aunque respetó escrupulosamente la ley francesa, la legislación europea y el derecho internacional. Otra empresa, Pernod-Ricard, que está presente en Cuba desde hace décadas, ha tenido que enfrentar numerosas dificultades por la aplicación extraterritorial de las sanciones económicas.
SL: En mayo de 2015, el presidente de la República François Hollande realizó un viaje histórico a Cuba. ¿Qué representa esta visita y qué mensaje llevó a la isla?
JPB: El viaje de François Hollande a Cuba es la expresión de su gran interés por América Latina. El presidente de la República siempre ha tenido una conexión muy fuerte con este continente. Así, a principios de los años 1980, François Mitterrand le encargó de subsanar las cuentas de la Casa de América Latina de París. Desde este periodo, el presidente siempre ha seguido con mucha atención la evolución de esta región del mundo.
François Hollande insistió en el hecho de que había que tejer lazos sólidos con América Latina. Tenemos relaciones históricas y culturales desde hace mucho tiempo con América Latina y particularmente con Cuba. Este viaje a La Habana traduce la voluntad del presidente de la República de reforzar los lazos bilaterales entre nuestros dos países.
SL: Esta visita marcó un giro en las relaciones entre Cuba y Europa.
JPB: Con el viaje a Cuba, François Hollando indicó el camino a seguir a los demás dirigentes europeos, quienes también realizaron visitas oficiales a La Habana. Sólo los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI habían viajado a Cuba antes que presidente de la República. François Hollande es el primer jefe de Estado europeo en ir a Cuba en visita oficial desde Alfonso XIII, o sea desde hace más de un siglo.
Una fuerte amistad nos une a Cuba y somos felices de ver que las autoridades de la isla consideran a Francia como el interlocutor privilegiado. Este viaje concretiza de alguna manera la voluntad de presidente François Hollande de dar un nuevo impulso a las relaciones entre Francia y América Latina.
Los países de América Latina, todos, progresistas o conservadores, han considerado el viaje de François Hollande a Cuba como la ilustración del nuevo interés de Francia por este continente. Para los latinoamericanos, Cuba es considerada como un país que encarna la voluntad de independencia, de soberanía y de resistencia de los pueblos del Sur. Hay una verdadera admiración de los dirigentes latinoamericanos por el pueblo cubano y ello supera las orientaciones ideológicas.
SL: En febrero de 2016, con el viaje de Raúl Castro, por primera vez, un presidente cubano realizó una visita de Estado a Francia. ¿Qué simboliza este acontecimiento para las relaciones entre París y La Habana?
JPB: El viaje de François Hollande constituyó sin duda alguna un acontecimiento histórico. Del mismo modo, la visita del Presidente Raúl Castro tiene gran trascendencia. Fidel Castro vino varias veces a Francia pero nunca en visita oficial. Si la memoria no me falla, su último viaje tuvo lugar cuando los funerales de François Mitterrand.
Hace unos años, un viaje de Raúl Castro era poco probable. Hoy simboliza las nuevas relaciones entre nuestras dos naciones. Ver al presidente cubano responder favorablemente a una invitación de François Hollande constituye un acontecimiento que marcará la historia de nuestras relaciones bilaterales. Conviene recordar que Raúl Castro fue recibido en visita de Estado, es decir el más alto nivel de acogida que pueda reservarse a un dirigente extranjero.
SL: ¿Cuál fue el mensaje de Raúl Castro?
JPB: El presidente Raúl Castro recordó que Cuba era una nación en plena evolución que deseaba vivir con más prosperidad pues su pueblo lo merece. El sistema económico cubano se está abriendo más a las realidades del mundo de hoy. Hay, de acuerdo, un restablecimiento de las relaciones con Estados Unidos, pero Cuba aspira a reforzar sus lazos con Europa y, en primer lugar, con Francia. Somos un interlocutor privilegiado pues los cubanos confían en nosotros. Desde el viaje de François Hollande nuestras relaciones bilaterales son excelentes.
SL: Francia desempeñó un papel importante en la resolución de la deuda cubana con el Club de París.
