Miguel Almunia reclamaba a Blesa 35.000 o 45.000 euros para vivir en EE.UU
En similares términos a los de José María Aznar Botella, hijo de José María Aznar y Ana Botella, Miguel Almunia Candela, el hijo de Joaquín Almunia y Milagros Candela, conocida como “Mila”, imploraba así su “beca”, utilizando el plural familiar: “tenemos que demostrar que disponemos de fondos suficientes para pagar la matrícula y cubrir los costes de vida (lo cual implica, en total, demostrar que se poseen entre 50.000 y 60.000 dólares). Yo no tengo ni 60.000 ni 50.000 dólares. Pensaba que las becas de la Fundación Caja Madrid existían para ayudar a gente como yo. Fui un ingenuo”.
A pesar de la fortuna de sus padres, el hijo de Almunia estaba acostumbrado a vivir del erario público, pues no era la primera vez que recibía ayudas: antes recibió otras tres becas, según su padre: “Mi hijo tuvo que suspender un año sus estudios en Harvard y encontró un trabajo en Perú. Después volvió a conseguir una beca de otra institución –sin intervención alguna por mi parte– acabó gracias a ello su Master, consiguió otra beca para hacer un Doctorado, ahora es Doctor y profesor. No debe nada a nadie. Todo se lo ha ganado gracias a su esfuerzo y sin una sola gestión de su padre para favorecerle. Ni él ni yo lo hubiésemos aceptado”. La gorronería, cinismo y escasa vergüenza -sinónimos en español de “jeta” o “caradura”, la principal cualidad de la que hacen gala los actuales políticos españoles creyendo que los ciudadanos no la perciben o disimulándolo– salta a la vista.
Y es que, a pesar de que suba el paro en España hasta los 6 millones de personas, Joaquín Almunia, como el resto de los politicos españoles, ante el fracaso del INEM que controlan los sindicatos y los funcionarios, se ha convertido en una agencia de becas y colocación andante. Y ha empezado por su familia: Jadicha Candela, hermana de su mujer Milagros Candela, fue otra de ellas, según denuncian dos medios en internet.
“La conversión de Candela a la fe musulmana tuvo lugar en los años 70 y desde entonces había alternado su militancia política en el PSOE con otra militancia dentro del Islam español. De hecho, se desempeña como letrada en el grupo parlamentario socialista, dentro de las Comisiones de Infraestructuras y en la Mixta para la Igualdad de Oportunidades”, denunciaban El semanal digital y el foro gsmspain.com.
Joaquín Almunia, cuyo segundo apellido es Ammann, tiene una sobrina, precisamente la hija de su cuñada: se llama Yamila Pardo y fue la casera y abogada de los “suicidados” del 11-M. Según los agentes policiales que fueron apartados de la investigación, la cúpula policíal del Ministerio del Interior trató de ocultar esta conexión al propio juez y a la prensa. Los agentes creen que se produjo por la pública amistad del entonces ministro, Alfredo Pérez Rubalcaba, con el propio Almunia, a quien beneficiaba este favor.
Los originales de las escrituras de la casa desaparecieron pero los agentes aseguran que constaba el nombre de Pardo Candela y que estas escrituras además no estaban registradas, lo que suponía un delito fiscal. Nadie del PSOE, PP, IU o los restantes partidos investigó si Almunia realizó tráfico de influencias con Rubalcaba para salvar a su sobrina del embrollo en el que se había metido, pero todo indica en que su ausencia en el juicio del 11-M, a pesar de estas pruebas tan claras, obedececió a esta maniobra.