Revista España

Jofré de Loaisa, cuarto abad de Santander

Publicado el 27 octubre 2020 por Dpl71

Jofré de Loaisa, cuarto abad de Santander

Loaisa, Jofré de. ?, f. s. XIII – Toledo, 23.I.1308. Ayo de la reina Violante, esposa de Alfonso X de Castilla, cronista, notario real, arcediano.

Jofré de Loaisa era hijo de Jofré de Loaisa y de Jacometa, llegados a Castilla, concretamente a Valladolid, en 1246, desde Valencia formando parte del séquito de la futura reina de Castilla, Violante, esposa de Alfonso X. Se ignora si la madre de Jofré, Jacometa, procedía de Francia o si, por el contrario, había llegado a Aragón desde Hungría como dama de compañía de la reina Violante de Hungría. Se conoce mejor la ascendencia paterna; Jofré, oriundo de Valencia, estuvo al servicio del rey Jaime I de Aragón y pudo tomar parte en la conquista de Valencia en 1238. Del matrimonio nacieron varios hijos: Garcí Jofré de Loaisa, el primogénito; Jofré de Loaisa, Alfonso Jufré, Eva y Violante. El hermano mayor de Jofré se convirtió en un notable miembro de la Corte de Alfonso X, copero mayor del Monarca y adelantado mayor del reino de Murcia.

Se ignoran el lugar y la fecha del nacimiento de Jofré de Loaisa, si nació en Castilla o, por el contrario, durante la estancia de sus padres en Aragón. Desde muy niño fue educado para la vida eclesiástica, hecho habitual para los segundones en la sociedad medieval. Debió de cursar estudios en alguna afamada universidad, aunque se desconoce en cuál, llegando a alcanzar el grado de maestro.

En 1272 era abad de Santander, beneficio perteneciente al Obispado de Burgos, si bien no residía en la ciudad, pues todas las cargas fueron levantadas por el capiscol Pedro Fernández, que ejercía entonces como su vicario. A finales de 1276 su actividad dentro de la Corte de Alfonso X era bien distinta a las labores eclesiásticas desempeñadas hasta entonces. Daba comienzo su papel de diplomático al servicio de Castilla. Clérigo y hombre de confianza del Rey, tuvo en Londres el cometido de gestionar un acercamiento entre ambas casas reales, centrado en un apoyo mutuo, basado en los lazos de parentesco: la reina de Inglaterra era hermana de Alfonso X. Ésta fue la primera ocasión de ver actuar a Jofré en el plano diplomático. Pasados tres años, en 1279, el maestre Jofré de Loaisa fue nombrado notario real y clérigo al servicio del infante Sancho, hijo de Alfonso X y futuro Sancho IV. En ese mismo año volvió a Londres en una nueva embajada encargado de informar sobre los planes políticos de los monarcas de Castilla y Aragón, además de la propuesta matrimonial de Castilla. El servicio prestado a la Corona fue premiado con el arcedianato de Toledo en 1280. No obstante, la confirmación de la dignidad dentro del Cabildo catedralicio de la ciudad y sus beneficios fue para Jofré un proceso lento. El predecesor, Ramón de Peralta, murió entre 1276 y 1277, y el papado elegía para la sede vacante un clérigo portugués, Gil Martínez, deán de Lisboa y sobrino del papa Juan XXI. Al mismo tiempo, el mismo beneficio fue conferido canónicamente a Jofré por el arzobispo electo, Fernando Ruiz. Esta situación de doble elección de candidatos terminó en un largo pleito en Roma. Jofré no había sido aún confirmado y la Curia romana se negaba a hacerlos; por otra parte, el papa Nicolás III expedía una bula a favor de los derechos del candidato portugués en 1278. El pleito duró casi quince años. Mientras llegaba la solución definitiva, Jofré había viajado a Italia, puesto que en mayo de 1280, fecha de la promoción a la sede arzobispal de Toledo de Gonzalo Pétrez —García Gudiel—, estaba el futuro arcediano en Viterbo y en Roma para intentar una resolución favorable al problema. Allí coincidirá con Gonzalo, como sucedió en la Cancillería real, donde fueron notarios. La amistad de ambos supuso una colaboración eficaz en la sede toledana. De entonces fueron las reformas del clero diocesano llevadas a cabo en el Arzobispado durante la etapa del arzobispo Gonzalo Pétrez. Así, una de aquellas reformas fue la reducción del clero en todas las parroquias urbanas de Toledo, sin olvidar la adaptación de las rentas de los beneficios con el siempre importante remanente de los que eran amortizados por fallecimiento o bien por renuncia de los titulares. Una importante medida tomada por el arzobispo y cuya labor le encargó a Jofré. A él le fue encomendada igualmente la reforma del denominado “fecho de Coronados”, es decir, el ordenamiento que trataba de diferenciar la protección a unos u otros clérigos de las intromisiones que pudieran repercutir en ellos, bien por recaudación de los tributos o por las de la Justicia Civil. A estas arduas reformas del clero diocesano se sumaron la defensa y el mantenimiento del rito mozárabe a través de la enseñanza del clero parroquial mozárabe preparado en las escuelas.

