En una sociedad, la norteamericana, y como no, la británica, de los años 50, jugarse una carrera de la manera en la que lo hizo Lewis con la suya, es cuanto menos, arriesgado. Suicida, autodestructivo, tarado o cortito, son sólo algunos de los apelativos con los que se ha machacado al Killer a lo largo de la historia. Sinceramente no creo que fuese para tanto. No es tarea de este blog juzgar los comportamientos de sus protagonistas más allá de su música. Pero es cierto que el matrimonio secreto de Jerry Lee Lewis con Myra Brown, una chica de 13 años, hija de su bajista y primo J.W. Brown, y su exposición pública a los ojos de la carroñera prensa británica, tuvo consecuencias fatales en la carrera musical del genio de Louisiana. Además Lewis aún no se había divorciado de su anterior esposa.Aquel tipo de relación, no tan extraña en los estados del sur de Estados Unidos, escandalizó a los moralistas hijos de la Gran Bretaña y terminó con Jerry Lee Lewis saliendo rápidamente del país antes de que le deportasen.
El escándalo afectó notoriamente a la carrera y la popularidad de Lewis. A su vuelta a Estados Unidos el Killer se encontró con un trato igual de rancio que en Inglaterra. Su música fue prohibida en la mayoría de emisoras de radio de todo el país, su cotización bajó desde los 10.000 hasta los 250 dólares por noche, hubo quema de discos y se convirtió en una especie de apestado. El éxito inicial de "High School Confidential" quedó en el recuerdo y aquel excelente sencillo se llenó de polvo en la estanterías de las tiendas de discos.
Sam Phillips iba a tratar de remediar aquella situación, pero tal vez ya era demasiado tarde.
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