Dos millones de pasajeros diarios del Metro de Madrid son rehenes de un grupo de sindicalistas que atemorizan a sus compañeros y organizan frecuentes huelgas salvajes que paralizan la ciudad.
Recuerdan a Jimmy Hoffa y la “hermandad” de camioneros estadounidenses que podían provocar hambre en una ciudad bloqueando la llegada de alimentos.
La próxima semana los alumnos de Hoffa harán huelga para dañar la visita del Comité Olímpico Internacional (COI) que elegirá la sede de los JJ.OO. de 2020, por los que Madrid compite con Tokio y Estambul.
Los Juegos de 2012 le generaron a Londres 16.300 millones de euros de beneficio, casi el triple de la deuda actual de la Comunidad madrileña, y crearon 12.000 puestos de trabajo permanentes.
El Metro es una empresa pública deficitaria: los viajeros sólo pagan el 40 por ciento del valor de los billetes; el 60 restante está subvencionado por la Comunidad y el Estado.
Aún en esta crisis, sus 7.000 trabajadores tienen salarios medios crecientes, ahora de 2.700 euros mensuales, jornada reducida, ayudas a la vivienda y estudios, y la familia hereda los empleos, viejos privilegios franquistas.
Mantenidos porque ante cualquier discrepancia el poder sindical intimidatorio paraliza la ciudad.
Madrid dispone de uno de los mejores y más modernos suburbanos del mundo, con 293 kilómetros y 276 estaciones para sus 3,5 millones de habitantes.
El buen funcionamiento de la red londinense, con 274 estaciones y 408 kilómetros para sus 8,2 millones de habitantes, facilitó la concesión de los JJ.OO.
Barcelona sabe lo que es la prosperidad que trae el olimpismo, pero Madrid puede perderla por las exigencias de la mafia sindical dominante.
Desaparecido misteriosamente en 1975, el mafioso Hoffa quizás se esconda entre los radicales del Metro madrileño matando la esperanza de trabajar de decenas de millares de desempleados.
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SALAS Hoy no puedo evitar la reproducción, como hago cuantas veces es conveniente, de esta genialidad.
Puzzle Bobble
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Magical Cat Adventure