Revista Opinión
autor: blog Agua Viva
Hoy ha sido publicada la noticia de un hombre en Irán al que le aplicarán la "ley de Talión". Majid Movahedi al enterarse que la mujer que amaba deseaba casarse con otro hombre, decidió que debía desfigurarle la cara con ácido para que el novio desistiera de casarse con ella. Y lo hizo. Ahora un tribunal ha decidido que este hombre debe pagar y condenó al agresor a recibir diez gotas de la misma sustancia en cada ojo, lo que conocemos como el "ojo por ojo y diente por diente". Aunque me solidarizo con la víctima, que se llama Amaneh Bahrami, se engaña a sí misma cuando dice: “No es una cuestión de venganza. Quiero que sepa qué es lo que estoy sufriendo. Pero también quiero que sirva de ejemplo para que otras chicas no sufran el mismo martirio”, porque SI se trata de revancha.
La ley del Talión históricamente constituye el primer intento por establecer una proporcionalidad entre el daño recibido en un crimen y el daño producido en el castigo, siendo así el primer límite a la venganza. En realidad se trató de un avance en moral porque de esa manera se logró controlar la venganza desproporcionada.
Para tener una idea más clara del alcance de dicha ley hay que buscar en el Código de Hammurabi (1792 a.C.):
La Ley 229 establecía que si un arquitecto construía una casa para otro, no la había hecho sólida, y si la casa construida se derrumbaba matando al propietario de la misma, el arquitecto sería muerto; dicho concepto se acentúa cuando se señala que (Ley. 230) si la casa se había derrumbado matando al hijo del propietario de la casa, se mataría al hijo del arquitecto.
Un siguiente nivel de penas consistía en la mutilación de una parte del cuerpo en proporción al daño causado. Por ejemplo la Ley 195 establecía que si un hijo había golpeado al padre, se le cortarían las manos; la 196 sostenía que si un hombre libre vaciaba el ojo de un hijo de otro hombre libre, se vaciaría su ojo en retorno; la Ley 197 ratificaba que si quebraba un hueso de un hombre, se quebraría el hueso del agresor.
Hasta que un día, en el sermón de la montaña, Jesús abolió la ley de Talión:
38 Ustedes han oído que se dijo: «Ojo por ojo y diente por diente.»
39 Pero yo les digo: No resistan al malvado. Antes bien, si alguien te golpea en la mejilla derecha, ofrécele también la otra.
40 Si alguien te hace un pleito por la camisa, entrégale también el manto.
41 Si alguien te obliga a llevarle la carga, llévasela el doble más lejos.
42 Da al que te pida, y al que espera de ti algo prestado, no le vuelvas la espalda.
43 Ustedes han oído que se dijo: «Amarás a tu prójimo y no harás amistad con tu enemigo.»
44 Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y recen por sus perseguidores,
45 para que así sean hijos de su Padre que está en los Cielos. Porque él hace brillar su sol sobre malos y buenos, y envía la lluvia sobre justos y pecadores.
46 Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué mérito tiene? También los cobradores de impuestos lo hacen.
47 Y si saludan sólo a sus amigos, ¿qué tiene de especial? También los paganos se comportan así.
48 Por su parte, sean ustedes perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está en el Cielo.
Han pasado dos mil años y como la mayoría de nosotros hemos escuchado esta enseñanza desde que eramos niños, no nos sorprende. Pero ¿se imaginan la conmoción que fue para aquellos hombres y mujeres que se regían por la ley del ojo por ojo y diente por diente? Si el arquitecto construía mal una casa, y al derrumbarse por un sismo el propietario moría, el arquitecto también debía morir.
El mensaje de Jesucristo fue una verdadera revolución. La sed de venganza o revancha es aplacada por el mensaje de Cristo ¿se imaginan cuántos crímenes se han evitado en el mundo gracias al cristianismo?
Sin embargo Richard Dawkins dice: "Imaginen un mundo sin religión" (parafraseando la canción "Imagine" de John Lennon). Las otras religiones no las voy a defender, al cristianismo sí, y si Dawkins aboga por la supresión de la religión a nivel mundial, entonces, si son honestos, tendrían que regresar a la ley del talión, a la ley del ojo por ojo, porque fue Jesucristo quien la abolió y en su lugar impuso el amor a los enemigos y sería de un gran cinismo beneficiarse de este avance en moral negando a su autor y promotor.
¿Amar a los enemigos? ¿amar a quien te calumnia? ¿amar al que te persigue? ¿amar al que te odia? sólo Dios podía exigir un cambio tan radical porque El es Amor y fuente.