Si hubo alguien, en su tiempo, que captó la valía de la persona y la obra de Teresa de Jesús fue, sin duda, Jerónimo Gracián, amigo, consejero y, a la vez, discípulo de la mística abulense.
Ahora que estamos a punto de celebrar los 50 años de la proclamación de Teresa como doctora de la Iglesia universal, es de justicia recordar que, desde el inicio, Gracián fue un defensor a ultranza del derecho de las mujeres a escribir y a enseñar.
La revista Monte Carmelo, en su volumen 78 (1970) dedicado al Doctorado teresiano, contiene un artículo del P. Ildefonso Moriones que se titula “Un precursor del Doctorado teresiano: Jerónimo Gracián de la Madre de Dios” (pp. 131- 142). Hoy, 21 de septiembre, día en que recordamos la muerte en 1614 del ilustre carmelita, expulsado de la Orden y exiliado, queremos publicarlo en este blog para conocer mejor su pensamiento sobre este tema, tan conectado con el Doctorado.
Recordemos también que el P. Moriones ha dedicado este año un libro a Gracián, titulado: Jerónimo Gracián de la Madre de Dios (1545-1614), En la escuela de Santa Teresa y de la vida, del que también nos hicimos eco en el blog.
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