JPB: Francia brindó todo su apoyo para la resolución equitativa del problema de la deuda cubana con los acreedores del Club de París. Un francés, Bruno Bézard, que era Director general del Tesoro, dirigía esta institución. Desplegamos todos nuestros esfuerzos para buscar una solución. Pocos creían en las posibilidades de éxito de estas negociaciones con La Habana pues muchos países son miembros del Club de París. Y no sólo naciones europeas, Japón y Australia también tienen una representación allí. No obstante hubo una fuerte voluntad por parte de Francia para lograr un acuerdo. Los cubanos apreciaron en su justo valor la implicación determinada del presidente de la República y nuestra perseverancia fue recompensada ya que se consiguió un acuerdo satisfactorio para todas las partes.
A título personal estoy muy satisfecho, pues hemos convertido una parte de la deuda de Francia en inversión y cooperación en Cuba. Los fondos se destinarán a acciones de desarrollo.
SL: De hecho la Agencia Francesa de Desarrollo abrirá pronto oficinas en La Habana.
JPB: Ello traduce la voluntad de François Hollande de reforzar los lazos de cooperación con Cuba. La Agencia Francesa de Desarrollo es una herramienta de cooperación de Francia a nivel internacional. El equipo ya está instalado en la capital cubana y ha lanzado el proceso de identificación de los proyectos que vamos a apoyar con la cooperación de nuestros amigos cubanos, sea a nivel técnico o de financiamiento. De esta manera contribuiremos al desarrollo de Cuba.
SL: ¿En qué sectores piensa Francia involucrarse en Cuba?
JPB: Francia no tiene una política arrogante con Cuba. No tenemos la pretensión de decirles a los cubanos lo que tienen que hacer. Nuestras relaciones se basan en el respeto mutuo, la igualdad soberana y la reciprocidad. Tenemos un papel de acompañamiento basado en una voluntad cubana.
Así, a nivel de las infraestructuras, Francia puede aportar una ayuda a Cuba. El sector energético es también una prioridad. La situación política y económica en Venezuela tiene un impacto importante en la economía cubana. También hay posibilidades de desarrollar muchos otros proyectos, sea en el campo fotovoltaico o en el tratamiento de las aguas servidas en ciudades como La Habana. En el sector del turismo, Francia también puede aportar su contribución ayudando a Cuba a dominar mejor su desarrollo en este campo.
SL: Cuba ha expresado su voluntad de desarrollar sus relaciones económicas y comerciales con el resto del mundo.
JPB: Cuba desea diversificar sus socios económicos y comerciales para evitar una dependencia como fue el caso durante cerca de treinta años con la Unión Soviética. Cuando cayó el Muro de Berlín y siguió el desmoronamiento del bloque del Este, la situación en Cuba fue terrible. La gente sufrió mucho en el Periodo Especial a principios de los años 1990.
Hoy los cubanos tienen la voluntad de tejer lazos con varios socios en el mundo y cuentan con nosotros para ayudarlos a conservar su independencia de Estados Unidos. Con su presencia en Cuba, Francia contribuirá a limitar la dependencia de la isla de las demás grandes potencias.
SL: Cuba y Francia han hecho del desarrollo sostenible una prioridad.
JPB: En cuanto a las cuestiones medioambientales, preconizamos como Cuba el desarrollo de un crecimiento verde. Cuba tiene una gran conciencia de los temas vinculados a la preservación del planeta. Fidel Castro siempre ha mostrado una sensibilidad hacia estas problemáticas. Desde siempre, en las escuelas cubanas, se ha explicado hasta qué punto la tierra es un bien común y precioso. Hay que reconocer a Fidel Castro esta conciencia anticipadora. Es un precursor en este campo. Recuerdo que durante nuestro encuentro, en compañía del presidente François Hollande, insistió mucho en este tema. Ello muestra que no sólo ha conservado conciencia y lucidez sino también las mismas preocupaciones por las cuestiones vitales.
SL: ¿Qué papel desempeñó Cuba en la COP 21?
