La lucha del pueblo norteamericano contra la discriminación racial, los derechos civiles y contra la guerra de Vietnam tuvo diversas personalidades de la política, el cine y las artes como figuras de primera línea. Entre estas figuras una de las más destacadas es la cantante Joan Báez.
Hoy con 69 años y más de treinta discos grabados en al menos ocho idiomas, viene realizando por Europa una serie de recitales donde reúne a decena de miles de admiradores. Joan Báez, nacida en Staten Island, Nueva York, en 1941, es considerada un magnífico ejemplo de artista comprometida con la realidad de su tiempo, mantenido su compromiso cívico y social. Con esta artista se confirma la frase 'once a hippie, always a hippie': quedaron atrás los tiempos del flower power y el folk politizado, pero los ideales de cambio a mejor, igualdad entre los seres humanos y justicia universal siguen vivos.
La voz de Báez sigue siendo firme a la hora de denunciar lo que, a su juicio, son abusos y errores. Sobre la participación de su país en la "pacificación" de Afganistán, ella ha dicho al diario El Mundo por estos días. "Obama se está equivocando". "Adoro a nuestro presidente, pero lo que está haciendo en Afganistán no es ayudar, sino invadirlo con 4.000 nuevos soldados. Esto es un segundo Vietnam, porque nunca se va a ganar ahí. Es una decisión equivocada. Obama puede hacerlo mejor, y desearía que volviera a ser el que fue".
Fuertemente arraigada al imaginario colectivo como la arquetípica cantante folk, protagonizó una extraordinaria revolución musical en los 60 y su legado hoy se percibe con la misma vigencia y poder de influencia. Báez comenzó su carrera en Boston, donde consiguió con apenas 18 años una gran repercusión gracias a su actuación en el Newport Folk Festival de 1959, el mismo en el que triunfó Bob Dylan años más tarde. Llegando a compartir simpatías con grandes voces del folk como Pete Seeger o Alan Lomax.
Entre 1962 y 1964 fue el rostro popular de la música folk, es la figura destacada de festivales y giras, cantando en actos políticos, entre los se recuerdan la marcha sobre Washington de 1963 por los derechos civiles.
Durante este periodo empezó a estudiar el trabajo de Bob Dylan y, paulatinamente, su repertorio se desplazó del material tradicional al socialmente comprometido, en consonancia con la emergente generación de artistas de los años sesenta. Su oposición a la intervención estadounidense en Vietnam, su lucha contra la discriminación racial y sexual y el apoyo constante al tercer mundo han tenido un claro reflejo en su música.
Caracterizada por una voz potente y aguda que mantiene casi intacta a pesar de los años, el repertorio de Joan Chandos Baéz abarca también lo puramente tradicional, el country y el pop-rock, sus compromisos cívicos y políticos en más de una oportunidad le costado la cárcel, marginamiento y reproches duros del sistema político norteamericano.
Al llegar a España el Consejo de Ministros del gobierno español al concederle la Orden de las Artes y las Letras de España señaló que Báez ha sido un referente que trasciende el ámbito musical para toda una generación de españoles defensores de la libertad política y la convivencia pacífica.
A continuación la entrevista del periodista
Jesús Miguel Marcos a Joan Baéz para el diario Publico es.
- Su generación soñó con cambiar el mundo. ¿Cambió algo?
- Sí y no. Se han producido cambios muy importantes para los que ya no hay marcha atrás, sobre todo en el terreno de los derechos civiles. Ha habido cambios milagrosos. Es un milagro que tengamos un presidente negro en EEUU. Era algo inimaginable hace 50 años. O la liberación del comunismo en Europa del Este hace 20 años. Que cayera el Muro de Berlín es otro milagro, fue algo extraordinario. Al mismo tiempo, el mundo está en riesgo como nunca antes lo había estado debido al calentamiento global. Es terriblemente peligroso. Debemos apreciar lo que tenemos y conservarlo para nuestros hijos.
- ¿Cómo ha evolucionado su pensamiento desde los sesenta hasta hoy?
- Es prácticamente el mismo. Mis puntos de vista políticos, espirituales y psicológicos se formaron cuando yo era muy pequeña, especialmente cuando leí el Diario de Ana Frank con 10 años. Me conmocionó que la protagonista fuera capaz de ver el bien en las personas y en el mundo, aún encontrándose en las peores condiciones humanas posibles. Luego conocí a Martin Luther King con 16 años, lo que tuvo un impacto tremendo en mí. Estas experiencias formaron mi pensamiento y mi forma de actuar y sentir en lo social y lo político. Siempre he pisado suelo firme en ese sentido.
- ¿Sigue viviendo la política de forma tan apasionada?
- Sí. Sin embargo, en estos momentos no estoy en las calles ni fundando asociaciones. Estoy aprendiendo a hacerme mayor. Tengo casi 70 años y la mayor parte de mi tiempo la dedico a estar con mi madre, que tiene 97 años, con mi hijo y mi nieto, que tiene seis. En los sesenta y los setenta pasé muy poco tiempo con mi familia.
- ¿Lo lamenta?
