Adquirir nuevos hábitos, pensamientos, emociones
Joe Dispenza, neurocientífico, doctor en quiropráctica y bioquímico, lleva años estudiando la plasticidad del cerebro. Sus experimentos se centran en la idea del poder de la mente: “cuando realmente cambias tu mente, hay cambios importantes en tu cuerpo y en tu vida”, afirma el doctor Dispenza.
Pero el pensamiento positivo no es suficiente: “hay que trabajar, entrar dentro de uno mismo y empezar a de-construir”, dice Dispenza. De otro modo, los recuerdos de episodios amargos vuelven a la vida y generan de nuevo las mismas sensaciones que provocaron cuando estaban ocurriendo de verdad. Es decir, el cuerpo cree que está viviendo en el pasado y genera las mismas hormonas y sustancias químicas que cuando se sintió estresado.
Así que, según el doctor Dispenza, no basta con solo el conocimiento: “para conseguir ser otro yo, es importante proponerse de verdad no ser la misma persona y adquirir nuevos hábitos, pensamientos, emociones”. Nuevas elecciones nos llevan a un nuevo comportamiento y ese nuevo comportamiento segrega nuevas sustancias a las que el cuerpo se habituará: ya habríamos llegado a lo que Dispenza llama “el río del cambio”. A eso, señala el neurocientífico: “se llama evolución”. A partir de ahí, nuestras realidades son infinitas, como el poder de nuestra mente para cambiar.
Meditación y conectividad
Dispenza forma parte del grupo cada vez mayor de científicos que se suman a subrayar la importancia de la meditación. Sea como fuere, un número creciente de ensayos científicos y trabajos experimentales examinan los efectos de la meditación en la salud, la morfología cerebral y la conectividad neuronal. Hace poco más de una década, se creía que las células cerebrales que morían no podían sustituirse tal y como ocurre con otras partes del cuerpo. Cuando una parte del cerebro era dañada, se pensaba que no había forma de restablecer las funciones que había perdido. En cambio hoy, se sabe que somos capaces de incluso crear capas de tejido cerebral en determinadas zonas de la corteza prefrontal. Esa capacidad aumenta visiblemente en las personas meditadoras. Queda mucho por explorar sobre el cerebro y la mente, pero los últimos descubrimientos prueban que meditar no sólo nos aleja de situaciones de estrés, sino que favorece la conectividad neuronal y la producción de enzimas relacionadas con la memoria y el aprendizaje.
El Dr. Joe Dispenza realiza un Curso Progresivo en Sitges este 25-27 de noviembre.