La solución final al problema del arcedianato acaecía en la década de 1290. Fue un acuerdo económico que exigía Gil Martínez a cambio de su renuncia. La compensación era tan elevada que vino a dificultar el final del pleito, durante más de una década. La titularidad falló a favor del maestre Jofré de Loaisa, pero el acuerdo económico sólo terminó cuando el propio papa Nicolás IV encargó al cardenal diácono de San Adriano, Napoleón Orsini, una conclusión definitiva por medio de arbitraje, aceptado por los dos candidatos. La sentencia de arbitraje concluía la asignación al candidato toledano, pero con la obligación de indemnizar al candidato portugués con una suma que ascendía a 800 libras tornesas pagadas en tres plazos a lo largo de un año. Se ignora la fecha de la sentencia, pero los autores la sitúan entre 1290 y 1292. En febrero de 1293, se vio Jofré en la obligación de defender por encargo del arzobispo Gonzalo Pétrez la primacía del Arzobispado. Esta defensa tuvo que hacerla frente al arzobispo de Santiago de Compostela, Rodrigo González de León.

Todos aquellos viajes y labores correspondientes a su cargo no impidieron que el arcediano dedicase tiempo para escribir. Sus vivencias personales y el conocimiento del reinado de Alfonso X, Sancho IV y los inicios del de Fernando IV, sumado a sus largos viajes, le permitirían la redacción de la Crónica de los Reyes de Castilla de 1248 a 1305. La intención del arcediano era continuar la obra del arzobispo toledano Rodrigo Jiménez de Rada, De rebus Hispaniae. La obra que ha llegado hasta estos días no es su versión original en romance sino a través de una versión latina realizada por Armando de Cremona, racionero en la catedral de Toledo y canónigo de Córdoba, por expresa petición del propio autor. Se cree que colaboraría en la Escuela de Traductores de Alfonso X.

El 29 de noviembre de 1307 redactó su testamento en Toledo y allí sólo dos meses después falleció, el 23 de enero de 1308. Fue enterrado en el monasterio de Las Huelgas en Burgos.

Obras de ~: Crónica de los Reyes de Castilla (1248-1305), ed. de A. Morel-Fatio en Bibliothèque de l’Ecole des Chartes, 59 (1898), págs. 337-378 (ed., trad., intr. y notas de A. García Martínez, Crónica de los Reyes de Castilla Fernándo III, Alfonso X, Sancho IV y Fernándo I (1248-1305), Murcia, Academia Alfonso X el Sabio, 1982).

Bibl.: E. Flórez, Anales Toledanos, III, en España Sagrada, t. XXIII, Madrid, Pedro Marín, 1767, pág. 415; A. Morel- Fatio, “Introducción a la Crónica de los Reyes de Castilla, de Jofré de Loaisa”, en Bibliothèque de l’Ecole des Chartes, 59 (1898), págs. 325-336; A. Ballesteros Beretta, Alfonso X el Sabio, Barcelona, Salvat, 1963, págs. 553, 917 y 920-922; J. F. Rivera Recio, Los arzobispos de Toledo en la Baja Edad Media (siglos XII-XV), Toledo, Diputación Provincial, 1969; F. J. Hernández, “Noticias sobre Jofré de Loaisa y Fernán Martínez”, en Revista Canadiense de Estudios Hispánicos, vol. IV, n.º 3 (1980), págs. 281-309; R. Aubert (dir.), Dictionnaire d’Histoire et de Gèographiè Ecclesiastique, vol. XX, Paris, Letouzey et Ané, 1912-1971 (1984), págs. 547-548; R. Gonzálvez Ruiz, “El arcediano Jofré de Loaisa y el ‘fecho de Coronados’”, en Estudios en Homenaje a don Claudio Sánchez Albornoz en sus 90 años, vol. III, Buenos Aires, Instituto Historia de España, 1985, págs. 241-262; J. Goñi, “Loaysa, Jofré”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, Suplemento I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1987, pág. 432; R. Gonzálvez Ruiz, “El arcediano Jofré de Loaisa y las parroquias urbanas de Toledo en 1300”, en Historia Mozárabe, Toledo, Instituto de Estudios Visigótico-Mozárabes de San Eugenio, 1997, págs. 91-148; Hombres y libros de Toledo, Madrid, Fundación Ramón Areces, 1997.

Laura Canabal Rodríguez / http://dbe.rah.es

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