- En cierto sentido, sí. La cultura en la que vivimos ha olvidado cómo ser una familia, por eso le doy tanta importancia a mi momento actual. La gente me asocia con los movimientos por los derechos civiles y las campañas contra la guerra y la violencia, pero debo ser honesta y reconocer que mi prioridad ahora es aprender a reconocer lo importante que es la familia.
- ¿Necesitamos hoy más cantantes como Joan Baez?
- Puedes encontrar muchas tan buenas como yo (risas). Te refieres a cantantes que quieran decir algo, ¿no? Sí, las necesitamos. Esa pregunta tiene dos respuestas. Necesitamos belleza y arte, algo que desapareció en EEUU durante el Gobierno de Bush. No tenía ninguna sensibilidad por la música, el baile o el arte en general. En ese sentido, Obama y su mujer Michelle serán una ayuda a la hora de promover el arte. En lo que se refiere a los cambios sociales, se necesita compromiso. La música sin la acción no cambiará nada. Necesitas implicarte activamente para conseguir algo.
- La música con mensaje no se lleva en la actualidad. ¿Por qué?
- No lo sé. En los sesenta y los setenta hubo una explosión de arte y acción: los derechos civiles, Vietnam, Dylan y todos los cantautores que había a su alrededor, Woodstock Nada puede repetir eso. La gente espera otro Blowin in the wind, otro John Lennon, pero no ocurrirá. Tiene que pasar otra cosa distinta, pero todavía no sabemos lo que es.
- ¿Qué le parece el trabajo que hacen artistas como Bono en África?
- Creo que es un hombre que se está tomando en serio su trabajo. Es una de esas extrañas excepciones que te encuentras. Podría vivir el resto de sus días como una estrella del rock millonaria, pero se está tomando en serio su trabajo y su intención de cambiar las cosas. Yo le admiro porque utiliza su imaginación, su talento y su dinero para hacer cambios. Necesitamos más gente como Bono. Es brillante y comprometido.
- ¿Qué puede aprender la gente del documental sobre su vida, How sweet the sound?
- La gente que lo ha visto se acerca a mí por la calle y me dice: "No tenía ni idea de que hubiera estado implicada en tantas cosas". Pero además, y más importante, no tenían ni idea de toda la pobreza que hay en el sur del planeta, no tenían ni idea de que hay niños que son duramente maltratados, no tenían ni idea de las situaciones que se vivieron en Hanoi cuando caían las bombas Creo que eso les impactó y eso es bueno.
- ¿Cómo recuerda el día en que Martin Luther King pronunció el discurso del "Yo tengo un sueño"?
- Lo recuerdo de forma muy viva, aquel océano de gente... Hacía un calor terrible. Había algo en el ambiente que revelaba que estábamos viviendo un momento extraordinario en la historia, que quedaría en la conciencia del mundo entero.
- Dígame algo que aprendiera de Bob Dylan.
- Tuve la suerte de ver trabajar a un genio. En realidad, no trabaja. Es algo que viene hacia él, le atraviesa y sale hasta la página en blanco. Y además me encanta su último álbum de navidad. Y a mi madre también.
- ¿No le ha decepcionado Obama en su primer año de mandato?
- Sabía que Obama tomaría decisiones que no me gustarían. No me sorprende su política respecto a Afganistán, por ejemplo. Alguien le debería recordar que es un Premio Nobel de la Paz y tendría que reunirse una vez al mes con otros ganadores del mismo premio y escuchar sus consejos. Porque si escucha a los militares todos los días dándole consejos erróneos, no va a ganar en Afganistán. Va a perder millones de dólares y muchos jóvenes van a morir. Aún así, le considero un hombre de estado brillante e inteligente.
- Después de tantos años en la carretera, ¿aún disfruta las giras?
- Pues mira, más que hace 30 años. Ahora estoy mucho más relajada: tengo un buen autobús, buenos músicos, un buen manager Además, en los primeros años sentía un pánico enorme antes de subirme a un escenario.
- Pues no lo parece cuando uno ve las actuaciones
- Lo sé, lo sé, era buena disimulándolo (risas).
- ¿Qué opina de la música que aparece en las listas de éxitos hoy en día?
- La otra noche estuve viendo los Grammy y me parecieron increíblemente estúpidos. No podías oír la voz de Beyoncé en su primera actuación. Llamé a un amigo que conoce a gente en los Grammy y le dije: "Cuando esta chica vea su actuación en casa va a matar a alguien de la realización. La están viendo siete millones de personas y mira qué sonido". En todo caso, la música es muy mala, y no me avergüenza decirlo.
- ¿Sigue hablando de música con sus amigos?
- Sí, claro. Mi asistente es una enamorada de la ópera y el otro día me habló de Jonas Kaufmann, un nuevo tenor alemán. Le estuvimos comparando con Jussi Björling, el tenor sueco. Desde los ocho años, ha sido el cantante que más cerca he tenido del corazón
- ¿Cómo serán sus conciertos en España?
- Tenemos un repertorio básico preparado que luego cambiamos dependiendo del país donde actuamos. Intentaremos hacer algo en español y catalán. Y si estamos cansados de las canciones, las cambiamos por otras. Por supuesto, tocaremos las canciones que la gente quiere oír. Fuente: laondadigital.com