En la última edición del Festival de Cine Europeo de Sevilla, Jim Sheridan recibió el Giraldillo de Honor como reconocimiento a su trayectoria y a su mirada profundamente humana sobre los conflictos sociales y políticos del mundo en general, y de Irlanda en particular. Durante el certamen, presentó su última obra, Recreación de un asesinato, codirigida junto a David Merriman, una audaz mezcla de ficción y docudrama que imagina el juicio que nunca tuvo lugar en el caso real de Ian Bailey y el asesinato de Sophie Toscan du Plantier. La película se estrenará en España el 23 de enero de 2026, ofreciendo una reflexión sobre justicia, verdad y las incertidumbres que rodean uno de los crímenes más mediáticos de la historia reciente. Hablamos con el director irlandés sobre sus convicciones políticas, su viaje a Hollywood y los nuevos nombres del cine irlandés.
Recreación de un asesinato reimagina el caso de Ian Bailey como un juicio con jurado que en realidad nunca tuvo lugar. ¿Qué le llevó a este enfoque tan particular de mezclar elementos documentales con una reconstrucción de ficción y cómo manejó las complejidades éticas de dramatizar un asunto legal real y aún abierto?
Creo que es probablemente la primera vez que se recrea un caso real en una sala de jurado que nunca existió. No recuerdo otra situación en la que se haya recreado de verdad a un mártir real. Sidney Lumet hizo una película genial, Doce hombres sin piedad, que es brillante y fascinante, seguramente su mejor trabajo, muy controlado, con una interpretación increíble de Henry Fonda. Y lo máximo que yo podía hacer era acercarme a esa imagen. Pero la ventaja de trabajar con una persona real era que el público sabía perfectamente quién era el acusado, y eso no pasaba en la película de Lumet, donde al acusado solo lo ves un momento y es más una abstracción.
Eso me daba una ventaja, pero también una desventaja, porque no tenía el tiempo que tuvo Lumet, que además era un genio con la cámara. En Francia hubo un juicio en el que declararon a Ian Bailey culpable, pero nunca fue juzgado en Irlanda, y eso plantea muchas preguntas sobre la jurisdicción europea: si estamos en una situación en la que los franceses no nos permiten entrevistar a gente en Francia, juzgan a un inglés que vive en Irlanda, lo declaran culpable y esperan que vaya voluntariamente, ¿estamos locos o qué? ¿Qué es Europa entonces? Los británicos se fueron de Europa con el Brexit, en mi opinión una decisión desastrosa, en parte por temas legales: ellos cuestionaron quién controla el Tribunal Europeo, qué sistema se aplica, si seguimos aplicando un derecho napoleónico o un derecho común… En Irlanda se aplica el llamado derecho común heredado de los británicos, que tiene muchos problemas, igual que el derecho napoleónico. Pero no me gusta nada la idea de que puedan negarse a que la policía irlandesa vaya allí y hable con la gente en Francia. Me parece muy mal, y me gustaría que respondieran a unas cuantas preguntas.
Hemos llegado a un punto en el que ya no podemos creer ni lo que vemos. Una imagen no vale nada.
Jim Sheridan, director de Recración de un asesinato
La película aborda temas de justicia, prejuicio y duda razonable para reflejar las complejidades modernas no solo de este caso, sino de la sociedad actual. También se habla de noticias falsas y de cómo un grupo de personas puede ver la realidad de maneras distintas partiendo de los mismos hechos. ¿Qué es lo que más le preocupa de todo esto?
Las fake news, por lo que yo veo, son una especie de invento de la extrema derecha. La expresión pretende decir que las noticias falsas están en la prensa liberal. Cuando la gente oye la palabra noticias, creo que aún piensa en el papel, en lo impreso, pero ahora hemos llegado a un punto en el que ya no podemos creer ni lo que vemos. Antes se decía que una imagen valía más que mil palabras; ahora esa imagen no vale nada. Hubo un cambio enorme cuando pasamos del celuloide al digital. Antes tenías 24 fotogramas por segundo, los fotogramas pasaban por la lente y el proyector llenaba buena parte de la pantalla, y aunque sabíamos que lo que veíamos era ficción, creíamos que aquello había sucedido de verdad dentro de la lógica de la película. Con lo digital se renunció al soporte físico y se sustituyó por píxeles, que forman una superficie sin marco que se puede manipular. Al principio los cambios eran sobre todo de color o tono, pero cuando el cine se volvió completamente digital se pudo modificar absolutamente todo, y en ese momento el espectador deja de plantearse si cree o no lo que ve: sabe que no es creíble, que Spider‑Man no vuela, que Superman no vuela.