JPB: La Habana desempeñó un papel fundamental para el éxito de la COP 21. Cuba tiene amplia conciencia de los efectos desastrosos del cambio climático sobre los países del Sur. Raúl Castro informó al presidente Hollande de que Cuba brindaría su concurso para que la COP 21 fuera un éxito y cumplió su palabra desempeñando un papel de facilitador con países de América Latina. Estas naciones tenían preguntas legítimas, como la responsabilidad de los países desarrollados en la explotación a ultranza de la naturaleza. Pero todos entendieron que esta Cumbre representaba la última oportunidad contra el cambio climático.
SL: Pasemos a otro tema. Cienfuegos fue fundada por franceses. ¿Cuándo abriremos una antena de la Alianza Francesa en esta ciudad?
JPB: Es una excelente idea y le propongo que se la someta al presidente de la Alianza Francesa. Antes de llamarse Cienfuegos, esta localidad se llamaba Bordeaux-ville. Está cercana a Trinidad. Tenemos las más bellas Alianzas Francesas en Cuba, en Santiago pero sobre todo en la capital. Las autoridades cubanas nos han entregado la sede del palacio Gómez de La Habana y es un lugar maravilloso. Cada año, cerca de 10.000 jóvenes cubanos aprenden el francés y es algo extraordinario. Sería fabuloso, en efecto, que la ciudad más francesa de Cuba, se beneficiara de una Alianza.
SL: Hablemos ahora de las relaciones entre Cuba y la Unión Europea. La Posición Común, en vigor desde 1996, constituye hoy el principal obstáculo a la normalización de las relaciones entre Bruselas y La Habana. ¿Cuál es su opinión al respecto?
JPB: Desde hace unos años hay conversaciones bilaterales y creo que se han eliminado muchas de las medidas adoptadas contra Cuba. Para Francia, esta Posición Común ya no tiene sentido. Fue adoptada por iniciativa de José María Aznar en su tiempo por razones muy ideológicas. Los europeos no midieron el alcance de semejante decisión y delegaron el tema a los españoles. Fue un error.
Votamos cada año contra el embargo estadounidense en la Asamblea General de Naciones Unidas. Debemos ser lógicos y proceder a la abrogación de la Posición Común. Francia aboga en este sentido y lo saben muy bien nuestros amigos cubanos.
SL: ¿Qué mirada tiene sobre Fidel Castro?
JPB: Conocí a Fidel Castro durante la visita oficial del presidente de la República. Lo sigo desde mi más temprana edad por mi pasión por la historia de América Latina y el Caribe.
Fidel tiene una parte de luz, de sol y una parte de sombra. Eso pasa con cualquier persona. En cierta época de la historia yo habría emitido una opinión más severa sobre Fidel Castro. Por otra parte, Cuba ha estado confrontada a inmensas dificultades. Conozco Cuba y a las mujeres y hombres de este país. Hay un profundo respeto en la población por Fidel Castro. La única crítica que surge regularmente tiene que ver con su edad, el peso de su generación en la Cuba de hoy. Pero creo que sobre este punto es como nosotros, y es imposible luchar contra les leyes de la naturaleza.
El juicio de la historia se hará más tarde y entonces será tiempo de hacer un balance de su vida. Por mi parte sé que se trata de un hombre de una gran inteligencia que ha devuelto una verdadera dignidad a su país y a su pueblo. Es, en la continuidad de José Martí, el apóstol de la independencia y la soberanía cubanas. Cuando nos reunimos con él me impactó su lucidez. Es un hombre que se acerca al fin de su vida y que tiene una mirada apaciguada sobre su acción y sobre el mundo.
SL: ¿Qué representa Cuba para usted?
JPB: Para mí Cuba es el símbolo de la valentía de un pueblo que ha sabido resistir frente a fuerzas inmensamente más poderosas. Esta capacidad y esta valentía son las de las mujeres y los hombres de Cuba y de quienes han sabido federarlos y unirlos. Todo ello suscita cierta admiración. Yo amo este país porque cuando uno ama la historia, cuando uno ama la política, cuando uno ama la cultura, cuando uno ama la música, sólo puede amar a Cuba.
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*Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula Cuba, ¡palabra a la defensa!, Hondarribia, Editorial Hiru, 2016.
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