Las rosas estaban soñando en la lira, tejen las encinas oros de leyendas, y entre la tristeza viril de los robles dicen los enebros temores de aldea. Federico García Lorca
Todo empezó por amor, como siempre. Nos enamoramos de un hilo de oro, como el otro día nos contaba Juan deMairena. Un Royal Silk Doradode Katia que nos hizo enloquecer. Todo empezó el 30 de diciembre de 2015 cuando regresamos a casa con un alijo de oro. Ahí empezó todo. Esa lana mágica era para tejer nuestro primer jersey con agujas circulares. Así que empezamos el 2016 con el reto puesto, con la mirada fija en un objetivo sin plazos. Sin medir tiempo, ni límites, con trabajo de por medio y mucha guerrilla por la que ilusionarse.
En este proceso nos ha ayudado un patrón que ha sido nuestro indicador. Digo esto porque no cumplimos ni sus medidas, ni sus puntos, ni siquiera los calados de Sarah son los mismos. Pero hemos aprendido con este Lovely & Blue de Drops cómo tejer un jersey en circular. Así que quedará en nuestra memoria. Tal fue mi amor por esta plata rubia que decidí que no debía tener nada más que ella misma. No quise tejer ningún calado, nada le hacía falta para brillar. Sarah se animó con ellos y, como siempre, magia de sus manos.
Durante esta andadura se ha escuchado en nuestros hogares el cuchicheo de las agujas, que diría Rosa Chacel. Y es que es cierto que cuchichean y nos guían y cuentan las vueltas con nosotras. Ha sido una labor apasionante. Ver crecer el jersey en una pieza. Que de pasada en pasada iba siendo él en un todo.
Como siempre tejer con esta mujer relaja el alma. Elegir labor con Sarah es como recibir del doctor un bálsamo para los nervios. Ella, con su firmeza, su entereza, su madurez, guía el camino. Así, solo así, la labor avanza, la amistad se reconforta. ¡Todo es posible si ella está!
Han pasado muchos meses desde que empezamos. Acabar, dos personas inquietas como nosotras, un jersey en pleno agosto, ha hecho que no podamos aguantar para la sesión de fotos. Así que nos fuimos al lago de Cellers. Trípode, cámara, jerséis y paciencia a cuestas. Nos faltó un ventilador o un buen abanicador, dicho sea de paso. Dos horas bajo el sol, a unos cuarenta grados y con jersey de lana… ¡que se rían de los superhéroes! Sí, somos tejedoras. Sí, somos heroínas. Porque terminamos la labor, porque no se nos ve ni sudar, porque fue una tarde para no olvidar y porque no caímos al lago en nuestros saltos. Por todo eso y más.
Y se acabó, como decía Lorcay os he dejado arriba en un día especial como hoy. Hemos sido como las encinas y hemos tejido leyenda. Una leyenda de oro que se ha llevado la tristeza de los robles y el temor de las aldeas.