Cuando el público entra en esa lógica, lo que quiere ver es lo increíble, y la creencia desaparece del cine para ser sustituida por lo inverosímil. El problema es que eso lo contamina todo. Hemos llegado a una situación donde sucesos políticos, como el asalto al Capitolio del 6 de enero, del que hay imágenes, se siguen cuestionando y aun hay gente intentando convencernos de que es algo que no ocurrió. Vivimos en un mundo de posverdad y no está nada claro cómo recuperar la confianza ni cómo saber qué estás viendo. Por eso estoy tan obsesionado con la verdad y con una especie de realidad documental: hay más hechos que nunca, pero también más dudas. Eso, a la vez, revela algo que el cine casi nunca ha pensado de verdad, que es la cuestión de la creencia. Nos tenemos que olvidar de la narrativa clásica, de la mitología, de la estructura en tres actos o de Joseph Campbell y El héroe de las mil caras; todo eso está bien como forma de pensar cierto tipo de películas, pero no llega al lugar donde la gente ha vivido durante miles de años, que es la creencia. Vivían en la creencia: creencias religiosas proyectadas, como los católicos creen una cosa, los protestantes otra, los musulmanes otra y los judíos otra. Son sistemas de creencias distintos, y en ese sentido una película es un sistema de creencias proyectado en la pantalla.
El reparto encarna una deliberación del jurado con un peso dramático muy fuerte, y usted mismo interpreta al presidente de ese jurado. ¿Por qué decidió aparecer físicamente en la película y cómo fue tu trabajo con los actores?
Sentía que tenía que jugarme el pellejo. Era un proyecto en el que realmente no quería equivocarme, porque sabía que se le iban a hacer muchas preguntas: si era un hecho, si era ficción, si era una recreación. Piensa en la idea de recreación: imagina que estoy recreando ahora nuestra entrevista y que, al final de la conversación, tú me asesinas. Para reconstruir eso tendría que poner la cámara a tu espalda y asegurarme de no ver tu cara, porque si la veo estoy diciendo que tú cometiste el asesinato.
Durante mucho tiempo, las recreaciones y los documentales han sido casi contradictorios: imágenes que parecen pruebas visuales, pero en las que no puedes confiar del todo, porque te dicen dos cosas a la vez: que es la recreación de algo verdadero, pero que a la vez no es verdad. Yo quería hacer una recreación más verdadera, más cercana a una reconstrucción real en la que se pudieran ver las caras. Eso implicaba meter a personas reales ahí dentro, interrogar los hechos con ellos y mostrar cómo cada uno analiza esos mismos hechos desde su propio sistema de creencias.
Ha viajado desde sus primeras películas en Irlanda hasta Hollywood intentando hacer un tipo de cine distinto. ¿Cómo fue la lucha de pasar de ese cine más social de Irlanda a un cine más orientado al género en Hollywood?
¡Hollywood, qué lugar! (Ríe) Creo que me han hecho esa pregunta antes y probablemente he intentado esquivarla, pero voy a contestártela: la verdad difícil fue que se me había acabado el camino en Irlanda, que ya había hecho las películas que podía hacer allí. Así que surgió la oportunidad de dirigir a actores de renombre, me convertí en alguien conocido y podía ganar más dinero en América. Así que sí, lo reconozco, cogí el dinero una o dos veces. Y creo que eso, en cierto nivel, afectó a la manera en que la gente me percibía. No sé si fue un crimen exactamente, pero sí que rompió un poco el sistema de creencias que existe en Europa. Creo que mis películas irlandesas son más como radiografías, mientras que las americanas se convirtieron un poco más en simulacros. Hasta que me di cuenta de que no podía… Por mucho que intentara llegar lo más lejos que podía física y mentalmente, no conseguía estar tan cerca en las películas americana como lo estaba en mis películas irlandesas. Espero que mi respuesta tenga sentido (Ríe).
Mis películas irlandesas son más como radiografías, mientras que las americanas se convirtieron un poco más en simulacros.
Jim Sheridan, director de Recración de un asesinato
¿Está en contacto con películas como The Quiet Girl (Colm Bairéad, 2022) y Kneecap (Rich Peppiatt, 2024) de jóvenes cineastas que representan este nuevo cine irlandés?
Sí, por supuesto. Cuando nominaron a The Quiet Girl al Óscar a mejor película en habla no inglesa fui a Hollywood para apoyar al director, y me encantó que fuera en irlandés y que fuera un éxito tan grande. Al igual que Kneecap, que también está en gaélico. De hecho, cuando juzgaron a los componentes de Kneecap en Londres, fui al juicio para apoyarlos. Así que no es solo que los conozca, sino que los apoyo activamente y hago cuanto puedo por ellos.
Esta mañana tuve el desgraciado honor de escuchar a un joven hablando sobre Get Rich or Die Trying, una película que hice con 50 Cent, la primera que hice solo por el dinero. Y me dijo que es la mejor película de rap que se ha hecho. Le pregunté: «¿La prefieres a la película de Eminem? ¿Y qué pasa con Straight Outta Compton?», me dijo que también la prefería a esa. Pero también me dijo que no es tan buena como Kneecap. Por mucho que yo haya hecho Get Rich or Die Trying, definitivamente no tiene la fuerza y el carisma de Kneecap. (Ríe). Así que creo que Kneecap es una película muy interesante, y son gente muy interesante. Los irlandeses se lo toman todo muy a pecho y van con el corazón en un puño. En la actualidad siento como si algo estuviera explotando desde la cultura donde algunos jóvenes están diciendo «que se jodan» al sistema. Los adoro, de verdad los adoro.
Recreación de un asesinato (Jim Sheridan & David Merriman, 2025)
Entrevista a Jim Sheridan realizada el 12 de noviembre de 2025 dentro del Festival de Cine Europeo de Sevilla por Paco Casado. Editada para aportar claridad.
Fotografías: María Guerra
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