MI PUNTO DE VISTA A UNA ENCUESTA REALIZADA A HISTORIADORES EN EL AÑO 2000
Desde el punto de vista de un salmantino historiador con 40 años de vida, 12 de los cuales los ha vivido como voluntario en Perú, no cabe la menor duda: Jesús de Nazaret. Y lo afirmo, basándome en el testimonio de un delicioso librito, Introducción a la historia (México 1957) M. Bloch, padre de la escuela de los Anales: "es innegable que siempre nos parecerá que una ciencia tiene algo de incompleto si no nos ayuda, tarde o temprano, a vivir mejor... El objeto de la historia es esencialmente el hombre, mejor dicho, los hombres en el tiempo. La cuestión no es saber si Jesús fue crucificado y luego resucitó; lo que se trata de comprender es por qué tantos hombres creen en la Crucifixión y en la Resurrección"(p.29. Efectivamente, veinte siglos después en que Jesús preguntase a sus discípulos "¿Quién dice la gente que soy yo?" no hemos terminado de responder. Sin embargo, como diría José Luis Martín Descalzo la historia sigue girando en torno a aquel hombre, antes o después de Él. Media humanidad, cuando se pregunta por sus creencias, sigue usando su nombre para denominarse.
Dos mil años después de su vida y su muerte, se siguen escribiendo cada año más de mil volúmenes sobre su persona y su doctrina. Su historia ha servido como inspiración para, al menos, la mitad de todo el arte que ha producido el mundo desde que Él vino a la tierra. Y, cada año, decenas de miles de hombres y mujeres dejan todo -su familia, sus costumbres, tal vez hasta su patria- para seguirle enteramente, como aquellos doce primeros amigos. Cada año, cientos de miles de personas se empeñan en vivir su mensaje-testamento: "Amaos los unos a los otros como Yo os he amado". Y Él amó, sirviendo de modo efectivo, hasta dar la última gota de su sangre hasta el extremo, con el fin de que el ser humano cobrase vida y construyese un mundo mejor. Todo el misterio del ser humano (desde Mahoma hasta Juan Pablo II; pasando por Pericles, Julio César, Colón, Goya, Darwin, Einstein ...) sólo se esclarece a la luz de Jesús de Nazaret
José Antonio Benito